Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuba somos todos

No se puede enfrentar un peligro como el nuevo coronavirus si no se está preparado, y si no se asume que una de las garantías del éxito está en halar parejo

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Cuba se prepara para enfrentar la propagación del nuevo coronavirus, afirman los diferentes reportes en los medios de comunicación del país tras ofrecerse conferencias de prensa, reuniones de análisis y declaraciones exclusivas de expertos en el tema, personal de la salud y directivos de entidades asociadas a las diferentes acciones del Plan para la Prevención y Control del nuevo coronavirus COVID-19 aprobado por el Gobierno.

Pero cabe preguntarse, ¿quién es Cuba? Es decir, ¿Quiénes son los que se preparan para enfrentar la propagación de esta enfermedad que se ha diseminado por 116 países, afectando a más de 52 000 personas?

Evidentemente la máxima dirección del país lidera la capacitación y cumplimiento del Plan, y los directivos en los diferentes niveles también asumen su supervisión. La industria nacional se encarga de la producción de los medicamentos que se requieren para el tratamiento de los contagiados y del hipoclorito que, según recomendaciones internacionales, puede emplearse en la desinfección de manos y superficies. Además, el personal de salud en los distintos niveles de atención se protege y se prepara para actuar según los protocolos establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

Pero, ¿hasta ahí llega Cuba? No, no puede ser. Es imposible pensar que la responsabilidad de enfrentar una pandemia como esta esté sobre los hombros de unos pocos que, aunque ocupan roles estratégicos, no son magos.

Cuba son ellos, claro, los decisores en sus respectivos ámbitos de acción, y de la voluntad gubernamental mucho depende la organización nacional y la política a seguir para evitar el caos, y por supuesto, un panorama similar al que se ha desarrollado en otros países.

Pero Cuba es también el maestro que en su aula le explica a sus alumnos la importancia de extremar las medidas higiénicas para controlar la expansión de este virus, y es la directora o director del centro de enseñanza que, además de ser parte del proceso de capacitación, le da seguimiento a lo que cada uno de los profesores debe hacer.

Cuba es el trabajador, jefe o no, que en su centro laboral le comenta a otros sobre las medidas para preservar la higiene del puesto de trabajo y se empeña en hacerlas comprender para que el colectivo se preocupe por cada uno.

Si decimos Cuba, es el periodista que escribe (como yo) para que otros (como usted) estén enterados de todo lo que concierne a la propagación de la enfermedad y sepa la mejor manera de actuar. Y es, además, su familia, su vecino, su comunidad toda…que debe velar por la sensatez individual en bienestar del resto.

Cuba se prepara… sí, se preparan médicos y enfermeros para transmitir el conocimiento en su área de salud, y para atender a los enfermos en las instituciones especializadas… se preparan los padres del recién nacido que, siguiendo lo elemental, mantienen estricta higiene en el entorno de su bebe y limitan los besos, las caricias y las muestras de «afecto pegado» de todo el que llega de la casa a hacer la visita de cortesía.

Cuba es el chofer del taxi, la guagua y el rutero que buscó un nasobuco porque considera que es mejor precaver con antelación, y se protege en su entorno inmediato, expuesto a la aglomeración de personas… Y es el dependiente gastronómico que también lo usa mientras sirve la comida y la bebida, la locutora que trabaja en una cabina radial y el extranjero que llego al país, asintomático, pero proveniente de uno con transmisión.

No se puede enfrentar un peligro si no se está preparado, y si no se asume que una de las garantías del éxito está en halar parejo. De nada servirían las reuniones, los planes de acción, los spots radiales y televisivos, las notas de prensa, las sugerencias en las redes sociales. Cuba somos todos.

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