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El mundo de casa

 Mientras llegan los gatos salvajes de Charo Guerra aglutina cuentos breves en tan solo 77 páginas. Cifra que es la más adecuada para reunir narraciones que exijan sobre todo concisión y síntesis

 

Autor:

Luis Sexto

Con el sello de Ediciones Extramuros, Mientras llegan los gatos salvajes confirma que su autora, Charo Guerra, nacida en Limonar en 1962, entrega un volumen de cuentos que anda por caminos propios. En primer término, recrea una especie de mundo doméstico, esotérico en su intimidad, un mundo que se nos brinda en una plenitud de episodios de vida común, sin que las evidencias, ah las evidencias —tan condenables en un cuento—, predominen con su falta de discreción. Y por este y otros valores, este libro exige una constante atención del lector.

 Charo Guerra nos introduce, pues, en un mundo familiar, que a veces se mezcla con el espacio de algún otro escritor en una especie de intertextualidad narrativa. No lo dudemos. En estos cuentos hay cultura, conocimiento literario. No se puede escribir de manera tan condensada sin que la imaginación domine los aires que recorre.

 Mientras llegan los gatos salvajes aglutina cuentos breves, en tan solo 77 páginas. Cifra que, a mi parecer, es la más adecuada para reunir narraciones que exijan sobre todo concisión y síntesis. En fin, podría ser un ademán inseguro de mi parte. O un fetichismo. Pero prefiero, al leer cuentos, saber que puedo sujetar el libro con una mano.

 Además de emplear, en algún momento, estructuras epistolares, este libro presenta a su favor un elemento sin el cual cualquier enunciado narrativo se estropea. Me refiero a la prosa de Charo Guerra: fluida, concisa, imaginativa. Prosa tan íntima que se lee en estos cuentos como si una gasa de sigilo, de misterio, envolviera el narratorio y sus conflictos.

¿Y cómo la narradora atrae el interés hacia esa cámara dentro de la cual da vueltas la peripecia? Estimo que las primeras líneas se conciertan como el aviso sonoro de un tren que parte. Leamos: «Cuando Fausta sale a la calle la gente se persigna, no porque sea una mujer repulsiva (no lo es tanto). El asunto es que solo aparece en público cuando alguien muere…» Y ya vemos como nos va interesando Charo Guerra en estos cuentos, de tono casi conversacional, que, a mi criterio, no se asemejan a otros.

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