Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Tradición, cultura y riqueza

Autor:

Nelson García Santos

Cuando parecía que todo se había dicho o se sabía al dedillo, más allá de los añejos descalabros en la eficacia, un cambio va en camino para instaurar mejoras en la planificación de la zafra azucarera.

La otra manera para afinar el desempeño agroindustrial fue expuesto por Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República, en un reciente análisis en centrales de esta provincia y con la dirección de la Empresa Azucarera del territorio.

Lo argumentado en esos encuentros, para asegurar la producción de azúcar con la corrección de añejas prácticas, recibió la aprobación de un personal con suficiente experiencia y conocimiento en el sector agroindustrial.

Lo sorprendente de lo descrito en el análisis, si mereciera ese calificativo, sería que no se haya hecho siempre plenamente de la manera en que se hará ahora para ejecutar el cambio «sobre la base de revertir las ineficiencias que dependen exclusivamente de nosotros», enfatizó el Vicepresidente de la República.

Los desaciertos en la planificación azucarera que se llevarán a bolina, pasan por establecer la práctica de que cuando arranca una zafra deben empezar a preparar la otra y otorgar prioridad uno a la siembra de caña y sus atenciones culturales, aun en pleno desarrollo de la producción de azúcar.

A estas alturas resulta vital lograr el sostenido fomento de las áreas cañeras que han disminuido, por diferentes causas, en los últimos años. Y, por supuesto, acabar de enrumbar por buen camino el rendimiento por hectárea, bajo en la actualidad en la mayoría de las plantaciones a nivel nacional.

Se ha llegado al extremo de que para la actual zafra quedarán inactivos diez centrales por falta de caña, dato que, por sí solo, muestra rotundamente la imperiosa necesidad de redimir un sector que mucho puede aportar a la economía del país.

La definición de que cuando arranca una zafra debe empezar la preparación de la otra incluye que las piezas y equipos de factura nacional, necesarios para la posterior reparación de los centrales, hay que comenzar a fabricarlos a principios del año.

De esa manera se evita, como ocurre ahora, un déficit de determinados componentes en el umbral del inicio de la zafra, causantes de atrasos o el corre-corre de última hora que, a veces, termina con un imperfecto arreglo.

Entonces, bienvenidas estas y cuantas correcciones se impongan para afianzar el rescate del sector azucarero y su autoestima, que es decir vida, tradición, cultura y riqueza.

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