Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

De nuevo junto a los oprimidos del mundo

Cuba es el ejemplo que seguimos, afirmó el embajador de esa nación centroamericana en Cuba, Luis Cabrera González

Autor:

Hedelberto López Blanch

El triunfo de la Revolución Sandinista, el 19 de julio de 1979, resultó uno de los acontecimientos más relevantes del pasado siglo, cuando proliferaban por América Latina las dictaduras militares con la aprobación de Estados Unidos, afanado en mantener el control absoluto sobre la región y, a la par, tratar de aislar a la Revolución Cubana.

Pero, tras el ascenso sandinista al poder, Washington desató una violenta guerra contra Nicaragua: armó y entrenó a miles de miembros de la derrotada dictadura de Anastasio Somoza y a mercenarios pagados por la Agencia Central de Inteligencia y el Pentágono que llenaron de luto a todo ese país.

La cruenta guerra y el férreo bloqueo económico decretado por Estados Unidos debilitaron la posición del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que fue derrotado en los comicios de febrero de 1990. Se abrió entonces un largo período de gobiernos neoliberales, que profundizaron el hambre y la miseria del pueblo nicaragüense.

Embajador Luis Cabrera González. Foto: H.L.B. Sin embargo, el 10 de enero de 2007 el FSLN ganó las elecciones generales; el pueblo eligió como presidente al Comandante Daniel Ortega. Para conocer detalles sobre los desafíos y proyecciones futuras del gobierno, Juventud Rebelde entrevistó al recién nombrado embajador de ese país en Cuba, Luis Cabrera González.

—¿Qué características tiene para usted la celebración del aniversario 28 del triunfo de la Revolución Sandinista?

—Es motivo de orgullo en las actuales circunstancias, cuando volvemos a compartir junto con Cuba, y ahora con Venezuela y Bolivia, lo que significa una nueva forma de gobierno, una nueva forma de poder popular en el continente americano, en Centroamérica. Los lazos más estrechos de esas relaciones se concretaron entre las dos revoluciones triunfantes del siglo pasado: la Cubana y la Sandinista. Por eso, hay que decirlo con el corazón, es motivo de orgullo estar nuevamente en el poder y tratar de gobernar lo mejor posible a favor del pueblo nicaragüense.

—¿Cómo considera la etapa de gobiernos neoliberales vivida por el pueblo nicaragüense?

—Estos 16 años han sido muy duros para nuestro pueblo. Se llegó al 35 por ciento de analfabetismo, con casi el 70 por ciento de la población en condiciones de pobreza y de ellos el 60 por ciento en condiciones de extrema pobreza. La gran mayoría de las familias han vivido con el equivalente de un dólar diario y sin ningún tipo de ayuda gubernamental para adquirir una parte de la canasta básica: arroz, frijoles, aceite, azúcar... Tampoco tenían acceso a la educación ni a la atención médica, porque existía una despreocupación inmensa por el pueblo.

«Esa situación se está tratando de recomponer ahora y para ello debe existir una forma de convivencia nacional para lograr que el país salga adelante. El neoliberalismo fue, es y será fuente de corrupción, y eso fue lo que encontramos en Nicaragua.

—¿Cómo ve las perspectivas de Nicaragua dentro de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA)?

—Más que una perspectiva, es una realidad. El 10 de enero de 2007 estábamos casi sin energía eléctrica, con apagones de 10 a 15 horas diarias. Un mes antes, en diciembre de 2006, una misión del FSLN llegó a Cuba y tras conversaciones y con el apoyo de Venezuela, se colocaron las primeras plantas eléctricas que entregaron 60 megavatios.

«Antes aún, por medio del ALBA, Cuba entregó al Frente Sandinista un gran lote de televisores y videos VHS, así como la cesión de todos los derechos del programa Yo Sí Puedo, que permitió a muchas personas alfabetizarse y a otras continuar esa tarea.

«También, mediante la Operación Milagro, más de 2 000 personas recuperaron su visión en la Isla, una atención completamente gratuita, a pesar de su costo elevadísimo, que se calcula entre 2 000 y 3 000 dólares por paciente (viajes, días de ingreso, tratamiento, operación).

«El ALBA es una realidad. Ya tenemos el proyecto de una refinería de combustible para Centroamérica; aunque todavía tenemos problemas con equipos generadores, pero pensamos que en agosto habrá mejoría y en 2008 quedará resuelta esa crisis, aunque debemos recurrir, además, a todos los recursos de energía renovables que poseemos, tanto hidráulicos como térmicos.

«Ahora bien, nuestro principal enemigo es la pobreza y entre las prioridades del gobierno están: resolver la salud y la educación para todo el pueblo, llevar adelante el proyecto hambre cero y solucionar los problemas energéticos.

«Hemos ido avanzando, ya hay una clínica instalada para la Operación Milagro en Ciudad Sandino, cerca de Managua, donde se han operado alrededor de mil personas en forma gratuita; se van a instalar dos hospitales de campaña, uno en el Atlántico Norte y otro en el Atlántico Sur, ambos donados por Cuba».

—¿Cómo evalúa las relaciones entre Cuba y Nicaragua?

—Cuando conversamos con las personas, decimos que si no hubiese habido Revolución en Cuba, no la hubiese habido en Nicaragua. Cuba es el ejemplo que seguimos. Tuve la oportunidad de compartir en este país todo el período especial, y alguna vez la historia tendrá que hablar del heroísmo del pueblo cubano, de la capacidad de sus dirigentes con el Comandante en Jefe Fidel Castro a la vanguardia, porque demostró al mundo que podía sobrevivir en las peores condiciones, cuando se caía el campo socialista y la Unión Soviética. Cuba renació como el Ave Fénix.

«Las relaciones entre nuestros países se han mantenido en todo momento. Fidel y Cuba siempre han estado junto a Daniel y al Frente Sandinista y el Comandante Daniel Ortega ha estado siempre junto a Cuba y a Fidel. Por citar un solo ejemplo de la fortaleza de estas relaciones te diré que los 59 médicos nicaragüenses que se acaban de graduar este año en Cuba, van a integrar la brigada que prestará servicios en la costa atlántica de Nicaragua. Ellos han decidido denominarla Brigada Vilma Espín en homenaje a la gran heroína cubana. Esto marca el profundo sentimiento de cariño, amistad y solidaridad entre nuestros países.

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