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Abracadabra de estética y sueños

Una nueva sede de la Universidad de Artemisa ha nacido entre el sonido de taladros y el de voces en las aulas, entre andamios y libros, juntos el esmerado afán de transformación y el empeño de aprendizaje

Autor:

Joel Mayor Lorán

Hubiera sido más sencillo pronunciar las palabras mágicas hace tres años, cuando comenzó la reparación del otrora politécnico República Popular Democrática de Yemen, a fin de convertirlo en un sitio acogedor para las facultades Pedagógica y de Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad de Artemisa (UA).

Lo cierto es que, a partir de finales de 2018, se desperezaron las fuerzas dormidas. Cada cierto tiempo, el miembro del Buró Político Roberto Morales Ojeda, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, acudía para saber de lo avanzado y destrabar cuanto entorpecía el avance de la obra, con cada uno de los involucrados… y con quienes debían situar los escurridizos recursos.

Comenzaba a invocarse un abracadabra de tesón y estética, de urgencia y sueños. Hacia allí trasladarían la facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas y, principalmente, la Pedagógica ubicada en Alquízar, para formar los recursos humanos encargados de conducir el desarrollo económico, político y social de la provincia.

Así transcurrieron los meses finales del curso escolar 2018-2019. Pasó también el verano. Y ya en septiembre del año académico actual el conjuro se repetía en boca de constructores y estudiantes, pues esta nueva sede de la Universidad nacía entre el sonido de taladros y el de voces en las aulas, entre andamios y libros, juntos el esmerado afán de transformación y el empeño de aprendizaje. La fecha señalada para la inauguración es el próximo día 12 de octubre. Mientras, revisten columnas, funden piezas metálicas y decoran con pincel y pintura.

Con aires de modernidad

Del sombrero de los investidos «magos» salen ya una bella cafetería, un pasillo «aéreo» con aires de modernidad, una entrada inspiradora… solo que el espectáculo se construye ahora con un fragor más intenso, día a día entre muchas manos, y sin otro truco que el empeño.

La nueva cafetería de veras invita, desde la bella madera de sus muebles y enchapes hasta las rejas y farolas. Dará gusto tomarse fotos en lugares como estos. Asimismo, donde antes hubo hierba y restos de un área deportiva, también «han hecho aparecer» nuevos tableros de baloncesto, y ocurre igual con el teatro, las taquillas, los ventanales…

Osdeny Bonne, jefe técnico de esta peculiar función, revela los últimos pormenores en sus manos, al momento de nuestra visita: sembrar plantas y regar tierra vegetal para completar las áreas verdes. «El docente, la residencia, la cocina comedor y el alumbrado están al ciento por ciento. Restan los detalles del pasillo central, el aéreo y la entrada, a cargo del Fondo Cubano de Bienes Culturales.

«¿La calidad del enchape? Depende en buena medida de la fuerza de trabajo, que no está calificada, y de la propia calidad de las losas. No obstante, se rectificó todo y quedó bastante bien», aseguró.

Muy frescas las nuevas aulas. Fotos: Otoniel Márquez

Desde luego, no hay éxito alguno si este abracadabra no deja al público deslumbrado. Mario Moreno, jefe del Grupo de Creación Angerona, perteneciente al Fondo Cubano de Bienes Culturales, alude a la marquesina y la señalética de la entrada, al enlace entre los edificios docente y residencial, con pérgolas y bancos enchapados, que aun sin terminar se vislumbra serán muy atractivos.

Más ambiente universitario

Milena Pérez y Diandra Cabrera, estudiantes de 4to. año de Sicopedagogía, coinciden en elogiar «las condiciones de la nueva instalación, mucho mejores que en la anterior ubicada en Alquízar: las aulas, los baños, el diseño…». Mientras Karina Rodríguez, alumna de 4to. año de Inglés, indica que pese a no estar terminada, la diferencia con respecto a la de Alquízar es total, y menciona también las taquillas con sus llaves.

Igual sucede a los profesores. Olga Lidia Palacios, de Introducción a los Estudios Linguísticos, asegura que hacía tiempo no percibía tanto esmero e intención en garantizar comodidad a discípulos y tutores. «Rebasó mis expectativas. Eso invita a prepararnos más; este esfuerzo hay que retribuirlo con buenas clases».

Geisha Valdés, del Departamento de Educación Especial, insiste en la necesidad de cuidar este regalo en sus manos. «De como lo vimos al comienzo a esto de ahora, casi ni lo creía». Quizá por eso, no le ha importado sortear los ruidos de martillos, sierras y taladros en medio de sus primeras clases. Y ya no suenan tanto ahora».

Desde luego, muchos se quejan del polvo y de cuanto ha tardado la obra, de los jejenes y de aún escribir en pizarra con tizas. Pero son los mismos que acudieron durante sus vacaciones a vaciar las áreas de escombros… y que siguen limpiando una y otra vez. Han participado del hechizo con su disposición para lograr el cambio.

La nueva cafetería. Fotos: Otoniel Márquez

«Quedará magnífica e, incluso, tendrá mayor ambiente universitario que la sede central», aseguran no pocos. Y Yorlien Velázquez, director de Informatización de la UA, afirma que allí ya disponen de lo que estaba en Alquízar, de conectividad y velocidad.

Mas, todavía el área de formación sigue habitada por pequeños buldóceres, en los pasillos coinciden hombres en botas y muchachos en tenis, el aire lleva sudores y sueños, hasta esa fecha que todos esperan sea definitiva. Entretanto, los artífices habrán de llenarse las manos de cemento y ganas, el único abracadabra verdaderamente mágico para tantos sueños.

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