Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Informe Central

Autor:

Juventud Rebelde

Han transcurrido diez años desde nuestro VI Congreso. Los acontecimientos que se han precipitado ofrecen un panorama sombrío del mundo que nos rodea. El ataque contra las Torres Gemelas sirvió de pretexto para la puesta en práctica de la doctrina de la guerra preventiva. La sangre numerosa se derrama en el Oriente Medio, mientras desaparecen valiosísimos testimonios de la antigua civilización de Mesopotamia, una de las fuentes originarias de la nuestra. El medio ambiente se degrada y el cambio climático se acelera. Luchar por la cultura hoy significa, como nunca antes, batallar por la supervivencia de la especie.

Ya en 1998, la confrontación entre globalización neoliberal e identidad cultural era el hilo conductor de nuestra reflexión colectiva. Advertíamos que las tecnologías de punta en el campo de la informática y la subordinación de los medios masivos a los intereses del capital transnacional transmitían valores y conformaban expectativas de vida, instauraban modelos de dominación y traspasaban fronteras. Aparentemente incontaminados por la ideología, forjaban un modo de pensar. En esas circunstancias, afirmar valores identitarios equivalía a asentar las bases para una autentica cultura de resistencia.

Nuestras ciudades empezaban a recibir, en su entorno construido algunas marcas de ese impacto. Inversiones turísticas e inmobiliarias irrumpían agresivamente en la trama urbana. Por otra parte, intervenciones ilegales modificaban edificaciones valiosas y daban paso a una inconsciente “miamización” de escasa calidad. Nuestras ciudades y, particularmente la capital, escaparon a la depredación sufrida por los conjuntos urbanos de otros países porque la revolución detuvo la desenfrenada especulación edilicia. Conservamos un patrimonio que incluye, no sólo la herencia colonial sino extensas zonas construidas en el siglo XX. Aún lacerada por el tiempo y por la falta de mantenimiento, La Habana es una deslumbrante ciudad mítica en la que se destacan por su valor arquitectónico barrios como el Vedado, La Víbora, Luyanó, Miramar y otros.

Teniendo en cuenta lo planteado en los debates, la UNEAC consagró al tema números de La Gaceta de Cuba, patrocinó una serie de talleres destinados a propiciar en acuerdo con los organismos competentes, la redacción de las regulaciones urbanísticas del Vedado, que fueron publicadas el año pasado en coauspicio de Ediciones Unión y la Oficina del Historiador. Las duras circunstancias económicas del periodo especial así como retrocesos en la mentalidad de algunos grupos gerenciales, contribuyeron a sacar a la luz rescoldos de antiguas manifestaciones de racismo, aparentemente superados por la Revolución. Las diferencias de punto de partida, derivaciones históricas de la pobreza y la marginación se convirtieron en factores de peso para la acentuación de las desigualdades. El tema se debatió con profundidad y amplitud en el VI Congreso. La contribución conceptual, lúcida y crítica del compañero Fidel se tradujo en la implementación de políticas orientadas a ofrecer nuevas oportunidades a los jóvenes que por distintos motivos, se habían desgajado del sistema nacional de educación.

En el seno de la UNEAC el grupo Color Cubano ha mantenido la atención sistemática al problema. Sus esfuerzos se orientaron a señalar ausencias y errores de tratamiento respecto a la presencia del negro en los medios de comunicación masiva así como a reivindicar una memoria histórica borrada intencionalmente por la república neocolonial y con secuelas que hemos heredado. Como consecuencia de ello, nuestros manuales escolares padecen importantes vacíos respecto a la presencia de lo negro en los procesos de liberación de la nación cubana y los valores de la cultura de origen africano. Para salvar algunos de esos lamentables olvidos, la UNEAC colocó en el espacio público la conmemoración del nonagésimo aniversario del genocidio conocido como “la guerrita del doce”. Dado el alcance social del tema, el Partido ha creado un grupo de análisis para proponer las medidas pertinentes. De inmediato una comisión designada al efecto se encargará de las actividades conmemorativas de la fundación del Partido de los Independientes de Color.

La editorial de La Unión, creada por Nicolás Guillén es la más antigua entre las consagradas a los autores cubanos. Su ejecutoria en estos años se caracteriza por un trabajo sostenido, con la participación activa de su consejo editorial. Venciendo limitaciones financieras ha publicado un promedio de 65 libros anuales. Su labor desde el punto de vista cualitativo ha sido reconocida por un número significativo de premios de la crítica. Con su apoyo la editorial Cauce de Pinar del Río ha alcanzado una creciente presencia nacional.

La Galería Villa Manuela es la cristalización de un viejo sueño de nuestros artistas plásticos. Se recuperó la casa de la calle H deteriorada por el mal uso en funciones subalternas de la institución. De manera ininterrumpida se han organizado en ese espacio exposiciones de maestros consagrados y de artistas más jóvenes de indiscutibles valía.

La instalación de una red informática que abarca el conjunto del país ha sido uno de los logros de la etapa. La comunicación entre la sede nacional y los comités provinciales ha adquirido agilidad y eficiencia. Las salas de navegación ofrecen un servicio indispensable en el mundo contemporáneo y responden a una demanda legítima de los miembros de la UNEAC, requeridos de acceso al amplio espectro de información y superación profesional disponible mediante esos medios.

Pero todo no ha sido miel sobre hojuelas. Para resultar verdaderamente útil y aleccionador con vistas al porvenir, el análisis debe abordarse con franqueza y transparencia. La extrema precariedad de los años más difíciles de la década del noventa, la necesidad de encontrar recursos para la supervivencia elemental de la institución y mantener el nivel indispensable de gestión, condujeron al desarrollo de prácticas de comercialización que redundaron en la solución de problemas inmediatos. Sin embargo, tuvieron repercusiones negativas en la imagen de la institución y socavaron gravemente su propia identidad. Funcionarios ineptos e improvisados, desconocedores de los complejos mecanismos del mercado artístico generaron una actividad mercantil en zonas periféricas de la compraventa de las artes plásticas y del espectáculo. Degradaron con frecuencia los auténticos valores de nuestra cultura y ocasionalmente cayeron en conductas muy cercanas a la corrupción, que en algunos casos tuvieron que ser dilucidadas en los tribunales de justicia.

Por otra parte estos procesos propiciaron además un crecimiento indiscriminado de la membresía que en poco tiempo pasó de 4 785 en 1998 a 8 454 en el 2007.

La Comisión Organizadora del Congreso y, en particular, su grupo de dirección han desarrollado, en los últimos meses, una intensa labor. Con mirada fresca y desprejuiciada, pudieron valorar muchos de los problemas latentes en la UNEAC. A la mencionada pérdida de identidad se añade el deterioro progresivo del trabajo colectivo y del funcionamiento de los órganos de dirección. Por distintas razones, las reuniones del Consejo Nacional y las plenarias de miembros dejaron de efectuarse con la regularidad debida. Las reuniones del secretariado perdieron su ritmo quincenal y, con frecuencia, se limitaron a encuentros formales. De esa manera, la esencia democrática de la institución se debilitó, desaparecieron el debate y la contribución fecundante de la convergencia de múltiples puntos de vista. En algunos casos, el vacío producido por la inacción de los órganos dirigentes fue cubierto por instancias administrativas que asumieron, en la práctica, decisiones concernientes a la aplicación de la política cultural.

Objetivo prioritario es otorgar carácter permanente a las Comisiones que trabajaron para este Congreso, y debemos comprometernos a que las mismas rindan cuentas dos veces al año ante el Consejo Nacional. Ningún tema debe quedar sin debate, sin atención, sin respuesta. Después de nuestro Congreso, comenzará una etapa de intenso trabajo para dar cumplimiento a nuestros acuerdos.

La UNEAC se ha convertido en una organización nacional con presencia significativa en las provincias del país. Por sus implicaciones en el desarrollo de la cultura y en la ayuda de los creadores esta realidad no puede ser desconocida. En estas circunstancias, precisa articular la coherencia básica de nuestro proyecto con las especificidades históricas y culturales de cada territorio. El diálogo interactivo entre las provincias y la capital debe evitar la inconsciente subestimación característica de ciertas tendencias paternalistas. Responsabilidades tan complejas no deben descansar en la operatividad de una sola persona. Tomar el pulso de las provincias requiere conocer su entramado cultural y, sin renunciar a los indispensables contactos con los dirigentes de nuestra institución y con las autoridades locales, establecer una relación viva con los miembros y con las personalidades más influyentes de cada lugar. Los dirigentes de la UNEAC no pueden olvidar que son ante todo escritores y artistas movidos por una vocación de servicio que nos compromete con la asunción de responsabilidades en todas las instancias de nuestra organización.

El ejercicio de la autocrítica no constituye un acto de autoflagelación, previo al baño redentor en las aguas del Jordán. No significa tampoco un modo de vulnerar la imagen de personas respetables por su obra y por su trayectoria. Es el recurso necesario para reconocer errores, superarlos y diseñar, en consecuencia, un programa para el futuro inmediato.

En virtud de este análisis, la UNEAC deberá plantearse las siguientes prioridades para los próximos años:

Restaurar en la conciencia de nuestros miembros y en su imagen pública el perfil cultural de su función social. La UNEAC constituye en efecto, el canal mediante el cual los escritores y artistas establecen el diálogo con el conjunto de la sociedad, con las instancias de dirección, con las instituciones culturales y con todos los organismos que intervienen en la difusión nacional e internacional de la cultura entendida esta en su acepción más amplia. En virtud de ello contribuye a la puesta en práctica de la política cultural. Sistematizar las acciones a favor de la difusión y legitimación nacional e internacional de la cultura cubana.

Defender las mejores tradiciones de la cultura nacional incluyendo las correspondientes a la cultura popular. Contribuir a la difusión de sus valores a través de los medios masivos, las instalaciones turísticas y otros espacios de significativa connotación cultural. Velar porque se respete esta tradición y no se mixtifique ni comercialice burdamente.

Auspiciar proyectos orientados a la investigación y a la experimentación en el campo del arte y la literatura. Favorecer el desarrollo de la crítica y de la investigación científica mediante talleres y seminarios.

Estimular el debate en torno a problemas de la creación y la cultura. La membresía de la UNEAC es la vanguardia de los escritores y artistas del país y como tal debe cumplir su papel en todo momento. La UNEAC es una organización social y responde a las necesidades de la sociedad -uno de sus objetivos prioritarios- con acciones culturales.

Contribuir a la difusión de lo más relevante del pensamiento y de la cultura del mundo actual a fin de colocar a nuestros escritores y artistas en las coordenadas de la contemporaneidad.

Contribuir mediante talleres, seminarios, cursos, a la actualización y superación de los miembros de la institución.

Fortalecer los vínculos de la sede nacional con los Comités Provinciales que históricamente han sido el baluarte de nuestra organización. Estos vínculos se han consolidado en este período tomando en cuenta el carácter nacional de la UNEAC.

Estimular, a través de los programas de trabajo de las asociaciones el acercamiento y la incorporación a la UNEAC de los artistas y escritores jóvenes más talentosos.

Favorecer los vínculos interdisciplinarios y fortalecer el intercambio con instituciones del Estado para que nuestra Organización interactúe con las mismas en beneficio de ambas.

Revisar el proceso de crecimiento de la Institución preservando su carácter selectivo y aplicar una justa política de jerarquización de nuestros valores artísticos y literarios cuando sea necesario. Si algo daña a la cultura es el igualitarismo a ultranza.

Desarrollar los vínculos internacionales de la institución con énfasis en el espacio latinoamericano y caribeño, a fin de favorecer a través de la cultura el proyecto de integración latinoamericana.

Hoy más que nunca en vísperas del cincuentenario del triunfo de la Revolución cubana, reafirmamos nuestra lealtad al entrañable vínculo histórico entre cultura y nación. Como expresó nuestro fundador Nicolás Guillén hemos de ir andando, severamente andando, envueltos en el día que nace.

Ustedes tienen la palabra.

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