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El reclamo de Odalys

Cada vez que desde su ventana de trabajo contemplaba los aviones partir o aterrizar, Odalys Cordero Bringas sabía, aún desde lejos, cuál era cada uno, sus características y alcance. El Il-62 era uno de sus preferidos, por la estela de humo que dejaba tras de sí y su estilo y elegancia.

Esa capacidad para reconocer los enormes pájaros de hierro con solo un golpe de vista la fue cultivando con el tiempo, el largo tiempo desde que en 1978 entrara a laborar en Cubana de Aviación, con solo 19 años, en el Departamento de Limpieza de Aeronaves.

A partir de entonces, evoca hoy la capitalina, gracias a su esfuerzo y ansias de superación «ocupé una plaza de oficinista C y fui pasando diferentes cursos hasta llegar a (…) Secretaria en la Subdirección de Ingeniería de la Base Técnica de Aviación, cargo que ocupé por 29 años».

Ya en este puesto, continuó superándose mediante cursos y entrenamientos de Secretaria Ejecutiva, Secretaria Competente, Computación... No ha sido sancionada nunca y todas sus evaluaciones son superiores, incluso en la más reciente obtuvo calificación de cien puntos, refiere.

Ah, pero todo ese empeño se agolpa y confunde hoy en su memoria, cuando, ante el proceso de fusión que ha comenzado entre las empresas Cubana de Aviación S.A. y AeroCaribbean S.A, Odalys ha quedado «disponible».

Según se les explicó a los trabajadores de ambas entidades, en la reducción de plantilla que implica la transformación empresarial, «ocuparían los puestos de trabajo los más idóneos y los que más experiencia tuviesen en la actividad que realizaban, y el resto (los disponibles) serían reubicados en otras dependencias de la Aeronáutica Civil, tales como Ecasa, Aerovaradero, etc., en puestos lo más afines posible», apunta la remitente. Sin embargo, al menos en su caso, no considera que se haya cumplido esta premisa.

«Mi mayor sorpresa fue cuando me declararon disponible y lo único que me ofrecieron fue una plaza de Limpieza, la cual ni siquiera es fija, ya que sustituiría temporalmente a una embarazada, por lo cual, al ella incorporarse, quedaría nuevamente disponible (…). Por supuesto que no acepté (…). Actualmente tengo 56 años, y mi salud y mis fuerzas no me acompañan, y a pesar de que ese no es un trabajo deshonroso, no creo que sea el más adecuado para mí. A pesar de tantos años de trabajo, aun me faltan tres y medio para poderme retirar», apunta la lectora.

Para la capitalina resulta inadmisible, además, que su empleo, con requerimientos muy específicos que no comprenden solo hacer cartas y otros documentos, sino un conocimiento de la técnica de la aviación, lo vaya a ocupar una compañera que quedó disponible en otro puesto y no tiene ni la mitad de los años de trabajo de ella.

El proceso de disponibilidad ante la fusión de las dos empresas, a juicio de la remitente, no se ha conducido como debiera, pues se han presentado, dice, otros casos de reclamaciones en la Dirección de Trabajo de Santiago de las Vegas.

«En estos momentos estoy muy dolida y afectada (…) siento nostalgia e impotencia por saber que mis 37 años de labor impecable (…) no tienen ningún valor en el lugar en que con tanto amor y dedicación entregué lo que podía y más», se duele Odalys Cordero Bringas (Calle 112 No. 4105 entre 41 y 43, Marianao, La Habana), quien espera que su reclamo no se pierda en un vuelo de indiferencia.

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