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Un video que estremece

Un video que estremece

 

La doctora Valia Rodríguez Rodríguez, quien reside en calle K número 22, Vedado, en la capital, considera que, como mal social, la violencia es una sola, ya se aplique sobre los seres humanos o sobre el resto del reino animal. Lo dice, porque anda circulando por Internet un video al cual califica de «perturbador y alarmante», en el cual se muestra un carro de Zoonosis recogiendo a un perro callejero en la calle 23 y 2 en el Vedado.

Se observa en el video como el trabajador de Zoonosis que recoge al perro lo transporta de cabeza, colgado por las patas traseras, y lo tira con violencia contra la apertura posterior del carro en medio de los gemidos del animal, la mirada impávida de otro trabajador de Zoonosis y el audio de las protestas de algún público que presenció el hecho.

«El video es horrible y causa malestar, indignación y vergüenza ajena extrema», afirma. ¿Hasta cuándo vamos a ser cómplices de la violencia contra los animales en nuestro país como si no importara, como si no tuviera consecuencias, como si no fuera un cáncer social?».

Para Valia, el violento con un animal es potencialmente violento con una mujer, un niño, un anciano o un discapacitado. Con cualquiera que sea más débil en muy diversas situaciones.

«Si vamos seriamente a luchar contra la violencia en nuestro país, precisa, hay que luchar contra el maltrato animal. Este es también un factor que predispone a la violencia social y, al mismo tiempo, consecuencia de la misma. Tenemos que mirarlo a la cara aunque nos duela, porque forma parte de la avalancha de violencia que nos puede alcanzar como individuos y como sociedad».

Acota que en el video se ponen de manifiesto problemas serios dentro de Zoonosis, en los cuales también tiene responsabilidad el Minsap. «Y digo Minsap, porque es el organismo que centra esta tarea, y por tanto tiene que responder por ella. Lo digo como médico que soy».

Valia deduce que en Zoonosis trabajan sin regulaciones del trato al animal. «Podríamos decir que lo que se ve en el video es la acción individual de sujetos insensibles y violentos. Para cualquier administración, a cualquier nivel, siempre será más fácil  argumentar que no sabían y culpar las conductas individuales». Pero no saber, para ella, no exime de responsabilidad. El problema es más profundo. Responsabilizar o sancionar a individuos no evitará que se repita en cada captura de perro.

«Me pregunto si la acción de Zoonosis es controlada por un comité de ética que vele por la manipulación, transporte y sacrificio de los animales. Las malas prácticas en esta esfera se favorecen, porque en Cuba no existen leyes o reglamentos que protejan a los animales y exijan el funcionamiento real de las comisiones de ética en aquellas instituciones que trabajan con ellos. Sin una regulación nacional o ley de protección animal, tampoco se garantiza que los que incurran en esa conducta se penalicen. Eso aportaría indiscutiblemente un freno a la violencia».

Otro asunto que, según Valia, es parte de la misma indiferencia alrededor del tema de la violencia contra el animal: «¿Por qué se siguen utilizando procedimientos viejos y crueles para el sacrificio animal por parte de Zoonosis? La estricnina, la droga que se usa en nuestro país para el sacrificio de los perros que se recogen en la calle, causa convulsiones y parálisis muscular. El perro muere en una asfixia lenta. Es por esta razón que la estricnina en la mayor parte del mundo está prohibida como droga para la eutanasia animal».

Otra inquietud de la doctora es que no hay conciencia colectiva de que la violencia hacia los animales es parte de la violencia general de la sociedad: «Cuando nosotros —padres, médicos, maestros, barrios, cuadras, comunidades todas— observamos el maltrato hacia los animales y lo toleramos —o minimizamos sus causas y efectos—, estamos incubando una bomba de tiempo».

«La prevención de la violencia hacia los animales es un acto de humanidad en sí mismo, sentencia. Los animales son criaturas débiles e inferiores evolutivamente al ser humano. Esta supremacía conlleva la obligación y la responsabilidad de proteger las especies inferiores», plantea. Valia concluye diciendo que una sociedad compasiva y saludable debe proteger a todos los seres vivos y combatir activamente el maltrato animal.

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