Para Cesa, el humor es una arma poderosa para el dialogar. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 08/11/2025 | 08:58 pm
GÜINES, Mayabeque.— Persuadido estoy de que el arte tiene, tal vez, como ninguna otra de las esferas de la producción simbólica, esa facultad de subvertir, incitar y convencer desde la emoción. Desde cualquiera de sus manifestaciones, una buena obra posee la capacidad de mover los resortes de la fibra sensitiva, así como de catalizar una reflexión y, en contadas ocasiones, quizá una conducta.
Sin duda, el humor viene a ser ese antídoto contra lo adverso, contra las grisuras de la vida cotidiana. En medio de tantas urgencias y estrecheces, reír se ha vuelto hoy, un acto de genuina supervivencia. No hablo de una supervivencia física, sino del ámbito del espíritu, que es tan o más importante.
Hacer sonreír y pensar, siempre con el uso de la sátira y de la ironía, son los propósitos fundamentales de cada pieza que brota del ingenio de Julio César Rodríguez Martínez, cuyo seudónimo, Cesa, ha cobrado cierto protagonismo en el escenario del humor gráfico cubano en los últimos años.
Así lo evidencia casi una treintena de reconocimientos, entre los se que destacan el galardón del proyecto ariguanabense Barro sin berro, el Gran Premio en el 5to. Salón Nacional de Humor Juvenil El Loquito (2006 y 2024), el Premio en la categoría Dibujo Humorístico, en el concurso Chispa Joven, organizado por el periódico humorístico Palante (2024) y el que confirió la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el 30mo. Salón Provincial de Artes Visuales Arístides Fernández (2024).
En días recientes, el joven batabanoense añadió a su vitrina el Premio Museo del Humor, una distinción colateral que otorga el Museo del Humor de San Antonio de los Baños, en esta ocasión, como parte del Salón Nacional de Artes Plásticas José Luis Posada, que se realiza de manera bienal.
—Fue La consulta la ilustración que te aseguró el lauro…
—Sí. La obra es un dibujo de humor costumbrista, que de una forma simple y satírica aborda una problemática actual que tenemos los cubanos: la situación de la canasta familiar normada y los atrasos en su distribución.
—Has tenido una trayectoria sólida en cuanto a tus propuestas visuales y cierta notoriedad; sin embargo, vamos a retroceder hasta los inicios de julio, cuando todavía no eras Cesa y su predilección por las artes visuales…
—Mi interés por las artes plásticas viene de la infancia. Comencé desde temprana edad a recibir clases de dibujo. En la secundaria continué mi preparación en pintura y dibujo; pero también empecé a descubrir muchos textos vinculados con la historia del arte.
«Luego entré a la Escuela de Instructores de Arte 13 de Marzo, en San Antonio de los Baños, Artemisa. En ella estudié durante cuatro años, desde el curso 2009 hasta 2013.
«Allí tuve mi primer acercamiento al mundo del humor gráfico, gracias a varias visitas al Museo del Humor, con sede en la propia ciudad. Seguía las caricaturas publicadas en periódicos y revistas, pero en el museo pude apreciar de cerca las obras originales, las técnicas utilizadas por los caricaturistas, así como la síntesis y la riqueza expresiva de esas obras.
«Esos fueron elementos que me atraparon y así fui poco a poco experimentando con dibujos de humor gráfico. Siempre tuve el apoyo de mis profesores de Artes Plásticas, incluso, durante mi último año en la escuela, me animaron a que hiciera mi examen final integral sobre esa disciplina y, además, como parte de la evaluación final de la especialidad de Dibujo, concebí una exposición personal de caricaturas».
—Por momentos pareciera que te has desvinculado del ámbito artístico. ¿Sería correcta esa apreciación?
—No. La verdad es que nunca he dejado el ámbito artístico. He realizado varias exposiciones personales y participado en varias colectivas, además de concursar en numerosos salones y eventos en los que he obtenido varios premios y menciones. También soy miembro de la AHS, en la sección de artes visuales.
«Mis vínculos laborales siempre han tenido que ver con las artes visuales o con alguna rama de estas, como es el caso del periódico Mayabeque, donde me encargo del diseño gráfico. Siempre he mantenido, de forma paralela, mi trabajo con la creación artística».
—Precisamente en esa línea, ¿cómo te integraste al equipo de ese medio de prensa?
—Comencé como colaborador en 2018, con la publicación de algunas ilustraciones, a petición de su antigua directora, Yensy Rivera.
«Ella me solicitó unas piezas para graficar el suplemento cultural La Ribera, que se edita en el periódico dos veces al año: una, a propósito de la Feria Internacional del Libro, y la otra, en la Jornada de la Cultura Cubana. A partir de ahí seguí colaborando con este medio de prensa hasta que, en 2019, Yensy me ofreció la oportunidad de trabajar en el periódico y, sin dudarlo, acepté. Así, en abril de 2019, me integré de manera oficial al equipo.
«Al principio fue bastante intimidante, aunque me sirvieron mis conocimientos de artes plásticas, pero no conocía nada del software Adobe InDesign, el que se utiliza para el diseño y maquetación del periódico, ni cómo era el proceso para ″armar″ las páginas. Sin embargo, tuve la suerte de encontrar a un buen maestro como Andrys Gil González, quien se desempeñaba como diseñador.
«De él aprendí muchas cosas que no solo me sirvieron para el trabajo en la publicación, sino también para aplicarlo en mi obra como artista visual y le estoy muy agradecido por esos conocimientos y por el apoyo que me brindó».
—Constituye un reto el diseño de un medio de prensa impreso, sobre todo con la frescura que se ha logrado en la propuesta visual del semanario Mayabeque…
—Así es. Cuando comencé se puede decir que era más sencillo, porque el semanario se imprimía en blanco y negro, por lo que no había mucho espacio para crear diseños atractivos, aunque siempre intentábamos una propuesta atrayente para los públicos.
«La impresión a color provocó un cambio visual enorme. Andrys y yo experimentamos con las páginas hasta llegar al diseño que mantenemos hoy, que es, sin falsa modestia, algo provocativo y seductor de cara a los lectores.
«Cada página la concibo como una obra de arte, en la que pongo lo mejor de mí, pues tengo el encargo y la deuda de mantener la calidad y la frescura que tiene el diseño de nuestro periódico».
—Volviendo al humor, ¿cuánto aporta el uso de la sátira y de lo irónico, tan constante en tu obra, a ese carácter contestatario que le es inherente al arte?
—El arte siempre ha sido una forma de lucha, de exponer criterios, dudas o de expresarse contra los males que afectan a la humanidad.
«El humor gráfico tiene un impacto significativo en el público, porque suele ser más accesible que otras formas de arte más complejas. Esto permite que un mensaje crítico representado en un dibujo simple llegue a un público más amplio, fomentando la reflexión, el debate y la expresión sobre temas sociales, políticos o culturales.
«A través de la exageración y la ironía, el humor gráfico puede hacer que los espectadores se sientan más cómodos al enfrentar temas difíciles o tabúes. Es decir, no solo se persigue provocar la risa, sino que invita a cuestionar y criticar la realidad.
«Por eso creo que el arte y específicamente el humor gráfico son herramientas poderosas que también contribuyen al diálogo social y político».
—Sin duda, el arte aporta a la construcción social de un proyecto de país. En este caso, ¿de qué manera, desde la caricatura y desde el uso del humor, tu obra es un medio que contribuye a ese fin?
—Creo que el arte, en sus diversas formas, tiene un papel fundamental en la construcción social de un proyecto de país. A través de la expresión artística se puede abordar un tema difícil, convertirlo en algo que nos provoque risa y que, a su vez, haga dialogar y reflexionar al público.
«El arte también contribuye a la construcción de nuestra identidad nacional, mediante el humorismo gráfico se reflejan las particularidades de nuestra sociedad, nuestras costumbres y nuestra forma de ver el mundo. Esto consolida, sin duda alguna, el sentido nacional y la idiosincrasia de la población.
«El humor igualmente es una forma de resiliencia ante situaciones adversas. Al reírnos de las dificultades, los cubanos podemos encontrar un sentido de esperanza y comunidad, lo que es crucial en estos tiempos de crisis.
«Además, el humor gráfico puede ayudar a visibilizar problemas sociales que a menudo son ignorados. La caricatura me da esa libertad de criticar situaciones injustas o problemáticas que existen en el mundo.
«Esta crítica puede ser un motor de cambio y puede inspirar a la ciudadanía a mejorar. Por eso siempre trato de que el público se sienta identificado con mi obra y pueda entender claramente el mensaje que quiero transmitir», concluyó mi interlocutor, a quien su talento, nobleza y humildad, identifican y definen mucho más que cualquier crédito al margen de su obra o que cualquier trofeo en las vitrinas.
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