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Que crezca la FEEM

La organización de los estudiantes de la enseñanza media necesita cambiar y transformarse a medida que pasa el tiempo. Ese es su mayor reto a 53 años de creada y el desafío que le planteó la segunda asamblea nacional, asegura en diálogo con Juventud Rebelde, Amanda Santos Viamonte, su presidenta

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

A la holguinera Amanda Santos Viamonte la distingue siempre su diáfana oratoria. En la segunda asamblea nacional de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) la recuerdo con liderazgo frente a sus compañeros, con facilidad de palabras y sentido de pertenencia. Tanto fue así que de aquella magna cita desarrollada en septiembre último resultó electa por cerca de 270 delegados como presidenta de la organización.

A poco más de tres meses de ocupar tamaña responsabilidad que implica guiar los destinos de alrededor de 290 000 estudiantes, esta muchacha de 17 años, que cursa además el 12mo. grado, reconoce en entrevista con Juventud Rebelde que el inicio «ha sido complejo».

Y no es para menos, porque si difícil era dirigir la FEEM de su natal Holguín, ahora estamos hablando de tocar con sus propias manos el funcionamiento de la organización en cada municipio y provincia del país con distintas particularidades y un estudiantado con un pensamiento cada vez más heterogéneo, amplio y plural, como los tiempos que corren.

Sin embargo, como ella afirma, lo enfrenta con muchísimo gusto y determinación, algo que al parecer trae consigo desde su formación en el instituto preuniversitario rural Mártires de Holguín, ubicado en esa oriental provincia. Con un orgullo categórico Amanda afirma: «Yo soy ante todo holguinera y más que ello provengo del municipio de Cacocún. Fue ahí donde me formé, allí vive la mayor parte de mi familia y también amistades».

Pasos sólidos

Cuando apenas cursaba el 9no. grado esta joven ya venía de ser una de las abanderadas de la patria. Quizá por ello, sus compañeros de preuniversitario no dudaron en nombrarla primero presidenta de aula y, al poco tiempo, resultó electa presidenta a nivel de escuela. En un tránsito escalonado llegó hasta presidenta de la organización a nivel provincial.

En esta última se creció mucho y desarrolló habilidades importantes. «Guiar a tantos estudiantes y a una FEEM tan amplia como es la de Holguín, la tercera más grande del país, con cerca de 24 000 miembros, me sirvió para crear responsabilidad, al tiempo que me dio herramientas para desempeñarme en las distintas labores a nivel nacional», dice.

—¿Qué dejó para la organización su segunda asamblea nacional?

—Creo que la principal idea que dejó para la actualidad es que la FEEM necesita cambiar y necesita, por supuesto, continuar transformándose a medida que pasa el tiempo. Un pensamiento resulta indispensable: no nos podemos quedar en un momento de inercia o en lo mismo con lo mismo, como decimos coloquialmente.

«El estudiante se debe ver reflejado en la organización, agrega, y debemos adecuar los métodos, como expresó nuestro Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, durante la sesión plenaria de dicha Asamblea.

«Allí nos dejó ideas claras y precisas, como las de atemperar cada método y dinámica de trabajo, según los tiempos y los estudiantes. Nos instó a hablar en el aula todos nuestros problemas como adolescentes, pero también a encontrar salidas colectivas a estos, que son en definitiva una de la razones principales por las que existe la FEEM.

«La mayoría de los 32 acuerdos emanados de esa cita surgieron de las preocupaciones y planteamientos de los estudiantes en las aulas, ese pequeño espacio desde donde nace el pensamiento más autóctono. Por eso tenemos siempre la obligación de tramitar y, más que eso, de ayudar a resolver cualquier inquietud de los estudiantes de la enseñanza media».

Una mirada actual

La FEEM en estos momentos, asegura su actual Presidenta, está en un punto clave de la historia nacional, ya que no es ajena a las complejidades y transformaciones que vive el país.

Hay que hacer cosas nuevas desde el aula para atraer a quienes conviven distanciados de la vida de la organización, apunta. Eso no se resuelve con propuestas banales, sino a través de tocar la identidad y el compromiso.

«Todo parte de la base, desde su grupo, que es el máximo responsable de integrarlos, desde sus gustos y preferencias. Tenemos que preguntarnos qué busca el estudiantado hoy. Y que lo que se haga se parezca más a nosotros, con nuestra edad y lo que nos gusta», refiere, y agrega que «en todo lo que hagamos no podemos abandonar nunca nuestro principio de defender y estar con la Revolución».

—A 53 de años de fundada, ¿cuáles son las principales fortalezas de la organización?

—Si hablamos de fortalezas, en primer lugar deben estar los estudiantes de la enseñanza media. Ahí está y radica el alma de la organización. Porque a pesar de todo, siguen robusteciéndonos todas las actividades que surgen en el día a día a nivel de colectivo, las iniciativas propias que mueven al estudiantado, a las masas y a la FEEM».

«Nuestra organización tiene deudas y aspectos que perfeccionar constantemente. Así que debemos escuchar más a los estudiantes y hacerlos ver que sí son importantes para cada una de las tareas que emanen desde las aulas.

«Un punto importante para lograr resultados en tal sentido radica en las asambleas de grupo y los turnos de reflexión y debate, que esos espacios de diálogo sean dinámicos, amenos y que aporten conversatorios francos, que es lo que quiere y necesita la FEEM».

Cuando este miércoles la organización estudiantil celebra su cumpleaños 53, Amanda conoce bien su misión actualmente. Quizá, por eso, reconozca sin tapujos que para ella hoy lo más importante es que crezca la FEEM, para que siga siendo una generación más firme, más dura, más revolucionaria, como les pidió un día su fundador: Fidel.

Foto: Roberto Suárez

 

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