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Empujando países (+Fotos)

El Centro Cultural Latinoamericano Timbalaye, institución que acaba de nacer en Veracruz, México, comenzará a empujar con mucha fuerza a favor de una integración todavía más armoniosa de todos nuestros países latinoamericanos.

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

VERACRUZ, México.— Yo soy el que anda por ahí/ empujando un país/ No es una fantasía, es cierto, me he pasado la vida empujando un país/ Con grandes piedras del camino/ y mis zapatos gigantes/ he ido, poco a poco, empujando un país...

Escuchaba al destacado escritor y etnólogo Miguel Barnet, premio nacional de Literatura, mientras leía una selección de su contundente poesía en el recién estrenado Centro Cultural Latinoamericano Timbalaye, ante un público numeroso y ávido de llenarse de la más pura espiritualidad, y no podía dejar de pensar que la nueva institución que acaba de nacer en este territorio situado a unos 350 kilómetros de la ciudad de México, comenzará a empujar con mucha fuerza a favor de una integración todavía más armoniosa de todos nuestros países latinoamericanos.

Después, el presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), reafirmaba mis pensamientos. «Este es un proyecto totalmente abierto. Y cuando digo abierto, me refiero a que es muy ecuménico, dueño de un espectro temático muy amplio y que de seguro revelará inmediatamente la rica diversidad cultural que posee Latinoamérica.

«Aquí caben antropólogos, historiadores, sociólogos, poetas; artistas de la danza, del teatro... cabe todo. Y con un centro de este tipo, Veracruz puede convertirse en un pivote de la diversidad cultural latinoamericana.

«Sus creadores, la cubanísima familia integrada por los emprendedores hermanos Ulises y María Elena Mora, e Irma Castillo, desde hace ya un buen tiempo, lo mismo impulsan un proyecto artístico, que uno académico, y eso le da mucho aire y mucha expansividad a una institución como esta. Yo le auguro a este Centro Cultural de Latinoamérica un futuro muy promisorio», aseguraba el autor de Biografía de un cimarrón.

Como a Barnet, el entusiasmo ha contagiado a los muchos que han querido ser testigos de un acontecimiento que esperaban con la misma añoranza con que miran el gran reloj digital enclavado en el malecón que tanto recuerda al popular muro habanero, el cual indica la cantidad de días, horas, minutos y segundos que los separan del inicio en tierra jalapeña de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Por eso estaba completamente repleto el vistoso lugar de la calle Washington entre Domínguez y Balboa, que da la bienvenida con las banderas de nuestras naciones hermanas ondeando esta vez con insistencia por la llegada de un inesperado «norte», cuya persistente lluvia no consiguió impedir que se celebrara el I Coloquio Internacional Turismo cultural, patrimonio y diversidad.

Fue en medio del importante evento que abrió este espacio, que ya llena de orgullo a la amable gente de este suelo bañado por el mar. Así lo reconoció a Juventud Rebelde José Antonio Mansur Beltrán, quien se halla al frente de la Delegación de la Secretaría de Economía en Veracruz, el pueblo mexicano que, según sus palabras, más se parece a Cuba.

«Veracruz es un pueblo fraternal que sabe apreciar a los buenos amigos, por eso ha recibido con los brazos abiertos este Centro Cultural Latinoamericano Timbalaye, que en lo adelante reunirá a personas que representan tantas culturas cercanas, y a la vez diversas, a personas que los mueve la pasión, el deseo de que sus respectivos países de desarrollen y que apuestan por el trabajo en equipo.

«Nosotros estamos convencidos de que no habrá desarrollo económico si no abrazamos la cultura. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado, con acceso creciente a Internet y a las nuevas tecnologías y, sin embargo, cada vez nos comunicamos menos.

«Ello explica por qué recibimos con tanto calor un proyecto como este, que nos posibilitará conocernos mejor, saber más de nuestras historias, culturas y tradiciones, de nuestros problemas, pero también de nuestros principales avances. Todavía tenemos mucho que aprender de nuestra gente; y solo el conocimiento, tener conciencia de nosotros mismos, de quiénes somos y hacia dónde vamos, nos permitirá seguir adelante».

LA CASA DE TODOS

Cuenta María Luisa Fernández Eguilaz, Cónsul General de Cuba en Veracruz, que no pudo menos que apoyarla cuando su coterránea María Elena Mora le habló de que en esta ocasión quería llevar a cabo otro proyecto en la patria de Agustín Lara. «Llevamos dos años aquí, y pocos he conocido con tanto ímpetu, con tantos deseos de hacer a favor de la cultura cubana que ella: esa María Elena que también es la primera en nuestras celebraciones por el triunfo de la Revolución, el 26 de Julio o en nuestras acciones por lograr la liberación de los Cinco.

«Cuando nos participó de la idea de este centro nos pareció una idea magnífica, porque nos da la oportunidad a todos los cónsules latinoamericanos radicados acá de contar con una institución donde podamos sentirnos como en casa, y, por supuesto, conocernos aún más. Es el lugar ideal para defender nuestra identidad cultural y promover no solo nuestras arte y literatura, sino también nuestros quehaceres en las más diversas esferas.

«Y claro, no existe un lugar más apropiado para cumplimentar este sueño integracionista, que por demás llega amparado por el serio trabajo que realizan la Uneac, la Fundación Fernando Ortiz, la Asociación Hermanos Saíz…, que Veracruz, un estado que, al igual que todo México, tanto ha tenido que ver con Cuba.

«Porque nunca olvidaremos que Veracruz fue el puerto por donde entró tres veces Martí a esta tierra, que de Tuxpan partió el yate Granma..., que aquí se ama al danzón, al bolero, al son... Y no obstante, siento que hoy no están del todo enterados de las nuevas expresiones de nuestra cultura, de nuestra realidad actual... Es una situación que por la cercanía que siempre ha existido, debemos revertir».

Como la diplomática cubana piensa la gestora, productora y promotora peruana Mariella Stuart Pando, quien de paso confiesa que con frecuencia se descubre como si fuera una auténtica hija de la Isla. Para ella la llegada el centro no ha podido encontrar un mejor momento para ver la luz, que ahora cuando, gracias a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), somos más unidos.

«Pero nunca es suficiente. No podemos perder la oportunidad de hacernos más fuertes, y ello solo se consigue cuando nuestras culturas se entrelacen verdaderamente. Por eso respondí enseguida a la convocatoria, y solo espero que comiencen a surgir centros como este, donde redescubramos nuestras tradiciones, donde nos sintamos orgullosos de nuestros pensadores y nuestra historia; de la música, el cine, la literatura, la artesanía, las artes plásticas fabulosos que hacemos».

ETERNOS SOÑADORES

Reconoce María Elena que nunca estuvo más equivocada que cuando creyó que su hermano Ulises, hoy presidente de Festival Internacional de Rumba Cubana Timbalaye, debía olvidarse definitivamente de la danza para convertirse en ingeniero naval y así complacer a su padre. «Al final, él nos contagió a todos», admite esta mujer graduada del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, mensajera de la paz y directora del proyecto Longina seductora.

Tanto es así, que no existe una «locura» que sueñe Ulises, quien está convencido de que la buena energía puede mover al mundo, que ella no lo acompañe. «Mucho menos si la sede iba a ser Veracruz, donde Fidel fraguó todo lo que después abrió nuevos caminos en mi país. Bueno, pues esa energía no solo se ha mantenido, sino que ha crecido. Y este puede ser otro punto de partida en función de la integración de todos».

Sin dudas, no existen mejores aliados para Ulises que María Elena y su compañera Irma Castillo, quien está segura de que en la actualidad resulta una necesidad comunicar las culturas y tradiciones de los pueblos, conocernos e intercambiar en busca de nuevos horizontes, y de esa manera crear una nueva realidad desde el punto de vista social.

«Como todos, tengo mi papel dentro del centro. En este caso, atender la parte artística (por supuesto que aquí se dictarán conferencias, se realizan diversos talleres...) y seguir dedicándome a la enseñanza artística, a partir de la experiencia que he ido sedimentando en este campo gracias a mi labor en Italia, desde hace 17 años, lo que también nos ha vinculado a otras naciones de Europa, gracias a un proyecto que desde sus inicios contó con el auspicio de la AHS, organización que nos distinguió como Miembros de Honor».

Por su parte, Ulises Mora está convencido de que si bien vivimos en una aldea global, como decía McLuhan, «nuestras aldeas tienen sus raíces, que pueden más que la estandarización. De ahí la significación de defender no lo abstracto, sino lo concreto de la sabia de la raíz de nuestras tradiciones.

«No creo que a estas alturas alguien dude de que las tradiciones, la historia, las costumbres, la idiosincrasia, los valores artísticos y sociales, forman parte de la sabiduría de los pueblos, esa que se transmite de generación en generación; esa sabiduría que estas hacen suya y se identifican con ella. Por eso es tan esencial preservar esa memoria colectiva que se avivará en este Centro Cultural Latinoamericano Timbalaye y que nos ayudará a desterrar las guerras, y a apostar por la música, la danza, por las artes que nos ayudarán a crecer y a fundar».

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