Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Las agujereadas arcas de la paciencia

Si me atengo al pensamiento antológico de Benjamín Franklin: «El tiempo es oro», podría concluir que venimos a esta vida para que algunos, con sus dilaciones, nos desfalquen las arcas de la paciencia.

Lo que traigo hoy son sencillas muestras de cómo la burocrática dilatación va emponzoñando las soluciones de trámites decisivos, de los cuales depende la vida y el bienestar de muchas personas.

Rafael Castillo me escribe desde calle 190 número 3902, La Lisa, en la capital, para denunciar el grado de indefensión en que vive su tía Mirtha Bárbara Pérez —residente en el Consejo Popular Ceiba del Agua, del municipio habanero de Caimito—, mientras aguarda por que se haga justicia.

La tía, precisa Rafael, enviudó de su esposo José Polo García en octubre de 2005. El finado era un pequeño agricultor, miembro de la ANAP, y contaba al fallecer con una pensión de 120 pesos y un autoconsumo de 3,9 besanas (medida agraria usada en Cataluña, que equivale a 2 187 m2) de tierra, ubicadas dentro del Plan Cítrico de Ceiba del Agua.

Al quedar Mirtha desamparada con la muerte de José, su sobrino Rafael fue con ella a la Dirección de la Agricultura del Consejo Ceiba y allí se entrevistaron con el asesor legal, para solicitar la pensión a favor de ella.

Esta primera vez el especialista les aclaró que del autoconsumo no podría ser, pues el mismo era un usufructo que se le dio a José con la pensión, al entregar él sus tierras. La segunda vez, les solicitó una serie de documentos para tramitar la pensión a cambio de la tierra, los que fueron entregados en noviembre de 2005.

Y en febrero de 2006 volvieron a ver al asesor legal. Entonces les dijo que el trámite había que hacerlo sobre la base de la pensión de José. Y les solicitó otra serie de documentos. Pero como nadie puede vivir del aire, la familia decidió llevar a la señora para La Habana y atenderla hasta que se resolviera su problema.

Contrataron los servicios de una abogada en el Bufete Colectivo de Caimito, para que representara a Mirtha ante la Agricultura. Pero ha pasado mucho desde entonces, y no bueno: les han dicho que el expediente ha ido a la Delegación provincial de la Agricultura; que viró, pero el Banco no lo aceptó; que se volvió a tramitar el caso a cambio de la tierra; que está otra vez para la provincia...

«Actualmente ni sé dónde está el expediente —señala—, ni cuánto ni a cambio de qué le van a pagar la pensión, ni si va a ser retroactiva. Lo único que sé es que la anciana está viviendo por obra y gracia de algunos sobrinos».

Allá en José Martí número 11, en Manicaragua, Villa Clara, a Reinelia García se le agota la reserva de paciencia porque hace más de un año que presentó todos los documentos en forma para adjudicarse la propiedad de su casa, que estaba a nombre de su fallecida madre.

Todo se complica porque GEOCUBA caracteriza la casa como con portal y cuarto de desahogo. Y Vivienda municipal considera que es una marquesina y un cuarto improvisado debajo de la escalera de los vecinos de los altos. No se ponen de acuerdo.

Ante sus gestiones, Vivienda le respondió que su caso sería revisado por GEOCUBA, para subsanar lo referido al portal y cuarto de desahogo, que no forman parte del inmueble. Pero GEOCUBA ni ha aparecido por allí. Y Reinelia sigue en las mismas...

A Elsa Peraza Cantero, en enero de 2007, Vivienda le otorgó casa en Pezuela 265, entre Prensa y Primelles, municipio capitalino de Cerro, a solo cinco cuadras de la que dejó, inhabitable y con peligro para su vida. A solo cinco cuadras.

El 18 de enero hizo la solicitud de traslado de su teléfono, y aún continúa esperando. En su cuadra, frente por frente a su casa, han instalado teléfonos, y ella ahí, incomunicada, a pesar de todas las gestiones hechas en ETECSA. Diez meses ya...

Más allá del enfoque ganancioso y pragmático que pueda extraerse del pensamiento de Benjamín Franklin, son más lacerantes los extravíos que deja el tiempo perdido y añejado en el alma de las personas, en su confianza en las instituciones, en su autoestima como ciudadanos. ¿Qué derecho tiene alguien a abusar de ese, nuestro tiempo, ese que se da una sola vez?

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.