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El Pollo, séptimo con orgullo

El cubano Hanser García concluyó en la penúltima posición de la final de los 100 metros estilo libre, correspondiente a los XXX Juegos Olímpicos

Autor:

Abdul Nasser Thabet

En una actuación histórica, sin precedentes en el estilo libre de la natación cubana, Hanser García concluyó séptimo este miércoles en la gran final del hectómetro, correspondiente a los XXX Juegos Olímpicos, con sede en Londres.

«El Pollo» largó por el carril 3, coincidentemente con el tercer mejor tiempo logrado en las semifinales (48.04 segundos). Pero otra vez una arrancada deficiente y un cuestionable viraje, impidieron aderezar con una medalla esa potencia sobrehumana que muestra en cada brazada.

Lo digo sin tapujos ni miedos: le ponen un cachito más a la piscina y le arranca una presea a la urbe londinense.

Pero, por desgracia, son solo 50 metros por delante antes de tocar y regresar casi volando, así que mis conjeturas y deseos solo son fruto de la impotencia, de la rabia, los sueños.

Nuestro ex-polista llegó último al ocaso del primer tramo (23.42 segundos), eso ya no sorprende. Pero a este nivel es preciso ser impecable, cuasi celestial, para escalar a la cima del olimpo.

Aun así, el villaclareño hizo historia. Es el primer cubano que se «faja» por un metal en esta especialidad de torpedos, y, seguro estoy, paralizó a Cuba toda.

Concluyó la prueba con un excelente crono, justamente el mismo que traía desde la instancia previa. Lo dio todo, se le veía soltar la vida, las entrañas mismas en cada centímetro del proscenio acuático. Yo quería estirarle la piscina con cada grito.

Sus 23 años auguran otras proezas, a pesar de que este deporte le pone temprana fecha de caducidad a sus mimados. En cada chapuzón mejora sus marcas, eso ya es un logro que promete.

El oro fue para el estadounidense Nathan Adrian (47.52), secundado por el australiano James Magnussen (47.53). Brent Hayden, de Canadá, logró el tercer lugar (47.80).

El brasileño Cesar Cielo, campeón defensor y recordista mundial, tocó sexto (47.92), defraudando al Gigante Sudamericano.

Hasta el puesto seis todos los hombres en disputa bajaron de los 48 segundos. Ese era el tiempo mágico, así lo indicaban los especialistas. Solo con 47 y fracción podía alguien aspirar a un metal.

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