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Compraventa de carne y pienso, ¿con qué reglas?

Jorge Enrique Sánchez Rosabal se ha decepcionado de la cría de conejos y la comercialización de su apreciada carne. Razones no le faltan a este granmense a juzgar por la misiva que nos envía desde Máximo Gómez No. 11 A, Pueblo Nuevo, Media Luna.

Narra, Jorge Enrique que en noviembre de 2014, la Empresa Provincial de Ganado Menor de Granma le compró, a través de la base productiva de una cooperativa, 33 kilogramos de carne de conejo, la que se cotizaba en esos momentos aproximadamente a 10 CUP el kilogramo. Por esta entrega, la citada entidad debía venderle al productor cinco kilogramos de pienso por cada uno de carne, es decir, unos 165 kilogramos del alimento, que a la sazón se comercializaba entre 40 y 55 centavos el kilogramo.

El remitente recibió alrededor de 315 pesos por la carne que produjo, pero como al instante de esa transacción la empresa no había enviado al municipio el pienso correspondiente, él y otros productores quedaron a la espera del valioso alimento para poder seguir criando.

«Ahora, hace aproximadamente una semana (la carta es del 8 de septiembre) es que el representante de esta empresa de ganado menor en el municipio trae el pienso desde la capital de la provincia para efectuar la entrega (venta) del mismo a los criadores comprometidos, después de varias reclamaciones», refiere el granmense.

La excusa que les ofrecieron durante los meses anteriores —apunta— es que no había pienso de conejo o fallaba el transporte para llevarlo de la cabecera de provincia hasta el municipio. Pero lo más alarmante no fue solo que el pienso apareciera nueve meses después, sino que viniera con un costo superior por kilogramo.

«Sabemos que el precio del pienso subió a nivel nacional, al igual que subió el de la carne de conejo, pero por qué se nos cobra por el precio nuevo, si nosotros vendimos la carne por el viejo (…). Vendí en alrededor de 315 pesos y pagué por el pienso más de 420…, perdí más de cien pesos en la operación cuando debía ganar por mi trabajo y mi esfuerzo aproximadamente 220 pesos», se duele el productor.

Y añade con justeza que no son responsabilidad de ellos, los criadores, los disímiles obstáculos que impidieron que el pienso llegara en el momento en que se hizo la venta de carne y les era rentable a las partes el negocio.

Con la necesidad que tiene el país de estimular por todas las vías y medios posibles la producción alimentaria, máxime de una carne poco abundante, ¿cómo nos damos el lujo de frenar así a quienes producen? En Media Luna, Jorge Enrique Sánchez Rosabal espera por la solución a su reclamo.

Peligro talado

El capitalino Hainer Martínez Cabrera (calle 310, No. 2938, reparto Fraga, La Lisa) denunció aquí el 22 de julio último las múltiples gestiones, esperas y peloteo de que fue víctima en su afán de que se talara un peligroso árbol que amenazaba la integridad de su familia y su hogar.

La Empresa Forestal, Áreas Verdes, el Gobierno Municipal, Comunales y la Empresa Eléctrica, entidad que debía enfriar las líneas cuando se fuera a acometer la tala, fueron los organismos a los que acudió el doliente desde principios de 2013.

A propósito contesta Ricardo Mangana Pérez, director general de la Empresa Eléctrica en La Habana. Informa Ricardo que el 15 de mayo la UEB de su empresa en La Lisa recibió la solicitud de la tala por parte del Gobierno Municipal, y el 25 de ese mes el Jefe de Operaciones de la referida UEB visitó a la familia de Hainer y le explicó los casos y formas en que procedía la intervención de la Empresa Eléctrica para estos asuntos.

Aunque la tala de este árbol específicamente, por su posición, no era responsabilidad de la Empresa Eléctrica, la entidad ejecutó el trabajo de conjunto con Áreas Verdes, comunica el directivo.

Agradecemos la respuesta y más aún el oportuno corte del peligro. Ahora esta familia puede descansar tranquila.

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