Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El yerno cubano de Benito Juárez

Santacilia y Juárez tenían en común ser hijos de militares españoles y haber sido desterrados desde jóvenes

Autor:

Juan Morales Agüero

La historia de Cuba de cualquier época es pródiga en nombres ilustres. La lista incluye políticos, escritores, músicos,  científicos, deportistas, intelectuales… Por su arraigo, muchos de ellos apenas necesitan presentación. Otros —quizás no tan mediáticos— dormitan el sueño del virtual anonimato.

Uno de estos últimos es Pedro Antonio Santacilia, nacido en la heroica Santiago de Cuba el 24 de junio de 1826. Como tantos otros cubanos, conspiró contra la ocupación colonial, por lo cual fue deportado a España en 1852. Logró fugarse y viajar de polizón en un barco que iba a Estados Unidos.

En 1856 conoció en Nueva Orleans a un exiliado mexicano. «Un indio, pobre, que, a fuerza de voluntad e inteligencia, había llegado a ser gobernador del estado de Oaxaca y diputado de la nación azteca. Se llamaba Benito Juárez y quería constituir otro México», escribió la colega Josefina Ortega.

Santacilia y Juárez tenían en común ser hijos de militares españoles y haber sido desterrados desde jóvenes. Crearon pronto nexos de amistad que desafiaron el paso de los años. El azteca le tomó tal afecto que lo llamaba «mi querido hijo Santa». Manuela, su hija mayor, no le fue indiferente al criollo. Se casaron en 1853, por lo que Santacilia se convirtió así en yerno del futuro Benemérito de América.

Cuando Francia invadió México, Benito Juárez le encomendó a Santacilia el cuidado de su entorno familiar y la tarea de adquirir armas en Estados Unidos, entonces en plena guerra civil. Tras la derrota de los franceses, el cubano se mantuvo junto a su amigo y suegro en su gobierno de reconstrucción. Patriota contumaz, México fue a instancias suyas el primer país en reconocer la República de Cuba en Armas, hecho agradecido por Carlos Manuel de Céspedes en carta al presidente Benito Juárez del 9 de junio de 1869.

Santacilia conoció a José Martí en 1875. Fueron grandes amigos, al calor de sus sentimientos patrióticos. El Apóstol lo llamó «fiel cubano».

Benito Juárez fue varias veces presidente de México, en tanto su yerno y secretario privado resultó electo siete veces como diputado federal. Su consagración a la independencia de su Patria y su esfuerzo por estrechar los lazos de fraternidad y hermandad entre México y Cuba fructificaron y echaron raíces.  Nuestro compatriota murió en Ciudad México el 2 de marzo de 1910, a los 83 años de edad.

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