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Urge mayor protección del manatí

En lugar de descender, las cifras de muerte de este mamífero se han disparado a niveles alarmantes en la bahía Nazábal, de Villa Clara, debido, sobre todo, a la pesca irresponsable y furtiva

Autor:

Nelson García Santos

ENCRUCIJADA, Villa Clara.— Pensé encontrar una alentadora noticia sobre la suerte de los manatíes, en la bahía de Nazábal, pero hallé una situación alarmante, que tiene en jaque la propia supervivencia de la especie.

Desde hace años, en estas páginas, se alerta del fenómeno de las muertes del mamífero en esa zona que, en vez de bajar las cifras, se han disparado: 29 han ocurrido desde 2001 hasta la fecha, afirma Eddy García Alfonso, especialista en mamíferos marinos del Refugio de Fauna Lanzanillo-Pajonal-Fragoso.

Como si esto fuera poco, enfatiza, en mayo último se encontró un cementerio de esos animales —que son herbívoros— en la playa Jaquete, con osamentas correspondientes a nueve ejemplares de esta especie.

Todas las muertes ocurridas hasta ahora, la mayoría de animales adultos, fueron documentadas, es decir, cada una ha sido comprobada. Esta zona tiene el triste récord de ser la de mayor mortalidad de la especie en el país, precisa el especialista.

La causa principal resulta la pesca furtiva de la especie y el uso de chinchorros de arrastre que, aunque están prohibidos, continúan utilizándose, subraya García Alfonso, quien trabaja también con el Centro de Investigaciones Marinas, de la Universidad de La Habana, institución rectora en el país del programa para preservar el manatí.

En el arte de pesca del chinchorro quedan atrapados los mamíferos y pueden ahogarse si no salen a respirar a la superficie, o luego de capturados resultan rematados.

La evidencia de que los atrapan para aprovechar sus carnes, está en que la mayoría se han encontrado descuartizados.

Lamentablemente, en la bahía de Nazábal han disminuido las poblaciones del mamífero, según confirma el monitoreo en el área y las encuestas realizadas a los pescadores, quienes notan también la ausencia de la especie en lugares donde antes se le veía.

El daño hecho cobra aún mayor connotación, al conocerse que las hembras también han sido sacrificadas. Estas paren cada dos años, con un tiempo de gestación de 12 meses.

La situación del hábitat de los manatíes en la bahía de Nazábal, donde aumentó la explotación de la pesca, ha llegado al extremo, pese a los esfuerzos hechos por los especialistas del área protegida y los cuerpos de guardabosques y guardafronteras, reconoce García Alfonso.

Destacó que ante el panorama actual hay que redoblar la vigilancia y aplicar las medidas necesarias para revertir este panorama, que pasa también por la necesidad de un mayor apoyo material y que los pescadores interioricen la obligación de proteger una especie que pudiera desaparecer.

En la bahía de Nazábal existen condiciones favorables para la reproducción, cría y alimentación de estos animales, debido a la buena distribución de los pastos marinos, cierto grado de protección natural contra el fuerte oleaje y disponibilidad de agua dulce, proveniente del río Sagua la Chica.

El manatí, único mamífero herbívoro de nuestra fauna, vive en aguas poco profundas o en áreas donde los ríos se unen al mar, y están distribuidos en varias regiones de la plataforma marina de nuestro país.

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