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La cultura mayor, la del respeto

El pasado 13 de abril, desde Palma Soriano, Santiago de Cuba, Orlando Fermín de la Vega Prieto denunció que allí hay unos mal llamados proyectos perturbando la tranquilidad de los vecinos con excesos sonoros.

Refirió que los dueños del Bar Champion armaban carpas y una tarima en la calle, con potente audio, insoportable ruido, cierran la calle y cobran la entrada para pagarles a reguetoneros que llevan de La Habana. Y sugería que hay lugares más adecuados para ello, como la plaza Donato Mármol, la de La Cuba y otros.

«El horario es de 6:00 p.m. hasta pasadas las 2:00 a.m. durante tres y más días. Espero que esto tenga oídos receptivos en el Gobierno y el Citma, que han hecho caso omiso a las repetidas quejas. Seguimos reclamando nuestro derecho a la tranquilidad ciudadana», concluía.

Responde Yamile Bruzón García, intendente municipal. Indica que allí el sistema institucional de cultura desarrolla proyectos socioculturales y artísticos en las instituciones y comunidades. Así, se desarrollan las noches culturales palmeras con correcta planificación de la programación, que es analizada, evaluada y aprobada por la comisión gubernamental de recreación sana.

Explica que existe una actividad por cuenta propia denominada Servicio gastronómico en cafetería; Servicio de bar y recreación; y Servicio de decoración, organización de cumpleaños, bodas y otras actividades festivas, ejercida por dos trabajadores, quienes a solicitud de los jóvenes se trasladan a diferentes áreas.

Y acota que se efectuó el análisis en la comisión antes citada sobre los potentes audios que se utilizan en esa actividad. Los dueños fueron advertidos por la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social, y la viceintendente que atiende el programa, por el alto volumen de los equipos. Se prohibió el uso de ellos, solo autorizados en  tradiciones culturales como carnavales, charanga, jornada de la cultura, actividades del verano y fin de año.

Sobre el cierre de la calle y cobro para el pago a los artistas invitados, arguye que se hace al amparo de la Resolución No. 293/2006 del Ministerio de Finanzas y Precios, con el objetivo de recaudar fondos que permitan financiar las fiestas populares; para lograr el autofinanciamiento es necesario potenciar todas las fuentes de ingreso posibles, sujeto a las regulaciones de los Consejos de Administración.

«Las áreas a que hace referencia el recurrente, afirma, son las más adecuadas para esos fines, y están declaradas en el diseño como áreas de fiestas populares, siempre bajo el amparo de las regulaciones establecidas, que incluyen tener en cuenta los horarios y el nivel de ruido. El territorio tiene una estrategia de recuperación de las áreas que se mencionan para el desarrollo de este tipo de actividad. En las del centro de la ciudad no hay ninguna, y se establecen conciliaciones para el desarrollo de estas. Por todo lo expuesto consideramos la queja con razón en parte», concluye.

No es la primera vez que llegan quejas de desenfreno sonoro en Palma Soriano. El 3 de enero de 2023 Manuel Agustín Padrón Ramírez denunció aquí la práctica escandalosa de un trabajador por cuenta propia que con un tráiler y una tarima con seis bafles ensordecedores recorría los barrios, acompañado de la venta de bebidas alcohólicas. Y según la Dirección de Cultura Municipal eso era un «proyecto cultural». En los barrios, cuando les tocaba, había que vivir cerrados, las casas vibraban. «Eso, sin contar que las paredes exteriores de las viviendas se convierten en baños públicos mientras dura la estancia de este mal llamado proyecto de la casa de cultura», concluía.

Y el pasado 3 de marzo, respondió aquí Damaris Navas Isaac, viceintendente para los Servicios, que los decibeles de la música allí estaban en parámetros permisibles avalados por el Citma. Y a su vez añadía que se verificó en varias oportunidades el actuar de los operadores, y se comprobó que «en algunos momentos se violó lo establecido, aspecto en que se fue trabajando para ir contribuyendo a evitar los ruidos ensordecedores».

Añadía que se consideró dicha denuncia con razón en parte, y se evaluaron con mucho rigor las quejas de la población, al punto de realizar reajustes.

Nunca el Citma en Palma Soriano ha respondido al respecto. Ojalá que allí esos entusiastas proyectos estén guiados siempre por la cultura mayor: la del respeto a la paz y el sosiego de los vecinos. Que quienes sufren por la oreja no tengan que hacer más denuncias.

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