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Responde Aguas de La Habana

El pasado 24 de julio reflejé el caso de Arquímides Milán, técnico de la Unidad Básica de Comercio del municipio habanero de Playa, la que arrienda locales a trabajadores por cuenta propia.

Milán contaba que él es quien tramita allí los servicios de electricidad, agua, gas y teléfono, que los privados deben pagarle al Estado. Y por ello, en enero pasado solicitó a la oficina de Aguas de La Habana, sita en calle 110 A esquina a 5ta. B, la ampliación de la acometida de agua para un local arrendado en calle 31 No. 3005.

Tras esperar más de dos meses, se personó allí. Y le notificaron que la factura estaba desde el 12 de febrero, pero que no se habían podido comunicar con Comercio. Para colmo, al revisar la factura, él detectó que no era lo que habían solicitado, si no que estaba hecha para otro servicio. Y la especialista comercial le dijo que quienes de Comercio visitaron el sitio así lo dispusieron.

Arquímides consultó con quien iba a arrendar el local, quien le dijo que así estaba bien, y le entregó la suma de 31 CUC y 1 132.91 CUP para pagar la factura por el nuevo servicio. El 29 de marzo se depositó en la caja de dichas oficinas y le dijeron allí al solicitante que el plazo para la instalación era de 60 días.

Ocho días después de vencido el plazo, Arquímides presentó reclamación de la Unidad Básica de Comercio a la comercial de Aguas de La Habana, quien aseguró que lo informaría.

Ya harto de esperar y de hacer esperar al trabajador por cuenta propia, el 22 de junio pasado Arquímides fue a la sede central de Aguas de La Habana en Palatino, y allí la subdirectora de Facturación le prometió hacer todo por resolver el asunto, que la llamara el 27 de junio.

El 28 de junio pudo comunicar y no habían resuelto. El 6 de julio, cuando me escribió, todo continuaba igual. «¿Por qué una entidad como Aguas de la Habana, con tantos recursos y prestigio, cobra por adelantado y no cumple?», preguntaba Arquímides.

Responde Leonel Díaz Hernández, director general adjunto de Aguas de La Habana, que el trabajo objeto de la queja fue ejecutado el 1ro. de julio, 23 días antes de la publicación de la queja. Y reconoce que «Aguas de La Habana asume la responsabilidad por el retraso de la instalación de la acometida, a pesar de que se sumaron factores externos y ajenos a nuestra voluntad que lamentablemente influyeron en una pronta respuesta».

Y enumera esos factores:

La empresa asumió en enero de 2016 la gestión de los 15 municipios de la ciudad sin contar con la fuerza de trabajo necesaria, en lo cual se trabaja, con prioridad al saneamiento y casos de mayor repercusión social. Hubo también tardanza en el otorgamiento del permiso para romper el pavimento por parte de Viales municipal. Y varios gestores no se comprometieron a dar seguimiento al problema hasta su terminación, ocasionando el desagradable suceso.

Precisa que la fecha de solicitud fue el 4 de febrero, y no en enero. El 9 de febrero se hizo inspección en el local, y de conjunto con el cliente se determinó la ejecución de una nueva acometida. Y el 12 de febrero se contactó con la económica, para informarle que debían pasar por la Oficina Comercial a recoger las prefacturas de pago, lo cual hizo Arquímides el 15 de marzo, un mes después de la notificación telefónica.

«De la última visita de Arquímides con la subdirectora de Facturación, añade, se acordó una posterior comunicación, a fin de informar por parte de Aguas de La Habana la situación de la instalación, no teniendo otro contacto hasta la publicación en Juventud Rebelde».

Afirma Leonel que, aun cuando reconoce el atraso de Aguas… en la ejecución del trabajo, hubo descoordinación por parte de los gestores de la Unidad Básica de Comercio de Playa para dar continuidad a la solicitud de instalación. Ello, acota, demuestra «la necesidad de mantener una comunicación entre nuestras entidades para que las respuestas o quejas que se publiquen reflejen la veracidad en el momento, y no temas que ya hayan tenido un nivel de solución».

Agradezco la respuesta, las explicaciones acuciosas y el hecho de que ya se hubiera resuelto cuando se publicó la queja. Es importante que quien presente una queja sea más exacto a la hora de contar su historia, de manera que no vulnere nuestra confianza.

Al final, el trabajador por cuenta propia fue el afectado por los atrasos y descoordinaciones entre ambas entidades. Y esta columna reflejó, 18 días después, lo que Arquímides contaba en carta de 6 de julio, casi cinco meses después de que se hiciera la solicitud de acometida.

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