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Soledad Cruz Guerra: «JR tiene que ser fiel a su nombre»

Considerada como una de las periodistas más polémicas que ha pasado por la prensa cubana, Soledad Cruz recuerda su entrada aSoledad Cruz Guerra: «JR tiene que ser fiel a su nombre»

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

«Mi entrada a JR fue el gran suceso que cambió mi vida, comparable a la importancia de tener mi hija», reconoce Soledad Cruz Guerra, vía Whatsapp. El mensaje se encuentra antecedido de una disculpa: «No te reconocí de pronto». Y a continuación una pregunta, que devela una insistencia: «¿Dime si se te sirve lo que te he mandado?»

Un día antes, medio que saltando entre apagones porque en su casa, cuando se va la luz se dificultad la comunicación,

Soledad había recibido unas breves preguntas a responder con motivo al 60 aniversario de JR: ¿Cómo recuerda su entrada a JR? ¿Cómo se originó?  ¿Qué recuerda de esos momentos iniciales? ¿Qué rasgos distinguen a JR dentro de la prensa cubana y por qué? y la última: ¿Si se le pidiera sus criterios para el JR del futuro, ¿qué consejos daría usted?

Polémica hasta la saciedad, como ella misma reconoce cuando conversa con sus compañeros en la redacción, Soledad llegó a convertirse en una de la columnista más leída de la prensa cubana. Levantó polvaredas con sus criterios con determinadas telenovelas que se transmitían en la década de 1980, pero ese labor también se extendió a la radio, la televisión, a sus funciones de embajadora de Cuban ante la Unesco y una serie de premios que terminaron en el Jorge Enrique Mendoza.

Enemiga de las sillas, como también se define, Soledad respondió con prontitud al cuestionario, porque, como dice, ya en persona, en un susurro: «En este periódico está mi vida».

«JR —dice—era una verdadera escuela a la cual la UJC de cada provincia contribuía seleccionando jóvenes para los cursos de la Escuela de Corresponsales. Vine a la cuarta convocatoria en enero de 1970, con 17 años. El curso daba los rudimentos de las artes del periodismo y el aprendizaje se ponía en práctica con trabajos, que se publicaban si tenían los méritos. Los profesores eran reconocidos periodista de como Orestes Cabrera o Guillermo Lagarde.

«La redacción en Prado y Teniente Rey era un hervidero preparando la edición vespertina para la tarde y la matutina para el resto del país. Mucho movimiento y mucho sentido de pertenencia en todos los que trabajaban, desde los obreros de los talleres hasta los periodistas y había una biblioteca fabulosa con archivos valiosos de la prensa.

«Los que llegábamos nuevos nos sentíamos seducidos por aquel ambiente de grandes broma y rigor. Venerábamos a Núñez Lemus, Cano, Cardet, Esther Ayala, Baldomero y a tantos otros que venían del periodismo anterior a 1959 y donaban su experiencia, la cual podíamos apreciar al leer sus trabajos en la hemeroteca. Y estaban, también, Susana Lee, Elsa Claro, Víctor Joaquín Ortega, más jóvenes. Eran nombres que sonaban por la profesionalidad, como el exótico moro Saab. Ángel Guerra (Guerrita) era el director y Teté, su secretaria un personaje importante; porque abría o cerraba la puerta de la dirección.

«Las páginas de cultura eran muy sólidas. Y no era todo perfecto. Desde entonces había grandes polémicas de cómo hacer un mejor periodismo que conjugara lo atractivo de los enfoques, de la escritura misma y el compromiso con la Revolución como proceso transformador. Esa intención caracterizaba a JR entonces, a pesar del contexto signado por no haber conseguido 10 millones en la zafra de 1970.

«Después, con el transcurso de los años, ese espíritu renovador produjo secciones como Por el ojo de la aguja, creada por mí, para visibilizar las inquietudes de los lectores, antecesora del actual Acuse de recibo, y convocatorias como A debate, que propició el análisis de temas fundamentales de la juventud.

«Ese clima también permitió la creación de un equipo especial, que producía un periodismo investigativo y literario; siempre buscando un periodismo que respondiera a las necesidades de los lectores, desde valoraciones críticas sobre la realidad, letras de canciones, temas científicos, sobre sexualidad, historia... Los más variados asuntos. Por ello la gente de todas las edades esperaba por JR, lo buscaba.

«Para el futuro JR debería ser fiel a su nombre. Joven en tanto entender los desafíos y diferencias de épocas. Rebelde frente a lo que impide el mejor funcionamiento de la sociedad, la vida y el periodismo honesto, ese que contribuye al discernimiento sobre lo que ocurre, que señala lo que ensombrece los empeños de progreso y que destaca a los tienen los mejores resultados para el beneficio público».

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