Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Animales con «fotocopia»

Científicos planean clonar varias especies silvestres amenazadas en Brasil, mientras que en Estados Unidos crean una cueva artificial para proteger a murciélagos ante el avance del síndrome de la nariz blanca

Autor:

Patricia Cáceres

Todos seguramente recordarán a Dolly, aquella oveja escocesa que conmocionó al mundo en 1997 por ser el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta.

Pues bien, ahora la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) planea hacer algo similar. Pero esta vez están optando por la clonación de varias especies de animales silvestres cuya población ha declinado peligrosamente, en aras de prevenir su irreversible extinción.

Según el sitio digital www.milenio.com, una de las técnicas que serán usadas en el estudio es la transferencia nuclear celular, aplicada con éxito en el caso de Dolly.

«Retiramos el núcleo del ovocito (célula que da origen al óvulo) y lo sustituimos por el de la célula del individuo que será clonado, del cual tenemos material genético», explicó Carlos Frederico Martins, investigador de Embrapa y médico veterinario con especialización en reproducción animal.

Los científicos —refiere el sitio— llevan dos años construyendo una biblioteca genética con 420 muestras de material de ocho especies nativas, incluyendo el oso mielero (Tamandua tetradactyla), el perro venadero (Speothos venaticus), el tití león negro (Leonotopithecus chrysopygus), el coatí (Nasua nasua), el jaguar (Panthera onca), el lobo aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), así como variedades de ciervos y visones.

Casi todas las muestras fueron seleccionadas de cadáveres de animales fallecidos en zoológicos o víctimas de accidentes en Cerrado, la vasta sabana tropical que rodea la capital del país sureño. Esperma, óvulos y células de piel son recolectadas y almacenadas en nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero, afirmó Martins.

«Ahora surgió la idea de recolectar material no solo en el Cerrado, sino en otros biomas (espacios ecológicos caracterizados por particularidades geográficas) y también de animales vivos y faunas exóticas para la inseminación artificial y clonación», agregó.

La iniciativa es impulsada por el Jardín Zoológico de Brasilia, que será el destino final de los animales clonados. De momento los científicos comenzarán con especies que no corren riesgo inminente de extinción, pero cuya población ha declinado. Luego los ejemplares clonados serán mantenidos en el zoológico para su monitoreo.

El principal candidato del proyecto es el lobo aguará guazú —también llamado zorro grande o lobo de crin—, un enorme canino que mide un metro de alto, con largas patas y gruesa pelambre roja. Con una población mundial de 23 600 ejemplares, en su mayoría en Brasil, este animal se clasifica como «casi amenazado», según la Lista Roja de Especies en Peligro de la Unión Mundial por la Naturaleza (IUCN).

Al decir de los expertos, el lobo podría ser muy sencillo de clonar. Una célula de su piel podría insertarse en un óvulo, cuyo núcleo haya sido extraído previamente, y luego ser implantado en el útero de una perra común, que serviría como madre sustituta.

A propósito del estudio, Martins subrayó que no se aventura a dar un plazo para la primera clonación, aunque prevé varios años de trabajo.

«Ya tenemos la tecnología para clonar bovinos. Ahora queremos transferir esa tecnología a la clonación de animales silvestres, en especies en las que nunca fue utilizada», dijo a la BBC.

«Pero aún en bovinos es una técnica que puede ser ineficiente en algunos casos, por lo que debemos avanzar con cuidado. Se sabe aún poco sobre la aplicación de estas técnicas en animales silvestres», enfatizó.

La versión on line de la revista especializada británica New Scientist recordó la primera clonación desarrollada por Embrapa, en 2001. Se trató de una vaca llamada Victoria, que falleció el año pasado. Desde entonces, la institución ha clonado más de cien animales, fundamentalmente bovinos y equinos.

El diario británico The Guardian señaló que muchos conservacionistas ven con reservas la posible clonación de especies amenazadas, temiendo que ello desvíe el foco de atención de la preocupación más importante: proteger el hábitat natural de esos animales.

Martins aclaró que cualquier clon que eventualmente emerja del proyecto brasileño tendrá como destino el zoológico y no la vida silvestre.

«La idea no es utilizar la clonación como una herramienta primaria de conservación», abundó Martins en entrevista telefónica desde una granja en las afueras de la capital brasileña.

Los clones —dijo— no resuelven uno de los principales problemas que enfrentan las especies con poblaciones que disminuyen, que es mantener una reserva suficientemente variada de genes.

«Hay que aclarar que clonar no puede ser suficiente para proteger el hábitat de los animales en peligro. Es algo complementario a los esfuerzos de conservación de bosques, ríos y reservas. Nuestro objetivo principal es estudiar esta técnica, ver cómo funciona y si es posible producir animales de nuestros biomas  para cuando los necesitemos», indicó.

La clonación de animales se volvió realidad en 1996 con el nacimiento de Dolly, aunque el mundo no lo supo hasta un año después. Si bien la oveja fue sacrificada a los seis años a causa de una enfermedad pulmonar viral, antes de «decir» el último adiós logró dar a luz cuatro corderos.

Si bien la clonación todavía resulta una empresa difícil, Martins anunció que las nuevas técnicas podrían ayudar a que el equipo brasileño tenga una tasa de éxito de un 12 por ciento.

Murciélagos con hotel cinco estrellas

La organización de conservación The Nature Conservancy (TNC) construyó en Estados Unidos una cueva artificial para proteger este invierno a los murciélagos ante el avance implacable del llamado síndrome de la nariz blanca, que ya ha costado la vida a cerca de siete millones de ellos en Norteamérica.

Al parecer la enfermedad, detectada en el estado de Nueva York en 2006, es producida por el hongo Geomyces destructans, que va dejando en la nariz de las víctimas una especie de nube blanca (de ahí su nombre). Si bien no causa la muerte directamente, la picazón que genera impide el proceso de hibernación, y los murciélagos afectados acaban muriendo de hambre al no encontrar comida en invierno.

La epidemia se extiende en la época invernal, cuando los murciélagos infectados contagian a otros. Según los especialistas, el hongo es combatible con productos de limpieza domésticos, pero estas sustancias no pueden aplicarse en las cuevas por su impacto en los ecosistemas. De ahí la necesidad de crear un «búnker» o cámara de supervivencia artificial.

«Cuando el síndrome llegó a Tennessee en 2010 invertimos mucho tiempo en desarrollar posibles estrategias para proteger a los murciélagos», comentó a BBC Mundo Alex Wyss, director en Tennessee de TNC.

«Nos dimos cuenta de que si creábamos una cueva artificial podríamos esterilizar este hábitat y tratar a los murciélagos sin preocuparnos de contaminar el medio o el agua subterránea», añadió. Los científicos desinfectarán la cueva cada verano, cuando los murciélagos la abandonen.

El búnker es de 24 metros de largo por 3,3 de alto e imita las condiciones de temperatura y humedad de una cueva natural. Cuenta con capacidad para albergar a más de 200 000 ejemplares.

Cory Halliday, experto en murciélagos de TNC en Tennessee, dijo que «la cueva se usará como un laboratorio que ayude a responder preguntas que intrigan a los científicos».

Y es que, por ejemplo, los investigadores no comprenden por qué el mismo hongo causa tantas muertes en Norteamérica y no parece afectar a los murciélagos europeos.

Marcia McNutt, directora del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), uno de los organismos que investiga el síndrome, aseveró en declaraciones a la agencia de noticias EFE que la clave es saber «por qué este hongo, que probablemente siempre haya estado presente en las cuevas, ha crecido tan rápidamente en los últimos años, y si la expansión tiene que ver con alteraciones en la temperatura o en el hábitat de las mismas a causa de la contaminación».

Las investigaciones —enfatizó— tienen que ganar la batalla al hongo. «Está en juego la supervivencia de especies de importancia económica vital».

Los murciélagos son mamíferos voladores que se alimentan de plagas de cultivos, actuando como pesticidas naturales y, además, polinizan más de 300 especies de plantas. Esta enfermedad causa anualmente pérdidas para la agricultura superiores a los 3 000 millones de dólares.

Fotos Relacionadas:

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.