El efecto de las drogas sobre las personas dominadas por la dependencia es irreversiblemente destructivo, y este resulta un aspecto revelado con inusual franqueza en esta obra de Escipión Luis Felipe Palacios
El Laberinto de la droga, de Escipión Luis Felipe Palacios (Editorial José Martí, 2010), es la primera incursión literaria del autor. Palacios guía al lector por los caminos de un laberinto construido con la pericia de Dédalo. Un laberinto con sus propios monstruos. Monstruos que exceden la amenaza de un Minotauro. Una encrucijada que construye el consumidor de drogas, que después experimenta el extrañamiento de hallarse sumido en los desconocidos parajes que ha erigido para sí y de los cuales no puede escapar.
El efecto de las drogas sobre las personas dominadas por la dependencia es irreversiblemente destructivo, y este resulta un aspecto revelado con inusual franqueza en este testimonio.
El libro contribuye al replanteamiento y la identificación de situaciones que también ocurren en nuestro contexto, circunstancias que implican no solo al adicto, sino también a la familia. Y es este uno de los principales aciertos de la obra: entraña mucho más que el drama personal.
El laberinto de la droga aborda las transformaciones y desenlaces en el núcleo familiar y en el círculo de amistades —que son los agentes que actúan de forma más directa en el sujeto, y a su vez, los que más afectados se ven por la adicción del mismo—, así como las fracturas que se producen en el seno de la sociedad y «los perjuicios infligidos durante la etapa de consumo», tal y como lo señala el doctor Ricardo Ángel González en el prólogo.
El testimoniante transita por tres etapas: las contradicciones de la psicodependencia, la lucha por una abstinencia total y la rehabilitación.
Para el individuo, que evade o desconoce una realidad como esta, el texto transgrede la aparente invulnerabilidad. Para aquel que, sumido en la adicción, no puede avizorar más allá del tormento que vive, este libro puede ser motivo de muchas esperanzas acerca de la posibilidad de la cura.
Recomendamos pues, y especialmente a los jóvenes, su aleccionador contenido.
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