Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Por qué no antes?

El pasado 15 de agosto, el lector Félix Díaz denunciaba que el edificio donde vive (calle I No. 15013, entre 7ma. y D, Altahabana, La Habana) tenía problemas con el agua, al punto de que estuvieron hasta una semana sin ese servicio.

Lo más preocupante, según el remitente, era que el problema no residía en insuficiencia del suministro, sino en la anárquica e ilegal manipulación de válvulas por residentes de otras cuadras, a su conveniencia.

A tenor con la situación, precisaba, los vecinos presentaron reiteradas quejas a Acueducto y Alcantarillado del Sur, y les enviaban entonces una pipa por semana. Pero ellos entendían que esa no es la solución, sino revisar y eliminar las indisciplinas antes citadas.

Al respecto, el 25 de agosto respondía Lázaro Raúl Iglesias, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Sur, que «a partir de la incidencia con la manipulación indebida de las válvulas de la calle 7ma. esquina a H, y de calle 10 esquina a D por vecinos del lugar, se les puso protección a las mismas, y se sustituyó la de 7ma. por una nueva».

Precisa que el edificio de Félix se surte del impulsor de La Fortuna, y presenta irregularidad por la inestabilidad en el servicio de agua de la fuente de abasto Cuenca Sur. Dicha fuente, apunta, está trabajando con bajas presiones hace varios meses. «A partir de las 3:00 p.m., el equipo se detiene por no tener agua en el sistema, pues ese horario coincide con el llenado de los tanques de Palatino, y se restablece casi cuatro horas más tarde», agrega.

Informa Félix que después de varias visitas del Técnico de Operaciones por la zona, en las que se evaluó cada manipulación, se graduó la entrada de agua y se verificó con cada vuelta que se daba a la válvula hasta donde avanzaba la misma, se determinó manipular la válvula en días alternos por el personal de Acueducto y Alcantarillado del Sur: día A para calle I, día B para calle 7ma. Y como medida paliativa se incluyó el servicio de agua por carros cisterna una vez por semana, hasta que se restablezca el servicio por la red hidráulica a los vecinos que no reciben agua.

Agradezco la respuesta y la atención al problema, no sin antes acotar que lo hecho a raíz de lo publicado debiera ser siempre el estilo de tomar el toro por los cuernos de Acueducto y Alcantarillado del Sur y otras instituciones del sector hidráulico, con más razón si hay déficit del líquido. La sistematicidad y la prevención están mucho más escasas que el agua…

Solo cinco días...

Mirtha García Morín es una de tantas personas con vulnerabilidad económica que fue beneficiada por los subsidios estatales para reparar su vivienda, allá en calle 218 No. 5713, entre 57 y 59, en Arimao, municipio capitalino de La Lisa.

Por ese concepto, además del dinero para la adquisición de los materiales y el pago de la mano de obra, estaba incluido el de la transportación de los primeros, que no es asunto fácil en Cuba, y requiere gastos. Y quien le transportaría los materiales acordó con ella que le pagara los servicios al final del trabajo, previendo que colas, trámites y otras situaciones dilatan los procesos.

Cuenta Mirtha que justo a la hora de cobrar el dinero para ese señor en la sucursal del Banco Metropolitano de Ave. 51 No. 21201, en La Lisa, le dijeron que no podía cobrarlo por haberse atrasado en ese trámite. Le explicaron que lo establecido es que solo tiene cinco días para cobrar dicho dinero, y pasado ese tiempo ya no lo puede hacer.

«¿Dónde anunciaron dicha medida para conocimiento de los subsidiados? ¿Por qué no se me dijo al iniciar este proceso? ¿Cómo voy a proceder en alguna gestión si no soy informada a tiempo para no incurrir en yerros como este? ¿Se queda el camionero sin cobrar el dinero del servicio en el que trabajó?».

De esta forma, ya el Estado retiene la cuantía para la transportación, por solo cinco días, en un país donde acceder a un transporte de carga no es nada fácil y expedito.

«Cuando fui al Gobierno municipal tratando de esclarecer esta situación, me encontré que en ninguna de las oficinas sabían nada al respecto de dicha disposición, al igual que en la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda. ¿Qué pasa ahora? ¿Cómo ese hombre va a cobrar su dinero? ¿Cómo yo hago para que él en un futuro quiera hacerme algo semejante si el mismo Banco me hizo quedar mal?», concluye Mirtha.

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