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Inspiradora de la equidad de género

Yanetsy Pino Reina es la primera cubana en obtener el Premio Casa de las Américas en la categoría de Estudios sobre la Mujer

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Nunca le ha importado si para algunas miradas científicas el tema de investigación al que ha dedicado sus últimos 20 años resulta trivial. Yanetsy Pino Reina no es una persona que renuncia fácilmente a sus propósitos y, mucho menos, cuando cree firmemente en sus proyectos o ideas.

Para su fortuna, esa personalidad construida de tantos empeños y de tanta consagración ha sido retribuida con muchos alegrones. Por ello, en varios momentos, esta espirituana ha sido noticia debido a importantes lauros o por la publicación de textos suyos, en su mayoría referentes de sus constantes investigaciones, insertadas dentro de su pensamiento feminista enfocado, fundamentalmente, en las cuestiones relacionadas con el género, sobre todo con problemáticas culturales y políticas.

Sin embargo, el más reciente galardón aún le sorprende. Y no es para menos, pues fue distinguida en uno de los más prestigiosos certámenes del país y de la región: el Premio Literario Casa de las Américas 2018. Y si de valores noticia hablamos, el resultado se duplica, pues se coronó como la primera cubana en obtenerlo en la categoría de Estudios sobre la Mujer.

«Creo que es un premio con el que toda persona que ejerce la escritura sueña. Dedico este resultado a mi país que hace posible los sueños, a las mujeres cubanas y a las del resto del mundo. Ojalá que la vida me dé mucho tiempo para seguir batallando a favor de nuestros derechos», expresa aún sorprendida y llena de alegría por tantas felicitaciones.

Yanetsy Pino mereció el lauro en dicha categoría instituida desde 1994, por su ensayo Hilando y deshilando la resistencia (pactos no catastróficos entre identidad femenina y poesía), en el cual propone un concepto que genera un procedimiento de análisis llamado discurso de resistencia.

«Mi estudio permite escrudiñar cómo las identidades van a los discursos autorales y desde ahí se denuncian identidades construidas y también preteridas por la tradición», explica quien rememoró su admiración por Casa de las Américas.

La novedosa propuesta de Pino Reina es expresada a través de un latido muy personal,  con claridad y coherencia; además de que la solidez del andamiaje teórico incite a múltiples lecturas y reflexiones, reseñó el jurado, integrado por Natalia Cisterna, de Chile, y las cubanas Marta Núñez Sarmiento y Roxana Pineda.

«He tratado de especializarme en los estudios de género y eso ha desarrollado en mí una conciencia a favor de los derechos de las mujeres y de la emancipación femenina, porque las investigaciones relacionadas con el género son sobre la vida, el complejo ejercicio del existir, pero en relaciones de equidad», añade.

Hilando y deshilando la resistencia… encuentra su cimientos en las investigaciones, quizá más queridas de esta autora y las que la han avalado en el campo científico como Licenciada en Letras (2000); Máster en Estudio Lingüístico-Editoriales Hispánicos (2008) y Doctora en Ciencias Literarias (2014), la primera en la región central de Cuba.

«Esos ejercicios, unido al talento literario me han hecho una mejor escritora y una mejor persona, sobre todo porque denoto en mí un pensamiento más abierto, que nunca suele seguir estereotipos, ideas fijas o normas, y siempre se encuentra abierto a la diversidad, a todo lo que tiene que ver con el mejoramiento humano, aunque viva en una sociedad anclada a los preceptos de una ideología patriarcal», comenta quien ostenta, además, la categoría de investigadora auxiliar del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello.

Motivo suficiente para que su estudio trascienda las fronteras del análisis para proponer una manera de mirar los ejercicios escriturales de las mujeres, sobre todo, en la poesía, que es un universo complejo. Con ese propósito, en Hilando y deshilando la resistencia… seleccionó como muestra a varias escritoras del siglo XX, tanto las voces más longevas como Dulce María Loynaz y Fina García Marruz, como otras más actuales.

«Asumí ese género literario porque es un acto de liberación, emotividad, más cercano a la  proyección de la identidad y por eso resulta mucho más rico para examinar las problemáticas relacionadas con el ser femenino y masculino, y las relaciones entre ambos. En la selección de esas autoras insití en que prevaleciera un enfoque muy inclusivo, en el que estuvieran presentes tanto escritoras residentes y emigradas cubanas, quienes forman parte de ese gran corpus de poetisas del período escogido», dice quien cuenta en su currículo con varios libros como Género, ideología e identidad en poetisas espirituanas (2009); Identidad: sus representaciones en el sujeto lírico (2010) y Piedras lavadas por la lluvia. La literatura en Sancti Spíritus: orígenes y actualidad (2014).

La multipremiada espirituana destacó, además, que a pesar de que es un ejercicio propiamente de análisis para la crítica literaria feminista, destinada a quienes quieran estudiar los textos poéticos mediante un instrumental teórico, puede ser aplicado en otras muestras, incluso de la narrativa y también procedente de otras regiones del mundo.

Por su compromiso con los fenómenos socioculturales desde el análisis de la perspectiva de género y su incansable espíritu para el ejercicio investigativo y de creación, recientemente esta intelectual terminó otro libro de ensayo que mira más allá del discurso de resistencia en la lírica femenina.

«Analicé cómo la resistencia se instala en la literatura latinoamericana, principalmente en las naciones de habla hispana, sin importar que quienes escriban sean hombres o mujeres. Indago, entonces, en cómo la resistencia forma parte de un discurso propiamente latinoamericano, resultado de un continente, expresión de la resistencia a la conquista; luego a la colonización y ahora a una poscolonialidad que está a todas luces en el siglo XXI», considera.

Aún conmovida por el premio, asegura que lo alcanzó gracias al apoyo incondicional de su familia y amistades. También revela que «ha sido resultado de mi constante superación y de no cansarme nunca de evadir las dificultades y a quienes no han creído en mí; ello me ha hecho una investigadora más preocupada por hacer el bien. Sin dudas, siento que los obstáculos que he superado me han convertido en un ser humano mucho más profundo y más acabado. La vida es mejor cuando sabemos convivir con todas las orillas».

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