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¡Paso a las iniciativas!

Un puertopadrense emprendedor lidera el colectivo que lleva adelante una fábrica de colchones, constituida como la primera mipymes del territorio en asumir ese perfil

 

Autor:

Juan Morales Agüero

PUERTO PADRE, Las Tunas.— Todo lo que entrañe beneficios para el pueblo y propicie aliviar los agobios asociados a esta etapa difícil tiene el camino libre para presentar proyectos. El Decreto-Ley 46/2021 autorizó con ese propósito la creación de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Estas unidades de nuevo tipo cuentan con personalidad jurídica y están llamadas a fortalecer el modelo económico cubano.

Yunior Pertierra tiene 41 años y figura como líder de Muebles Villa Azul, primera mipyme aprobada en el territorio tunero. Procede del trabajo por cuenta propia, donde ejercía el oficio de reparador de colchones. En esos menesteres recorría las calles de esta ciudad en busca de clientes. Hoy su flamante empresa se especializa en idéntico perfil, pero ya no solamente para reparar, sino también para fabricar.

«Como reparador no me iba mal —admite mientras organiza su taller—. ¡Siempre había alguien que solicitaba mis servicios! Pero si lo que le apuraba era un colchón, no podía hacérselo, porque mi licencia de cuentapropista me lo prohibía. Por eso, cuando supe de las mipymes propuse la mía y me la aprobaron. Ya está asentada en el registro mercantil y tiene su depósito en el banco. En estos momentos se encuentra produciendo».

Fue el 11 de diciembre pasado cuando Muebles Villa Azul dio comienzo a su etapa comercializadora. El primer cliente fue la Dirección Municipal de Trabajo de Puerto Padre. La entidad les compró 80 colchones personales, en su mayoría destinados a personas y familias asistenciadas por la Seguridad Social. Chaparra les encargó 20 colchonetas con similar propósito. La demanda crece por días, y la aceptación es vox populi.

Además de colchones y colchonetas, Muebles Villa Azul vende almohadas y juegos de sala de mimbre. En el futuro planifican fabricar camas box spring, parrillas, hamacas, cojines, sillas, e incluso colchones antiescaras para ofertárselos al sector de la Salud. Todo depende de la autorización para importar tecnología, y que lleguen los pedidos hechos con la mediación del Fondo Cubano de Bienes Culturales.

«La materia prima que utilizamos es reciclada, y la logramos con innovaciones —afirma—. Como carecemos de cuenta en MLC para comprar esponja, buscamos opciones. En Baracoa dimos con una empresa chino-cubana que trabaja el coco, pero aparta su fibra, útil para nuestro negocio. Propusimos comprársela y aceptaron. Hace poco trajimos dos toneladas. La estamos mezclando con los desechos textiles que nos vende la unidad de confecciones Melissa y obtenemos un excelente relleno».

Los muelles los obtienen del alambre de acero de los neumáticos desechados.Foto: Gabriel Peña JR.

A la fibra de coco, los de Muebles Villa Azul piensan sacarle un partido todavía mayor. En efecto, están coordinando con la fábrica de tableros de bagazo del municipio de Jesús Menéndez para intentar convertirla en mantas para los colchones. «Si se prensan las pacas podríamos obtenerlas y aprovechar ese valor agregado. Pronto sabremos si resulta», dice Yunior.

Para garantizar los muelles que requieren los colchones, el talento innovador de los cubanos los auxilió. Alguien del equipo sugirió fabricarlos a partir del alambre de acero que tienen integrado los neumáticos. Los desechados por el uso llegan a la Empresa de Materias Primas. Yunior y su gente se fueron hasta allá, lo contrataron y asunto resuelto.

El joven emprendedor sueña con fundar una empresa próspera, con capacidad para satisfacer territorialmente las altas demandas de colchones, artículos deficitarios, pues la red de mercados no suele comercializarlos en moneda nacional. Tienen personal capaz de diseñar sus producciones, cuentan con su logotipo y entre sus expectativas figura el encadenamiento con otras empresas que trabajen el giro.

El contexto, por cierto, no le es ajeno, ya que en su época de cuentapropista participó en dos Rondas de Negocios y está avezado en eso de hacer y firmar contratos. «La mayor dificultad que hoy afrontamos tiene que ver con el transporte —precisa Yunior—. Si pudiéramos contratar camiones para trasladar los pedidos hasta las mismas puertas de los compradores, sería excelente. Pero una rastra de 30 toneladas no funciona igual, y a veces es lo único que se consigue».

En tanto Muebles Villa Azul lubrica bien sus gestiones para funcionar como mipyme de nuevo tipo, Yunior y sus 16 trabajadores no dejan de soñar. Ellos son actores de una puesta en escena llamada a transformar la realidad nacional. Los cambios económicos operados en Cuba se lo propician.

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