Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ahora la urgencia es la Patria

En estos momentos la Patria es el hermano, es la suerte de todos. Es salvarnos juntos, por encima de toda miseria humana; o juntos, saber caer     

 

Autor:

Alina Perera Robbio

 

Urgente… Busquemos en cada página de nuestra historia, para recordar que detrás de la Revolución, detrás y debajo, en cada horcón que la sostiene, hay mucha sangre de mártir joven, y de toda edad; hay afanes emancipadores y de utopía humanista, nacidos siglos antes de que las montañas parieran hijos rebeldes.

Si es preciso habrá que alfabetizar otra vez, abrir libros por doquier para que, quienes no han tenido tiempo, motivaciones o buenos maestros para descubrir a José Martí y a su alma que habita en lo esencial de Cuba, entiendan que, como decía el Presidente Díaz-Canel Bermúdez, para arrebatar a millones una Revolución tan valiosa y costosa, habrá que pasar por sobre el cadáver de millones.

Los conatos callejeros provocan en muchos cubanos sensibles indignación y dolor. La gente buena de pueblo habla frente a las cámaras y a los periodistas; dicen que «Esto ha costado mucha sangre», y que «con la Revolución todo, sin la Revolución nada».

Algunos me preguntan por qué ha sucedido algo así. El Desconcierto nace de quienes conocen el valor de la vida, de quienes no pierden de vista a Cuba, su Cuba que batalla y se desgarra frente a los zarpazos de la COVID-19, aun con la mano de hierro, del bloqueo, puesta sobre el cuello de la Isla que sigue soñando.

Los agradecidos y los que aman la vida propia y de sus semejantes se preguntan, por ejemplo, si estos conatos permeados de incultura y por tanto de barbarie, son el regalo que nuestros científicos —los padres de las vacunas hechas en suelo nacional y en tiempo récord— se merecen.

El enemigo sabe lo que está buscando: fracturar la unidad de los cubanos, echar a hermanos sobre hermanos, desdibujar nuestros caminos a posibles soluciones a tanto problema, desdibujar nuestros caminos más sensatos, que son los de los consensos, los equilibrios y la serenidad.

Otra vez, el enemigo se equivoca a lo profundo: en esos conatos no estaban la inteligencia, ni el razonamiento, ni la altura ética. Los gritos de esas manifestaciones se quedaban en una hojarasca que daba tristeza –lamentos por las carencias que nos duelen a todos, insultos, desafíos absurdos que los patriotas no alcanzan a entender: «No tenemos miedo…».

No sé quién podrá tener miedo en Cuba cuando lo único que ella muestra al mundo es el valor de defender la vida. En todo caso lo único temible es la posibilidad de que la barbarie, nacida de la ignorancia, deshumanice a una parte de nuestra sagrada familia insular.

Ahora la urgencia es la Patria. Ahora lo primero son el valor, la hermandad, la unidad, el amor. El instante es tan urgente, que no cabe decir «yo no me meto en política». Porque es lo que expresaron en algún momento dos grandes nuestros: La política es la Patria. Y podríamos llegar más lejos en eso de definir la necesidad del momento, tal cual lo hizo un gigante de Nuestra América y que en estas horas una hermana me recordaba: «La Patria es el otro».

Es decir, que en estos momentos la Patria es el hermano, es la suerte de todos. Es salvarnos juntos, por encima de toda miseria humana; o juntos, saber caer.       

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