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Defender a Cuba sin pensarlo dos veces

El abogado estadounidense Michael Krinsky asegura estar comprometido con la defensa de nuestro país ante la hostilidad de Washington, y confirma las acciones ilegales que EE.UU. comete contra la Isla en virtud del bloqueo

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

Cuentan que la idea de defender a Cuba ante los tribunales del Norte se definió durante un juego de ajedrez. Mientras Victor Rabinowitz, un prestigioso abogado estadounidense que se encontraba en la Isla, sostenía una partida con el Che, conversaban sobre la posibilidad de que su bufete representara a la Mayor de las Antillas en EE.UU.

La relación se materializaría el 12 de septiembre de 1960, cuando la firma de abogados Rabinowitz & Boudin concertó su contrato con el Gobierno Revolucionario.

Posteriormente nombrado Rabinowitz, Boudin, Standard, Krinsky & Lieberman, P.C. (RBSKL), el bufete mantiene hasta hoy una práctica profesional de abogacía distintiva, que ha puesto en función de individuos, organizaciones políticas y asociaciones religiosas, empresas y Gobiernos extranjeros.

Los primeros años de la Revolución Cubana no fueron fáciles para quienes decidieron hacer valer los derechos de nuestro país ante las cortes estadounidenses. Tampoco lo es hoy.

Cincuenta años después, Michael Krinsky, abogado del RBSKL, reitera a JR que es «muy difícil», y la primera razón que esgrime es «la hostilidad política que uno normalmente espera encontrarse».

Recuerda que en los años 60 los miembros del bufete fueron espiados por el FBI. Incluso se llegó a valorar en un momento la posibilidad de presentar cargos criminales contra la firma de abogados, por la sencilla razón de que representaba a la Isla.

Krinsky apunta otra dificultad: «Los tribunales estadounidenses siempre van a actuar para proteger lo que consideran son los intereses de su país y los de las corporaciones de Estados Unidos.

«En ocasiones hemos tenido éxito y en otras no, por supuesto. A veces los tribunales y las cortes se han negado a hacer lo que en nuestra opinión es lo justo», comenta.

Entre las victorias, Krinsky menciona el hecho de convencer a los tribunales de que «las agencias, los organismos y las empresas cubanas, deben considerarse como entidades separadas del Estado cubano para estos propósitos legales. De manera que cuando hay algún tipo de demanda contra el Estado cubano, esta reclamación no puede afectar a aquellas entidades separadas del Estado cubano».

La mayor injusticia

Entre los casos de extrema injusticia contra la Isla, Krinsky no duda en mencionar el de los cinco luchadores antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas por proteger a su patria de las acciones organizadas por la mafia de derecha del sur de la Florida. A su juicio, la sentencia de estos hombres solo se explica por «la hostilidad política».

«Creo que lo más interesante y significativo es que hay muy pocas personas en Estados Unidos que conocen el caso, al menos no toda la cantidad que debiera conocerlo. La gente no entiende el tipo de agresión y hostilidad que sale del suelo de Estados Unidos contra Cuba; por tanto no conocen lo suficiente sobre el contexto en que el caso tiene lugar».

Aunque su bufete no está encargado de la defensa de Ramón, René, Gerardo, Antonio y Fernando, Krinsky alega que han realizado labores «que revisten gran importancia para el caso».

Del bloqueo y algunos robos a cuba

Michael Krinsky considera que defender la nacionalización de las empresas y compañías estadounidenses en Cuba en los primeros años de la Revolución fue «un reto» para RBSKL, y agrega que han sido los casos más difíciles que ha tenido que enfrentar la firma en sus servicios a la Isla.

Entre los litigios actuales se refiere al pleito sobre los derechos de la marca Cohíba entre la empresa cubana Cubatabaco y la compañía norteamericana General Cigar.

«Este caso se da porque una empresa norteamericana registró y comenzó a utilizar la marca Cohíba para tabacos, con el objetivo de explotar la reputación que se había ganado el tabaco Cohíba de Cuba. Ya llevamos 13 años en este litigio y todavía el caso no termina».

Krinsky recuerda que el bufete ganó en un tribunal federal de primera instancia, pero la Corte Federal de Apelaciones para el Segundo Circuito, con sede en Nueva York, revirtió el fallo «sobre la base de las regulaciones del “embargo”» impuesto por Washington a la Isla.

«Fue una gran conmoción constatar que la Corte nos impedía detener a una empresa norteamericana que explotaba la buena reputación de una marca de tabaco como Cohíba, porque realmente eso fue lo que hizo con ese fallo.

«Todavía continuamos con esta batalla legal y en este momento estamos explorando y siguiendo otra línea de trabajo para recuperar esos derechos».

Otro de los casos que desde hace un año y medio se está ventilando en los tribunales, contó Krinsky, está relacionado con una persona que «está tratando de apropiarse y confiscar todas las marcas comerciales y patentes que son propiedad de empresas cubanas y tienen registro en Estados Unidos».

Respecto a las disputas de marcas comerciales, el abogado estadounidense recuerda otro de los casos concernientes también a compañías tabacaleras. «Estas empresas en Estados Unidos querían utilizar la palabra Habana en los nombres de los tabacos que comercializaban. Ganamos esos casos sobre la base de que el uso de esta palabra resultaría engañoso para los consumidores de Estados Unidos, pues les haría creer que se trataba de tabaco procedente de Cuba».

Obama puede hacer mucho

Desde su posición como abogado, Michael Krinsky considera que el presidente estadounidense Barack Obama tiene la facultad legal para flexibilizar significativamente el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba; sin embargo no ha hecho uso de ella.

«Él cuenta con la facultad legal para permitir la venta de productos cubanos en Estados Unidos y de productos estadounidenses en Cuba. También tiene la facultad legal para permitir relaciones bancarias, y en materia de aviación. Y hay muchísimas otras cosas en las que él cuenta con la autoridad para tomar decisiones».

Especifica que Obama solo ha eliminado las restricciones de viajes a la Isla para cubanos residentes en EE.UU.

Pero esta acción, al igual que el levantamiento de las restricciones para el envío de remesas, significó solo derogar medidas impuestas antes por Bush para recrudecer el bloqueo.

El abogado resaltó las palabras del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en la Asamblea General de la ONU, donde el titular aseveró que Obama «tenía la facultad legal para alcanzar un avance objetivo y real en las relaciones entre ambos países, a través de la flexibilización de muchos de los aspectos del bloqueo. Sin embargo, no ha hecho uso de esas prerrogativas».

Extraterritorialidad e injerencia

El bufete RBSKL también ha brindado asesoramiento al Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. Krinsky recuerda que desde 1992, con motivo de la primera votación en la ONU de la Resolución Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU. contra Cuba, hasta la actualidad, la firma ha ayudado al MINREX «a explicar esa política y particularmente su alcance extraterritorial», y «por qué es violatoria del Derecho Internacional»; para que la gente comprenda cuál es «su verdadera naturaleza». Ese es un trabajo del que dice sentirse «muy orgulloso».

«Nos encontrábamos en una posición muy buena para ayudar en este cometido, porque a diario tropezábamos con los efectos del bloqueo», rememora.

Durante años también el bufete ha brindado asistencia a organismos y empresas cubanas para que puedan enfrentarse a sus draconianas leyes «de la mejor manera posible, y que al mismo tiempo saquen el mayor provecho a algunas aperturas limitadas, como en la compra de productos agrícolas y la utilización de viajes en diferentes categorías, entre otras.

«Hace días, en la Asamblea General de la ONU, Estados Unidos dijo lo mismo que en 1992 para justificar su política hacia Cuba: “El bloqueo no viola el Derecho Internacional porque cada país tiene el derecho de decidir con quién tener relaciones comerciales”.

«Pero este planteamiento no es cierto, por dos razones. Una es el gran esfuerzo que hace Estados Unidos para evitar que otros países tengan relaciones comerciales con Cuba. La otra: Estados Unidos utiliza su enorme poderío económico con el objetivo de obligar a Cuba a cambiar su estructura y ordenamiento interno.

«Washington antes trataba de disimular que ese era su propósito, alegando que sus fines estaban muy relacionados con la política de “seguridad nacional” y con la política exterior. Pero en 1992 Estados Unidos cambió; incluso dejó de utilizar ese pretexto y comenzó a decir con mucha claridad que iban a continuar e intensificar el bloqueo hasta que se instalara un nuevo Gobierno y otro sistema político y económico en Cuba que les gustara más. Y esto constituye un tipo de injerencia que está condenada en virtud y amparo del Derecho Internacional».

Un proyecto de profundo compromiso

La reciente estancia de Krinsky en Cuba fue propicia para que nuestro país le hiciera un reconocimiento a su firma por la abogacía de excelencia demostrada en estos 50 años de Revolución. El letrado estadounidense recalca que generalmente los abogados terminan su relación con los casos cuando estos se agotan. Sin embargo, con Cuba todo ha sido diferente: «Se trata de un proyecto con un alcance mucho más profundo para nosotros», afirma.

«El trabajo con Cuba constituye una expresión de nuestro compromiso y deseo de ayudarle a defenderse contra una agresión que ha durado 50 años. Esta agresión es violatoria del Derecho Internacional y de cualquier sentido de la decencia. Para todos los que trabajamos en el bufete ha sido muy emocionante que Cuba reconozca nuestro compromiso y el nivel de profesionalidad de los servicios que hemos brindado».

La defensa de Cuba ha sido una de las tantas causas nobles y complicadas que ha asumido el bufete desde que se fundó en 1944. Sin embargo, Krinsky alega que ni él ni sus compañeros estudiaron Derecho para asumir causas sencillas.

«Todos los miembros de nuestro bufete, los que estaban en otra época y ya fallecieron y los que están ahora, querían utilizar sus habilidades y conocimientos legales para defender y ayudar a países, movimientos políticos y personas que estaban tratando de convertir al mundo en un lugar mejor. Así que no creo que ninguno de ellos haya pensado dos veces hacer lo que estamos haciendo hoy».

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