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Dos agujeros al lawfare

Fuertes mentís han recibido los procesos judiciales abiertos sin pruebas contra los expresidentes Luiz Inacio Lula da Silva y Rafael Correa

Autor:

Juventud Rebelde

 

QUITO Y BRASILIA, septiembre 1ro.— La judicialización de la política o lawfare están en la picota de la opinión pública internacional luego de dos acontecimientos que abren agujeros a las causas abiertas contra los expresidentes Rafael Correa, de Ecuador, y el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.

La manipulación de que ha sido objeto el mandato de Correa y las maniobras para desprestigiar su figura —con lo cual se pretende además, ahora, impedirle concurrir como candidato a las elecciones presidenciales de 2021—, quedaron en evidencia cuando el exagente de Policía del Servicio de Inteligencia Raúl Chicaiza, denunció que fue presionado para involucrar al exmandatario en el alegado intento de secuestro del político opositor y abogado Fernando Balda, en 2012.

«Por varias ocasiones nos sacaban de los centros de reclusión social intempestivamente con el fin de presionar que se involucre con nuestro testimonio anticipado a altos mandos jerárquicos y, desde el ejecutivo, al economista Rafael Correa», confesó Chicaiza en una conferencia de prensa virtual desde Argentina, donde concurrió por motivos de seguridad, reportó Sputnik.

Al reproducir el video con las declaraciones, Correa, contra quien se han abierto otros procesos judiciales y existe una condena en primera instancia a ocho años de cárcel, escribió en la red social Twitter: «Se derrumba el Lawfare. Mundo: La confesión de Raúl Chicaíza, principal “testigo” en caso Balda, de que el caso es político y lo obligaron a involucrarme. Todo era cuestión de tiempo».

En su denuncia, Chicaiza reconoce que sus imputaciones contra Correa constituyen parte de las denominadas «declaraciones premiadas», mediante las cuales se otorgan rebajas de penas a los condenados que ofrezcan «testimonios» para involucrar a los políticos que el sistema quiere sepultar, sin que medien pruebas.

Dicho método fue, precisamente, el que primó para fabricar los ocho casos judiciales en que se involucró a Lula en Brasil y, en general, toda la operación Lava Jato, que supuestamente investigaba casos de corrupción en Petrobras, pero terminó siendo una red judicial de persecución contra el Partido de los Trabajadores.

Luego de las develaciones formuladas por el sitio web The Intercept que revelaron el modo sucio en que se fabricaron las acusaciones contra Lula, aparecen ahora los probables vínculos de Estados Unidos con ese operativo.

Según informó Telesur, el Tribunal Supremo de Justicia (STJ) de Brasil solicitó mediante una nota al Ministerio del sector, que se ofrezca información sobre solicitudes de cooperación entre la operación Lava Jato y EE.UU., que implicaron acciones contra Lula.

La decisión, emitida por el juez Sergio Kukina, acontece a raíz del pedido de los abogados defensores del exmandatario, quienes han denunciado que el FBI actuó sin respetar los procedimientos en el proceso de acceder a la criptografía del sistema de la empresa Odebrecht. Como se sabe, en torno a esa firma constructora giran varios procesos corruptos que han estremecido el piso político de distintos países de la región.

El pedido del juez, amplió Telesur, se enfoca en seis acciones criminales contra el fundador del Partido de los Trabajadores en el caso de Lava Jato.

Acerca de ello, Kukina resaltó que la información resulta esencial para confirmar si el Gobierno federal brasileño fue advertido de la colaboración de manera ilegal entre Lava Jato y el FBI.

Dicha posibilidad no resultaría sorprendente, pues se ha denunciado que el artífice de Lava Jato, el exjuez y exministro de Justicia Sergio Moro, se formó como jurista en universidades de EE. UU. e, incluso, participó en conferencias y talleres donde se adiestraba sobre cómo aplicar la justicia en Brasil, lo cual habría representado una injerencia y violación de la soberanía judicial que pudo ocurrir.

Además, Lava Jato tuvo su «esplendor» durante el mandato del derechista Michel Temer, traidor a Dilma Rousseff y usurpador del poder, además de ser señalado como corrupto, aunque nunca se le investigó. No debe dudarse entonces que estuviera al tanto de todo.

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