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La callada manera de Elsa Claro

Elsa Claro fue aquella joven bonita y hermosa que inspiró al Poeta Nacional, Nicolás Guillén, a escribir su poema De qué callada manera, muy sensible texto al que Pablo Milanés lanzó a la fama con su música y su voz 

Autor:

Luis Hernández Serrano

Nuestra colega en Juventud Rebelde durante una década y amiga entrañable, Elsa Claro, periodista, escritora excelente y panelista de la Mesa Redonda televisiva, acaba de morir.

Y yo, amparado moralmente por la promesa que me hizo casi a mediados de 1997 (y reafirmada hace solo unos tres meses), me atrevo a contar una historia linda y desconocida por todo nuestro pueblo, en verdad una íntima y bella historia que siempre —¡y a partir de ahora mucho más!— debe formar parte de la cultura cubana.

Elsa Claro fue aquella joven bonita y hermosa, mucho más que «decente y pico», como yo le decía y se reía mucho, que —y ahora viene la noticia— inspiró al Poeta Nacional, Nicolás Guillén, a escribir su poema De qué callada manera, muy sensible texto al que Pablo Milanés lanzó a la fama con su música y su voz.

Ese fue el secreto que me confió al regreso de un viaje periodístico mío en ese año a la Argentina. En aquella oportunidad, leí una entrevista hecha a Elsa por Claribel Terré, publicada en el  Cocodrilo Verde, suplemento literario de Fresa y Chocolate, periódico bimestral de la cultura cubana para Latinoamérica, Año 1 No. 1, de marzo-abril de 1997, que me regalaron en la tierra del Che, en cuya primera plana aparecía textualmente: «La mujer callada de Guillén. A quien el poeta cubano le dedicó De qué callada manera, página 3».

Al comunicarme con Elsa, le pedí que me dejara publicar ese interesantísimo dato en JR, —diario que era también el suyo—, y nos pidió que, por favor, esperara, pues se proponía darlo a conocer todo en un libro.

«Tú tendrás la primicia cuando lo termine de escribir, Luisito, puedes confiar en mí…», me aseguró.

«Escribir un libro aquí lleva mucho tiempo, Elsa, y editarlo y publicarlo, aún más, yo solo quiero anunciar ese hermoso suceso en una simple información de 30 líneas, le insistí».

Y al ver que yo tenía razón, me prometió: «Mira, vamos a esperar, no te pongas bravo….».

«Tú eres periodista igual que yo, no te hagas de rogar, chica, eso es un notición, le recalqué… Vamos a firmarla entre los dos».

Entonces la puse a pensar y me argumentó: «Mira, Luisito, yo no voy a anunciarlo como noticia todavía. Prefiero ponerlo en detalle en el libro. Vamos a hacer un pacto: tú y yo tenemos prácticamente la misma edad. Si yo me muero primero que tú, escribe la noticia y guíate por la entrevista de Claribel en Fresa y Chocolate. Después de todo no sé si podré terminar el libro. Y si tú mueres primero, contaré el interés que tenías al respecto. Eso sí, tal como le confesé a la colega entrevistadora, aclara que no fui la musa de él, sino la amiga, porque no me gusta lucrar con los recuerdos».

He sido disciplinado, he esperado más de 20 años y por el Noticiero de la una de la tarde de un reciente sábado he conocido, con dolor, de la muerte de ella, y de esta forma cumplo la parte de nuestro pacto que me toca.

«De qué callada manera se me adentra usted sonriendo, como si fuera la primavera, y yo muriendo…», esa imagen poética rotunda se ha escuchado en Cuba y en el mundo, en la voz y el estilo inconfundible de nuestro Pablo Milanés, sin que se conozca que fue precisamente Elsa Claro la feliz inspiradora de tales versos del mítico poeta camagüeyano.

En su relato en la entrevista, refirió Elsa: «Nicolás usaba como tarjeta de presentación una pequeña cartulina con su nombre en el centro. Nada más… y en una ocasión en que estuve enferma, me envió un sobre con una sopa concentrada. Le acompañaba una de esas tarjetas en cuyo reverso se leía: “Ya que no hay flores”».

Y narró ella que el poema nació «no por un exceso de silencio mío, no. Escribió el poema el 20 de mayo de 1969, a las 9 y 51 de la noche y su título no es ese por el cual se conoce, sino Canción Primera. También hay una Canción Segunda, pero esa es otra historia…».

Cuando la periodista le indaga si él le escribió alguna carta de amor, ella simplemente le responde: «No diría tanto. Recuerda que hay amores platónicos y que todo poeta necesita de sus musas, aunque no las posea».

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