Acuse de recibo
Esta es la tercera vez que Orlando Cámbara Hernández nos escribe entre la decepción y cierta esperanza aún, por la desatención de las autoridades con él, su familia y otros vecinos, en su condición de damnificados por los efectos del tornado que azotó a La Habana el 27 de enero de 2019, específicamente sobre la ciudadela donde residen, en Calzada de Luyanó 167, entre Luco y Villanueva, en el municipio habanero de 10 de Octubre.
La primera queja, publicada aquí el 7 de marzo de 2024, reveló que a cinco años del tornado eran damnificados sin solución. Y contó que a raíz del fenómeno meteorológico se habían presentado en los puntos acondicionados para damnificados por medio de la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV), en pos de solicitar ayuda y reparar sus casas.
Después, añadía, una brigada de la Cooperativa no Agropecuaria Santa Fe, se presentó allí con todo tipo de materiales: arena, cemento, recebo, piedra, bovadilla, puertas, ventanas, tuberías de plomería y electricidad, cables, tomas, interruptores y tanques de agua con sus aditamentos, entre otros. Y empezó a laborar en septiembre de ese año. Levantó cuatro paredes en dos de los ocho apartamentos. Y en los primeros 15 días de diciembre de ese año se retiraron. Se reincorporaron en junio de 2020. Llevaron de nuevo más materiales y cien tiras de cabillas, que solo alcanzaron para hacer la placa de los dos primeros apartamentos.
Volvieron a paralizar el trabajo y lo reiniciaron en diciembre de 2020. Y a fines de ese mes se retiraron. Entonces los vecinos de la ciudadela se quejaron en las Direcciones Municipal y Provincial de la Vivienda, y en los Gobiernos y el Partido en la provincia.
A fines de 2021, la misma brigada volvió, y con residuos de materiales que quedaban, levantaron la placa de otros dos apartamentos que, según ellos, tenían que entregar ese año. Y sin concluir, empezaron a laborar en un tercero: Hicieron la cocina, pero el baño lo desbarataron y no lo terminaron, incluso habiendo materiales, porque, según ellos, necesitaban cabillas.
«Por ello, decía, mi apartamento se encuentra lleno con algunos materiales. No podemos vivir ahí, porque se ha ido deteriorando a raíz de tanta espera. No tenemos baño ni cocina. Somos un núcleo de tres personas, y mi hija actualmente está embarazada, además de su niño de cinco años… Estamos pasando mucho trabajo en casa de familiares, a la espera… Nadie del Gobierno ni de la Vivienda de 10 de Octubre se preocupa por nuestra situación, y mucho menos de controlar si esos bienes que el Estado está asignando se están utilizando realmente para el propósito indicado», concluía.
La segunda vez, el 19 de enero de 2025, Orlando refería que tras su primera queja aquí todo se quedó
en «visitas y promesas de los funcionarios municipales y provinciales de Vivienda». Se habían entrevistado con los directivos, pero nadie les daba la respuesta concreta que necesitaban él, su hija y los dos
nietos pequeños.
«Estamos conscientes de la situación difícil que atraviesa el país, decía; sin embargo, la brigada que estaba se llevó los bloques y el cemento. Aquí quedan actualmente, gravilla, arena, y en mi casa las tuberías de agua y electricidad, así como puertas, ventanas y otros materiales para la obra, sin que haya un control por parte de Vivienda».
Orlando solo pedía ser escuchado no a título personal, sino como padre y abuelo en primer orden. «Es duro que mi hija y mis dos nietos pequeños estén todavía viviendo en condiciones críticas, pasando trabajo en casa de familiares», concluía.
Y hace unos días Orlando me escribió para contar que todo sigue igual. Los vecinos de la ciudadela, añade, conocen la situación del país. «Pero es inhumano que familias estén a la espera de que les den solución a su problema, con niños que, por no tener donde albergarse, solo utilizan una parte de su casa; y cuando llueve se mojan».
Con bastante molestia señala que «las familias de la ciudadela nos sentimos defraudadas. Han pasado años con el mismo problema sin que nadie nos dé una explicación, y más que eso una solución».
Para que lleguen sus quejas o planteamientos a esta sección, usted deberá enviarlos al correo lectores@juventudrebelde.cu, sin olvidar su nombre y apellidos y la dirección particular donde reside.