Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una fuerte sacudida

La UJC se desvela en el empeño de latir al compás de los corazones juveniles. Juventud Rebelde conversó con Yuniasky Crespo Baquero, quien, como primera secretaria del Comité Nacional de la organización, es una de las responsables de llevar la voz cantante de las inquietudes de los jóvenes de hoy.

Autor:

Juventud Rebelde

La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) se mira por dentro. Estos últimos meses lo demuestran y casi convierten la frase anterior en palabras gastadas. Pero, más allá de sentidos y esencias, es evidente para la mayor parte del universo juvenil que la organización política de vanguardia anda sacudiéndose y espabilándose; no estaba dormida, aunque sabe que necesita estar más despierta. Y nos atreveríamos a decir que se desvela con más energías que nunca.

Y como cada uno de los militantes es dueño de cambiar todo lo que deba ser cambiado, Juventud Rebelde conversó con Yuniasky Crespo Baquero, quien, como primera secretaria del Comité Nacional de la organización, es una de las responsables de llevar la voz cantante de las inquietudes de los jóvenes de hoy.

La dirigente juvenil compartió con este diario sus pareceres, el modo en el que se «mueve» la UJC, el debate renovador que ha caracterizado cada momento del proceso previo al X Congreso y la verdad de que la UJC no esperó al  cónclave para pensar el futuro.

—¿Cómo valora el proceso previo al X Congreso? ¿Qué lo ha distinguido? ¿Se generó el debate necesario?

—Considero que la valoración más adecuada para el proceso previo al Congreso es definiéndolo como inclusivo y generador de diálogo. Desde sus inicios, nos propusimos que el proceso de balance trascendiera los marcos de las organizaciones de base y se convirtiera en un escenario mucho más amplio, que movilizara y permitiera conectar a los jóvenes con la organización que los representa.

«Ello nos permite afirmar, sin generar autocomplacencias, que ha sido un buen proceso y ha cumplido muchas de las expectativas que nos propusimos al diseñar cada una de las etapas. Sus diversos escenarios se distinguieron por una mayor frescura, sin menoscabo de la seriedad y profundidad que demandaron los temas evaluados. El hecho de que más de 870 000 adolescentes y jóvenes tomaran parte, de una u otra forma, en las conexiones necesarias, los diálogos abiertos, las plazas jóvenes y otros espacios que precedieron al Congreso, constituye un termómetro efectivo para medir el impacto de lo que hemos venido haciendo».

—¿Cuáles son las propuestas esenciales que trae la Juventud a la cita? ¿Qué impacto podrían tener en la vida de la organización para los nuevos tiempos?

—Nos hemos concentrado en los temas en que más se ha insistido desde el nivel de base, aspectos medulares como la ejemplaridad de los militantes, su protagonismo en el centro laboral y en el barrio, el papel de los jóvenes en la actualización del modelo económico, el vínculo con las nuevas formas de gestión no estatal, las insatisfacciones sobre la manera de concebir y acceder a la recreación, el uso de las nuevas tecnologías para enfrentar las campañas subversivas del enemigo, la enseñanza de la historia de Cuba, la formación de valores, la continuidad de estudios, el empleo juvenil, los sistemas de pago, la atención a los jóvenes de las comunidades rurales, la prevención de conductas antisociales y la defensa de nuestra ideología desde cualquier trinchera.

«Cuando se observa esta amplitud de temas, se hace evidente que cada uno de ellos tiene y seguirá teniendo un impacto considerable para la vida de la organización en el futuro inmediato. De estos asuntos se han de nutrir los objetivos para el trabajo, el diseño de cada actividad y la concepción del debate político a todos los niveles».

—¿Cómo planean la UJC y el país satisfacer las respuestas a los planteamientos de un modo efectivo?

—Es importante decir que todas estas preocupaciones y prioridades de los jóvenes no las hemos ido acumulando fríamente para reunirlas luego en un informe y planear para ellas acciones futuras. Cada uno de estos aspectos ya los venimos evaluando, discutiendo y buscando sus respuestas con los organismos e instituciones implicadas.

«Es algo que hemos entendido como urgente, para evitar que se queden en las actas y sean letra muerta. Lógicamente, muchos son asuntos complejos que no dependen de una medida instantánea que alguien pueda tomar; son soluciones multifactoriales, pero nada se ha obviado y en lo adelante lo más efectivo que podemos hacer es seguir insistiendo, proponiendo e impulsando en cada espacio donde sea posible».

—¿Cuáles son las demandas que serán más difíciles de responder? ¿Por qué?

—Es evidente que existen cuestiones de orden material que llevan un ritmo dictado por la política general que sigue el país dentro del perfeccionamiento de nuestro modelo económico. Esas soluciones relacionadas con la recreación, el salario, el desarrollo de las infocomunicaciones y algunas otras de esta naturaleza, no alcanzarán una satisfacción completa de manera automática o inmediata; pero puedo declarar con entera responsabilidad, que existe receptividad en cada uno de los responsables de estos temas, existe voluntad de buscar soluciones para estas preocupaciones de la juventud.

—¿Cómo se ha adaptado la UJC a los cambios en el modelo económico y social cubano? ¿Qué relación existe con la juventud del sector no estatal?

—Durante los últimos años hemos venido trabajando con el fin de atemperarnos a los cambios que tienen lugar en el país, de estar más cerca de lo que opinan y piensan los jóvenes. Hemos adecuado nuestros documentos rectores tomando en cuenta las opiniones de militantes y no militantes, modificamos nuestras normas de cotización adecuándolas a la realidad económica en cada uno de los sectores, rediseñamos el trabajo de los cuadros para acercarlos más a la vida cotidiana y a las inquietudes del sector juvenil, y despojarnos de burocratismos.

«Nuestra relación en ascenso con el sector no estatal es un ejemplo de lo anterior, pues aun cuando es un espacio donde tenemos que incluirnos más, ya se han obtenido resultados positivos, dentro de los cuales vale destacar la  creación de 125 organizaciones de base de la UJC con jóvenes en formas de empleo no estatal, que agrupan a más de mil de estas muchachas y muchachos».

—¿Cuán lejos o cerca está la Unión de Jóvenes Comunistas de lo que desean sus militantes y la juventud cubana?

—Es un asunto complejo poder fijar un punto exacto de medida para este tema. Sin embargo, aun cuando reconocemos lo mucho que nos falta por hacer, creemos que en los últimos años hemos acortado distancia entre la organización y los jóvenes que nos toca representar. Sabemos que existen muchas insatisfacciones e, incluso, a veces persisten estereotipos que son difíciles de cambiar, pero luchamos por demostrar que no estamos enclaustrados en una urna de cristal o fijos dentro de una oficina, presos de las reuniones formales o los papeles.

«Una mirada a lo sucedido en el proceso del Congreso y a las múltiples actividades juveniles de carácter histórico, cultural, recreativo y científico realizadas, puede ayudar a comprender que hoy los dirigentes juveniles, sin descuidar el funcionamiento interno de la UJC, están prestos a dinamizar nuestra labor».

—¿Cuánto debe cambiar o repensarse en el funcionamiento de la organización luego de esta cita?

—Quiero reiterar la idea de que la UJC no está esperando al día 19 de julio, cuando concluya la sesión plenaria del Congreso, para sentarnos a evaluar lo que debemos cambiar para el futuro. El Congreso es parte de un proceso mucho más largo, en el que venimos trabajando desde hace algunos años, encaminado a cambiar métodos y estilos de trabajo.

«Está claro que los debates en las comisiones, en el plenario y lo que surgió en cada asamblea a los diferentes niveles, nos aportan ideas muy útiles y han validado formas de trabajo y espacios de intercambio que tendrán que quedarse definitivamente dentro del sistema de trabajo de la organización. Considero que el reto más importante que nos queda luego de la cita, es no debilitar nuestra vida interna, seguir creciendo con calidad en nuestra membresía y mantener el vínculo permanente con todos los niños, adolescentes y jóvenes».

—¿Cuánto cambió su visión como militante entre la labor que realizaba antes y la que desempeña ahora?

—El cambio ha sido grande, lo cual resulta lógico pues, cuando actúas en un radio de acción limitado, vinculado con un colectivo específico, con una actividad determinada, tienes una visión menos abarcadora de múltiples temas e incluso no llegas a interactuar con asuntos económicos, sociales o laborales diferentes a tu actividad profesional.

«Sin embargo, cuando enfrentas una tarea como esta y te vas compenetrando con escenarios tan disímiles, comprendiendo las preocupaciones de diversos sectores y grupos de edades, escuchando y participando en los debates, experimentas un cambio profundo en tu percepción de los asuntos, acumulas conocimientos y logras entender con mayor claridad cuál es el reto de un dirigente juvenil cubano de estos tiempos, la importancia de estar bien preparado, de trabajar con modestia y consagración, de ser fiel al Partido y a la Revolución».

—¿Qué ha hecho la UJC por mejorar su presencia en las redes sociales y emplear mejor las nuevas tecnologías?

—Se ha creado una estrategia encaminada a reforzar nuestra presencia en este importante espacio, que cada día juega un rol mayor en todas las facetas de la vida cotidiana y que encuentra en los jóvenes a los más activos consumidores de estas oportunidades de comunicación, investigación e intercambio.

«Desde la Redacción digital de Juventud Rebelde se han hecho varias acciones: entrevistas on-line con el Buró Nacional, deportistas o especialistas en temas de interés para los jóvenes, tuitazo por los Cinco y otras campañas juveniles. La gestión de contenidos de esta página y su posibilidad de comentarios la ha situado en una preferencia para los jóvenes ligeramente superior a la edición impresa, al generar el debate y la polémica sobre diversos aspectos.

«El portal Soy Cuba ya tiene dos años de estar en línea, con una buena aceptación en el público joven. Hoy cuentan con una media de mil visitas diarias y unas 30 000 mensuales, y son más de 300 los usuarios que han abierto blogs en esta plataforma. Están en fase de prueba cuatro sitios de la Editora Abril desarrollados por la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) en la web 2.0; con ellos se logra que sus siete sitios estén en este soporte, lo que debe darles mayor atractivo y visibilidad entre los públicos a los que van dirigidos.

«Desde la UJC estimulamos que los blogueros jóvenes hagan de las redes un escenario para la lucha ideológica y la transformación social. Desde ese espacio convocamos a superar la concepción de que estar en la Red es perder el tiempo y llamamos a hacer política en Internet para enfrentar, desde el pensamiento y la individualidad, la guerra cultural que hoy se nos hace. En ese empeño también impulsamos una mayor preparación de nuestros cuadros, para que se inserten con efectividad en esos escenarios».

a Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) se mira por dentro. Estos últimos meses lo demuestran y casi convierten la frase anterior en palabras gastadas. Pero, más allá de sentidos y esencias, es evidente para la mayor parte del universo juvenil que la organización política de vanguardia anda sacudiéndose y espabilándose; no estaba dormida, aunque sabe que necesita estar más despierta. Y nos atreveríamos a decir que se desvela con más energías que nunca.

Y como cada uno de los militantes es dueño de cambiar todo lo que deba ser cambiado, Juventud Rebelde conversó con Yuniasky Crespo Baquero, quien, como primera secretaria del Comité Nacional de la organización, es una de las responsables de llevar la voz cantante de las inquietudes de los jóvenes de hoy.

La dirigente juvenil compartió con este diario sus pareceres, el modo en el que se «mueve» la UJC, el debate renovador que ha caracterizado cada momento del proceso previo al X Congreso y la verdad de que la UJC no esperó al cónclave para pensar el futuro.

—¿Cómo valora el proceso previo al X Congreso? ¿Qué lo ha distinguido? ¿Se generó el debate necesario?

—Considero que la valoración más adecuada para el proceso previo al Congreso es definiéndolo como inclusivo y generador de diálogo. Desde sus inicios, nos propusimos que el proceso de balance trascendiera los marcos de las organizaciones de base y se convirtiera en un escenario mucho más amplio, que movilizara y permitiera conectar a los jóvenes con la organización que los representa.

«Ello nos permite afirmar, sin generar autocomplacencias, que ha sido un buen proceso y ha cumplido muchas de las expectativas que nos propusimos al diseñar cada una de las etapas. Sus diversos escenarios se distinguieron por una mayor frescura, sin menoscabo de la seriedad y profundidad que demandaron los temas evaluados. El hecho de que más de 870 000 adolescentes y jóvenes tomaran parte, de una u otra forma, en las conexiones necesarias, los diálogos abiertos, las plazas jóvenes y otros espacios que precedieron al Congreso, constituye un termómetro efectivo para medir el impacto de lo que hemos venido haciendo».

—¿Cuáles son las propuestas esenciales que trae la Juventud a la cita? ¿Qué impacto podrían tener en la vida de la organización para los nuevos tiempos?

—Nos hemos concentrado en los temas en que más se ha insistido desde el nivel de base, aspectos medulares como la ejemplaridad de los militantes, su protagonismo en el centro laboral y en el barrio, el papel de los jóvenes en la actualización del modelo económico, el vínculo con las nuevas formas de gestión no estatal, las insatisfacciones sobre la manera de concebir y acceder a la recreación, el uso de las nuevas tecnologías para enfrentar las campañas subversivas del enemigo, la enseñanza de la historia de Cuba, la formación de valores, la continuidad de estudios, el empleo juvenil, los sistemas de pago, la atención a los jóvenes de las comunidades rurales, la prevención de conductas antisociales y la defensa de nuestra ideología desde cualquier trinchera.

«Cuando se observa esta amplitud de temas, se hace evidente que cada uno de ellos tiene y seguirá teniendo un impacto considerable para la vida de la organización en el futuro inmediato. De estos asuntos se han de nutrir los objetivos para el trabajo, el diseño de cada actividad y la concepción del debate político a todos los niveles».

—¿Cómo planean la UJC y el país satisfacer las respuestas a los planteamientos de un modo efectivo?

—Es importante decir que todas estas preocupaciones y prioridades de los jóvenes no las hemos ido acumulando fríamente para reunirlas luego en un informe y planear para ellas acciones futuras. Cada uno de estos aspectos ya los venimos evaluando, discutiendo y buscando sus respuestas con los organismos e instituciones implicadas.

«Es algo que hemos entendido como urgente, para evitar que se queden en las actas y sean letra muerta. Lógicamente, muchos son asuntos complejos que no dependen de una medida instantánea que alguien pueda tomar; son soluciones multifactoriales, pero nada se ha obviado y en lo adelante lo más efectivo que podemos hacer es seguir insistiendo, proponiendo e impulsando en cada espacio donde sea posible».

—¿Cuáles son las demandas que serán más difíciles de responder? ¿Por qué?

—Es evidente que existen cuestiones de orden material que llevan un ritmo dictado por la política general que sigue el país dentro del perfeccionamiento de nuestro modelo económico. Esas soluciones relacionadas con la recreación, el salario, el desarrollo de las infocomunicaciones y algunas otras de esta naturaleza, no alcanzarán una satisfacción completa de manera automática o inmediata; pero puedo declarar con entera responsabilidad, que existe receptividad en cada uno de los responsables de estos temas, existe voluntad de buscar soluciones para estas preocupaciones de la juventud.

—¿Cómo se ha adaptado la UJC a los cambios en el modelo económico y social cubano? ¿Qué relación existe con la juventud del sector no estatal?

—Durante los últimos años hemos venido trabajando con el fin de atemperarnos a los cambios que tienen lugar en el país, de estar más cerca de lo que opinan y piensan los jóvenes. Hemos adecuado nuestros documentos rectores tomando en cuenta las opiniones de militantes y no militantes, modificamos nuestras normas de cotización adecuándolas a la realidad económica en cada uno de los sectores, rediseñamos el trabajo de los cuadros para acercarlos más a la vida cotidiana y a las inquietudes del sector juvenil, y despojarnos de burocratismos.

«Nuestra relación en ascenso con el sector no estatal es un ejemplo de lo anterior, pues aun cuando es un espacio donde tenemos que incluirnos más, ya se han obtenido resultados positivos, dentro de los cuales vale destacar la creación de 125 organizaciones de base de la UJC con jóvenes en formas de empleo no estatal, que agrupan a más de mil de estas muchachas y muchachos».

—¿Cuán lejos o cerca está la Unión de Jóvenes Comunistas de lo que desean sus militantes y la juventud cubana?

—Es un asunto complejo poder fijar un punto exacto de medida para este tema. Sin embargo, aun cuando reconocemos lo mucho que nos falta por hacer, creemos que en los últimos años hemos acortado distancia entre la organización y los jóvenes que nos toca representar. Sabemos que existen muchas insatisfacciones e, incluso, a veces persisten estereotipos que son difíciles de cambiar, pero luchamos por demostrar que no estamos enclaustrados en una urna de cristal o fijos dentro de una oficina, presos de las reuniones formales o los papeles.

«Una mirada a lo sucedido en el proceso del Congreso y a las múltiples actividades juveniles de carácter histórico, cultural, recreativo y científico realizadas, puede ayudar a comprender que hoy los dirigentes juveniles, sin descuidar el funcionamiento interno de la UJC, están prestos a dinamizar nuestra labor».

—¿Cuánto debe cambiar o repensarse en el funcionamiento de la organización luego de esta cita?

—Quiero reiterar la idea de que la UJC no está esperando al día 19 de julio, cuando concluya la sesión plenaria del Congreso, para sentarnos a evaluar lo que debemos cambiar para el futuro. El Congreso es parte de un proceso mucho más largo, en el que venimos trabajando desde hace algunos años, encaminado a cambiar métodos y estilos de trabajo.

«Está claro que los debates en las comisiones, en el plenario y lo que surgió en cada asamblea a los diferentes niveles, nos aportan ideas muy útiles y han validado formas de trabajo y espacios de intercambio que tendrán que quedarse definitivamente dentro del sistema de trabajo de la organización. Considero que el reto más importante que nos queda luego de la cita, es no debilitar nuestra vida interna, seguir creciendo con calidad en nuestra membresía y mantener el vínculo permanente con todos los niños, adolescentes y jóvenes».

—¿Cuánto cambió su visión como militante entre la labor que realizaba antes y la que desempeña ahora?

—El cambio ha sido grande, lo cual resulta lógico pues, cuando actúas en un radio de acción limitado, vinculado con un colectivo específico, con una actividad determinada, tienes una visión menos abarcadora de múltiples temas e incluso no llegas a interactuar con asuntos económicos, sociales o laborales diferentes a tu actividad profesional.

«Sin embargo, cuando enfrentas una tarea como esta y te vas compenetrando con escenarios tan disímiles, comprendiendo las preocupaciones de diversos sectores y grupos de edades, escuchando y participando en los debates, experimentas un cambio profundo en tu percepción de los asuntos, acumulas conocimientos y logras entender con mayor claridad cuál es el reto de un dirigente juvenil cubano de estos tiempos, la importancia de estar bien preparado, de trabajar con modestia y consagración, de ser fiel al Partido y a la Revolución».

—¿Qué ha hecho la UJC por mejorar su presencia en las redes sociales y emplear mejor las nuevas tecnologías?

—Se ha creado una estrategia encaminada a reforzar nuestra presencia en este importante espacio, que cada día juega un rol mayor en todas las facetas de la vida cotidiana y que encuentra en los jóvenes a los más activos consumidores de estas oportunidades de comunicación, investigación e intercambio.

«Desde la Redacción digital de Juventud Rebelde se han hecho varias acciones: entrevistas on-line con el Buró Nacional, deportistas o especialistas en temas de interés para los jóvenes, tuitazo por los Cinco y otras campañas juveniles. La gestión de contenidos de esta página y su posibilidad de comentarios la ha situado en una preferencia para los jóvenes ligeramente superior a la edición impresa, al generar el debate y la polémica sobre diversos aspectos.

«El portal Soy Cuba ya tiene dos años de estar en línea, con una buena aceptación en el público joven. Hoy cuentan con una media de mil visitas diarias y unas 30 000 mensuales, y son más de 300 los usuarios que han abierto blogs en esta plataforma. Están en fase de prueba cuatro sitios de la Editora Abril desarrollados por la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) en la web 2.0; con ellos se logra que sus siete sitios estén en este soporte, lo que debe darles mayor atractivo y visibilidad entre los públicos a los que van dirigidos.

«Desde la UJC estimulamos que los blogueros jóvenes hagan de las redes un escenario para la lucha ideológica y la transformación social. Desde ese espacio convocamos a superar la concepción de que estar en la Red es perder el tiempo y llamamos a hacer política en Internet para enfrentar, desde el pensamiento y la individualidad, la guerra cultural que hoy se nos hace. En ese empeño también impulsamos una mayor preparación de nuestros cuadros, para que se inserten con efectividad en esos escenarios».

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