Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La gran casa azul en sus primeros 55 (+Fotos y Videos)

Un periódico debe ser una fiesta diaria; cuando cumple aniversario no precisa celebrar si cada día ha hecho una fiesta para el lector, y eso precisamente ha intentado hacer Juventud Rebelde en sus años de vida

Autores:

Raciel Guanche Ledesma
Bismark Claro Brito

La tarde del 21 de octubre de 1965 cuando Fidel llegó al estadio Pedro Marrero para dialogar con una juventud militante y entusiasta resultó ser histórica. Bajo aquel espíritu alegre que rodeaba al Comandante y que era también una muestra de apoyo al deseo revolucionario de fundar, surgieron las bases de un periódico comprometido con la verdad.

Sería el nacimiento de un medio de prensa cuyo nombre fue elegido por unanimidad en aquella jornada y que lo compondrían con total justicia la unión de dos palabras: «Juventud Rebelde». La encomienda de Fidel entonces fue clara: «Será un periódico destinado a los jóvenes, pero que debe ser de calidad y que las cosas que en él se escriban interesen a todos».

Con los objetivos muy bien definidos ese día fundacional, Juventud Rebelde  (JR) iniciaba su circulación por todo el país tan pronto como el 22 de octubre de 1965, justo una jornada después del multitudinario acto. Fue así que tomó vida en la imprenta el periódico de los jóvenes cubanos para aglutinar en sus páginas las miradas más agudas, reflexivas y comprometidas con los valores de justicia social conquistados por el pueblo.     

Largo y arduo ha sido desde entonces el camino de un medio de prensa que creció junto a la Revolución y hoy llega vital a sus primeros 55 años. Sin dudas es este un tiempo considerable de labor informativa, reporteril, de investigación y de búsquedas de métodos diversos para tocar temas sociales profundos, incluso, a través del sano humor que nos identifica.

Pero esa faena no ha sido obra de la casualidad ni un mérito a título de unos pocos, sino que es el resultado del trabajo de tantas personas que, periodísticamente, supieron imprimirle a cada página del Diario amor, coraje y mucha vida.  

De JR, su gente

El colectivo de Juventud Rebelde siempre ha sido de un amplio espectro de edades y formas, pero centrado por un mismo espíritu juvenil. Foto: Archivo digital de JR

Desde los difíciles inicios, debido a que eran años de constante asedio al proceso social que se erigía en el país, Juventud Rebelde supo sortear cada escollo apegado al buen tino. Fue por eso que ingresaron en los primeros momentos al periódico gente comprometida con la obra de la Revolución y dispuesta a llevar la realidad de Cuba desde el llano hasta las más humildes lomas.    

En ese caso se encontraba el fotorreportero Juan Moreno Hernández, quien -con sus 52 años de trabajo ininterrumpido en el diario- carga a la espalda y en su lente fotográfico el testimonio de aquellos tiempos fundacionales donde la unidad sería premisa en el colectivo que dirigía entonces Ángel Guerra.

Para Moreno, como cariñosamente se conoce en el gremio, Juventud Rebelde ha sido la escuela y a la vez el hogar permanente donde aún batalla. Recordar los primeros años le resulta emocionante al destacado fotógrafo, porque, según cuenta: «fueron momentos muy bonitos al lado de excelentes profesionales y amigos».

Uno de los buenos periodistas y compañeros que evoca al instante el también Premio Nacional de Periodismo Deportivo por la obra de vida, es al ocurrente Guillermo Cabrera Álvarez. De él precisa que fue de los fundadores del Diario con una calidad humana y profesional indiscutible, que le valió para convertirse en uno de los autores más seguidos a través del tiempo por su sección Tecla Ocurrente.  

Sin dudas los primeros años de Juventud Rebelde iban marcando junto a hombres como Guillermo la identidad del medio. Pero en opinión de Moreno Hernández, entre 1970 y 1980 serían las etapas de consolidación y mayor desarrollo del periódico. «Se puede decir que ese período selló una época de trabajo intenso y unido, lo mismo podías vernos en los campos por la zafra azucarera que en los actos masivos junto al Comandante en Jefe», afirma.     

Sin embargo luego de aquella generación fundadora le sucedió otra con los mismos principios y actitudes asumidas ante el periodismo revolucionario. En los complejos años del Período Especial o en las Batallas de Ideas a principio de este siglo por el regreso del niño Elián González, también Juventud Rebelde fue protagonista llevando cada día a sus páginas nuestra realidad.

Por ese tiempo de duras luchas populares, Rogelio Polanco Fuentes fungía como director del periódico. Durante doce años tuvo el privilegio de liderar a un colectivo de trabajadores que recuerda sacrificado y con un alto sentido de pertenencia en la búsqueda de mostrar siempre algo nuevo a sus lectores.

En lo personal a Rogelio Polanco su paso por el Diario de los jóvenes cubanos lo marcó para toda la vida. «Su excepcional lozanía insurgente y compromiso con la obra de la Revolución serán parte inseparable de mí», dice emocionado el también diplomático y actual Rector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García.

Confianza y oportunidad bienvenidas

La entrada de José (Pepe) Alejandro Rodríguez a JR en octubre de 1986 fue un bautismo de gracia, energía y estímulo, pues la redacción confió en sus posibilidades. De hecho, «el mismo día que llegué me enviaron a cubrir un suceso crítico: el hundimiento de un remolcador en la Bahía de La Habana. Mi nota salió en primera plana y fue premiada al día siguiente», rememora el periodista.

Para quien da Acuse de recibo a inquietudes populares, el periódico ha tenido etapas de alza y de bajíos. Desde el cariño menciona los años de José Ramón Vidal, con su impronta en el periodismo literario y de investigación; la etapa del propio Rogelio Polanco, por abordar con osadía temas peliagudos; el estilo humanísimo y amoroso de Arleen Rodríguez, y el énfasis en el reporterismo en tiempos de Jacinto Granda.

Cuando proyecta la mirada hacia los retos actuales, el también Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida insiste en «no perder el encanto de esa manera de ser diferente en contenidos y forma expresiva. Parecerse más a la juventud de hoy, no solo en lo que se quisiera y se espera de ella, sino en el abordaje de cómo es en realidad».

Así mismo piensa Luis Sexto Sánchez, otro de los nombres rubricados en las páginas más rebeldes de la prensa cubana. Quien fuera un destacado columnista de realidad nacional reconoce que JR le hizo albergar esperanzas de hacer un periódico más fresco y le agradece el haberse empapado de juventud junto a la facilidad de recorrer el país.

Este profesional laureado por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) actualmente escribe en libros las vivencias de aquellos viajes. Pero recuerda sus días en la redacción y, mientras las circunstancias se lo permitan, colaborará con el medio que lo vio jubilarse hace más de una década.

La gran casa azul

Visita de los periodistas del diario a una escuela de enseñanza especial. Foto: Archivo digital de JR

Para conocer cuántas personas –no solo periodistas, sino informáticos, diseñadores, caricaturistas, científicos, intelectuales…– han contribuido al desarrollo de JR, sería necesario multiplicar la cifra que sella este aniversario. Uno de los profesionales vinculados a la publicación es el licenciado en derecho Yusuam Palacios Ortega, quien define el medio como «un ser querido que lo acoge con cariño». 

Pero el también presidente del Movimiento Juvenil Martiano guarda un vínculo especial con el diario; en él apareció por vez primera un texto suyo y, por ende, lo considera su plataforma comunicacional por excelencia. A la par, insiste en la raíz martiana y el estilo agudo de un espacio propicio para el diálogo de generaciones, que debe rejuvenecer constantemente y hacer crecer a la juventud.  

Y no podríamos hablar de intercambio intergeneracional en las páginas de Juventud Rebelde si desde su redacción no se promueve el debate. En ese sentido, los estudiantes de Periodismo Héctor Castañeda y Alejandra Morejón coinciden en el agradecimiento por las oportunidades ofrecidas por la familia de la gran casa azul.

Una casa que hoy muestra sus primeros 55 ladrillos y repasa su historia para progresar; pero como diría Luis Sexto, «un periódico debe ser una fiesta diaria; cuando cumple aniversario no precisa celebrar si cada día ha hecho una fiesta para el lector».

 

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