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Cruzada Literaria en Camagüey celebra aniversario 31 de la AHS

Cuando se celebra el aniversario 31 de la AHS, JR se acerca a la Cruzada Literaria, un evento de fuerte esencia comunitaria que se debe a esa organización

Autores:

Yahily Hernández Porto
Yanetsy León González

ESMERALDA. Camagüey.- Lombillo parece un pueblo fantasma en medio de cañaverales. Sin embargo, una mañana de agosto esa comunidad esmeraldense transformó su imagen, al albergar a un grupo de atrevidos jóvenes creadores, quienes a la sombra del ateje, donde se tiene buena vista de la tarima, regalaron lo mejor de sus arte.

En el distante municipio rural, la placita representa la zona más connotada, el corazón mismo que fue tomado a media mañana por la Cruzada Literaria, un proyecto que a 14 años de su creación se ha convertido en un gigante movimiento de amor, compromiso y pura creación, en una verdadera feria de las artes.

La luz de una cruzada 

En dos guaguas Girón llegaron unos 40 poetas y trovadores de Pinar del Río, Isla de la Juventud, La Habana, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas, Guantánamo y la ciudad anfitriona; abrían el libro gigante de una cruzada también solidaria, humana, con el verbo y la música entre sus pertenencias más apreciadas.

Todos venían de la ciudad legendaria agramontina y Esmeralda era el cuarto municipio en la ruta de sus conquistas. Este año, el itinerario significó una vuelta a la semilla, pues de Nuevitas siguieron a Minas, de allá a Sierra de Cubitas, donde casi salieron «huyendo» apenas actuaron en La Tumba, debido a un  «aguacerón» como pocos en mucho tiempo, y entonces tocaron la tierra también colorá’, de Esmeralda.

«Ustedes son una luz de esperanza a este pueblo». Ese afecto sonoro lo dio una señora a una de las escritoras de este proyecto sociocultural, quien duerme en escuelas que no son hoteles y come lo modesto y quién sabe si hasta lo mejor en el menú del territorio, confirmó Yoandra Santana, una de las fundadoras del evento, integrado por «locos botelleros», -como se les llamó en sus inicios a los cruzados-. Por eso, los cruzados de verdad no se quejan.

Sobre sus orígenes Santana recordó a JR  «cuando uno crea un proyecto no imagina su alcance, y este es el resultado de aquellos "locos"; como nos llamaban entonces: una idea que forma parte de la tradición cultural de la provincia y de la AHS en varia partes del país, porque son muchos lo que esperan la Cruzada Literaria para cantar su poesía, a un público que agradece con aplausos y gestos a los creadores».

- ¿Por qué la creaste?

- Para saberme y sabernos útiles, para ser consecuente con quienes nos regalaron una Asociación que suma y no envejece. La Cruzada Literaria surgió, hace 14 años, para honrar eternamente a los hermanos Sergio y Luis Saíz Montes de Oca, el cumpleaños del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, cada 13 de agosto, y al Día Internacional de la Juventud, -el 12 del propio mes-. La mejor manera de crear es regalar nuestro arte donde nos lleve él.

«Y surgió y tomó fuerza en los camiones botelleros, donde se transportaban los "chiflados escritores mochileros", así nació la Cruzada Literaria, a fuerza de empuje, y muchos deseos de hacer cosas nuevas».

A ritmo de guitarra y poesía 

Guitarra en ristre, mientras alistaban el audio, en Lombillo, el trovador tunero Carlos Dragoní contó su agradecimiento por tanta humildad acumulada en los pobladores de localidades distantes, en lugares donde jamás se ha escuchado, «pero que en seguida le corearon su tema, Canción a un socio». La holguinera Zulema Gutiérrez, otra reincidente de la Cruzada, todavía estaba fascinada con los niños cubiteños que recibieron como fiesta sus adivinanzas.

«A veces piensas que las personas de lugares más humildes son menos instruidas, menos preparadas, sin embargo te escuchan, aplauden y abrazan… eso los hace grandes y nos alienta a seguir creando», así piensa Youre Merino que anda de estreno en el evento. Este poeta y dibujante de Banes no se fue sin autografiar Chileno (LetrAbierta, 2016) a Leticia Enriquez Salas, la operadora de la turbina del pueblo.

Leticia sin embargo no se conformó y compró otros poemarios: Friso de la vida, de Gustavo Pérez; Cosas dichas sin palabras, de Eliecer Barreto y Días de silencio, de Eduardo Rodríguez. ¿Cuánto dinero se te fue?, intenté provocarla. «Eso no importa, porque me gusta leer. Ellos me firmaron los libros aunque no sean los autores, porque lo importante es el recuerdo de estos jóvenes que no se olvidan de este pueblo».

El atrevido de lombillo

Casi al principio, con sus botas de goma y su baño de sudor, hubo un atrevido, algo que no siempre se logra, aunque sea esencia también de la Cruzada desempolvar los talentos locales.

Jesús Zamora, con diez ediciones en su haber, sabe que por miedo escénico y por otras circunstancias la gente no se desinhibe, pero en Lombillo fue genial «una voz exquisita que hace su vida de agricultor y canta para completar sus noches».

Arnaldo Ramírez Reyes fue el osado operador de tractor en la cooperativa Ignacio Agramonte que puso el guateque de la Cruzada ardiendo, como se dice en buen cubano.

Comentó muy sudoroso después de su actuación que la fuerza de los jóvenes lo impulsó, que sintió la guitarra y salió corriendo hasta la placita, les pidió permiso y cantó.

Y es que la Cruzada Literaria destierra los términos que dividen a los seres humanos, porque no se trata de remarcar al aficionado y al profesional, al joven y al experimentado talento, ella se alza porque entraña el abrazo, por eso su escenario se brinda a conocidos y desconocidos, a jóvenes con cuadernos con sellos de editorial, y autoras como Marlen Segura Ferro, que a sus más de 50 de edad anhela publicar un libro.

Marlen se desempeña como analista del programa cultural de Esmeralda, se enorgullece de egresar de un taller literario, de sus cinco poemas dedicados a Chaplin en la Antología camagüeyana (Ácana, 2003). Estaba feliz de recitar entre famosos, como calificó a Mariela Pérez Castro y a Jesús Zamora, y no dudó en enfatizar el horizonte de su zona: «Esmeralda tiene un buen potencial literario, especialmente en Jiquí, y en Brasil, donde vive Mercedes Pérez, nuestra principal decimista, con poesía publicada en Islas Canarias».

Hay mucho más para contar de lo ocurrido no solo en Lombillo sino en las cerca de 10 localidades e instituciones visitadas por los muchachos y muchachas de esta Cruzada Literaria, pero a veces vale más lo que cada quien se lleva en el corazón, como las vivencias de la poeta Anisley Mirás, de Trinidad; las del avileño Julio César Brown con su canción Lo bueno de lo malo; las de los trovadores Iraida Williams y Harold Díaz, y la escritora Evelin Queipo, quienes recién llegados de la jornada de la Canción Política de Guantánamo se sumaron a su gran libro que es la travesía agramontina de creadores.

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