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En Malpaso por Europa

La prestigiosa compañía danzaria cubana ha conseguido ser aclamada sin excepción en cuanto escenario se ha presentado

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

La Habana, New York, Toronto, Washington, Chicago, Los Ángeles, Minneapolis, Gainesville, Cleveland, Dallas,  Princeton... conocen perfectamente del arte de Malpaso. Durante estos cinco años, la prestigiosa compañía danzaria cubana que dirigen a tres corazones Fernando Sáez, Osnel Delgado y Daile Carranza, ha conseguido ser aclamada sin excepción en cuanto escenario se ha presentado y, no obstante, ni siquiera por ello se confiaron cuando se les dio la esperada oportunidad de entrar por vez primera a Europa a través de Hamburgo, Alemania.

Para este sábado 11 está previsto que tenga lugar la última de las cuatro actuaciones de Malpaso en el Kampnagel International Summer Festival, un debut para el cual se concibió un fuerte programa conformado por Vals indomable, de la canadiense Aszure Barton; 24 horas y un perro, de Delgado, en la versión suite, pero con el acompañamiento en vivo de Arturo O’Farrill y su banda; y Liquidotopie, creación de la coreógrafa argentina radicada en París, Cecilia Bengolea, cuyo estreno mundial acaba de ocurrir en este evento desarrollado en tierra germana.

La defensa de Liquidotopie recayó en los virtuosos Beatriz García, Fernando Benet, Esteban Aguilar, Abel Rojo, Manuel Durán y Armando Gómez, la más reciente adquisición de este colectivo, tras haber resultado el mejor graduado de la Academia de las Artes Vicentina de la Torre, haber destacado dentro del hoy Ballet Contemporáneo de Camagüey, y tras mostrar por vez primera en escena el espectáculo Latido junto a Lizt Alfonso Dance Cuba.

«Como profesional he pasado por compañías que me han enriquecido notablemente, gracias a lo cual he llegado a Malpaso, lo  que me hace sentir muy afortunado», asegura Gómez, quien apenas tuvo tiempo de «aclimatarse» antes de empezar a trabajar con Ohad Naharin en Tabula Rasa, pero, más que quejándose, estaba superfeliz.

«Son de los privilegios que tiene ser parte de una compañía donde vas de un proceso creativo a otro, conducidos por coreógrafos de la talla de Naharin, director artístico de Batsheva Dance Company, o como Cecilia Bengolea, que creó Liquidotopie, comisionada por el Kampnagel».

Para el guantanamero Fernando Benet, el montaje de Liquidotopie resultó un verdadero desafío, «por su fuerte carga sensual, que toma prestado de bailes urbanos y caribeños. Es un estilo que no estamos habituados a hacer, sin embargo, disfrutamos participar de una propuesta en la que todos pudimos aportar desde nuestra manera muy particular de hacer», explica a JR este joven que se asomó a este universo en la Academia de Danza Libre, que dirigía el siempre recordado Alfredo Velázquez, para luego estudiar en la Escuela Vocacional de Arte Regino Eladio Boti, antes de egresar de la José María Heredia, en Santiago de Cuba.

«Son funciones muy importantes para nosotros y como de costumbre nos preparamos con total seriedad, conscientes de que actuaríamos en un continente donde la danza contemporánea exhibe un nivel muy alto. Es un orgullo llevar nuestra cultura, el modo como asumimos la danza y de paso poder intercambiar con otras agrupaciones del mundo», señala quien pudo hacer realidad su sueño de sumarse a las filas de Danza Libre y que agradece la experiencia que ganara en el breve espacio que compartió con Médula, también en Guatánamo, bajo las órdenes de Yoel González.

Por la manera en que se conduce, como si se sintiera a sus anchas, tal parece que Benet lleva una vida en una agrupación que antes de que finalice 2018 se involucrará en el montaje de un clásico de Merce Cunningham, con lo cual se unirá al homenaje por el centenario de ese grande, y sin embargo, solo han transcurrido poco más de dos años desde que  con 20 años se presentara (septiembre de 2016) «en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, con Malpaso; Arturo O’Farrill, ganador del Grammy; y, como si fuera poco, estrenando Vals indomable. ¿Se podrá pedir más?».

Esteban Aguilar entiende perfectamente lo que le sucede a Benet, su coterráneo, «y es que desde el inicio yo también pude sentir  ese sentimiento de familiaridad que se respira aquí. Fue una de las razones por las cuales decidí dejar a un lado mis responsabilidades como creador dentro del proyecto ISA Danza, compañía que representa a la Facultad de Arte Danzario de la Universidad de las Artes; y como profesor de la Escuela Nacional de Arte.

«Es que estar en Malpaso es como si nunca me hubiera ido de Danza Fragmentada, donde todo comenzó para mí», afirma este extraordinario bailarín que heredó de su familia esa pasión por el arte.

Ansioso esperaba Esteban este encuentro con el viejo continente. Quería saber de una vez «cómo iba a ser recibida Malpaso en el Kampnagel International Summer Festival, aunque presiento que Alemania no será una excepción. Hemos elegido un programa que de seguro disfrutarán, con obras ya elogiadas por el público y la crítica, las cuales escoltan a la pieza de Cecilia Bengolea, quien por su quehacer ha logrado reconocimiento en el ámbito europeo.

«Sin dudas se trata de una presentación muy significativa para nosotros, pues hablamos de un país que es un portento de la danza contemporánea, donde existen tantos bailarines, creadores y compañías que admiramos. Resulta muy estimulante conquistar este otro público, tan distinto al cubano, al estadounidense o al canadiense, pero cuando la entrega se produce desde el corazón es muy difícil que no funcione la magia de la danza».

Y en ello ha tenido completamente la razón Aguilar. Lo confirma Fernando Sáez, director general de Malpaso, quien da fe de que al menos en las tres primeras jornadas el abrazo ha sido más que caluroso. Ello le inyecta mucho más energía para que en la próxima parada por Europa, en un festival de Budapest, Hungría, también se descubra la estética de la compañía cubana a través de El piso a cuestas, la coreografía con la que Abel Rojo se incluyó en un selecto repertorio. 

Sáez confía en que las actuaciones en el Kampnagel International Summer Festival abrirán este circuito esencial para la manifestación a nivel mundial. «Hamburgo se halla en una de las encrucijadas de Europa. En el evento han participado algunos presentadores de Alemania y amigos de distintos lugares de la región, además de coreógrafos con los que hemos trabajado en el pasado y con quienes nos gustaría volver a colaborar.

«La tradición de la danza alemana es muy rica, el Kampnagel tiene una bien ganada reputación como institución de vanguardia, que ha recibido a figuras como Peter Brook, Pina Bausch... Pensamos que esta resultará una buena oportunidad para retomar conversaciones y crear nuevos proyectos y relaciones».

—¿Qué deberá suceder antes de que acabe el año?

—Estamos cada vez más ilusionados con el cierre del año, que terminará con el montaje de una obra cumbre de Merce Cunningham, Fielding Sixes. Es una coreografía de 28 minutos creada originalmente en 1980 y que luego el maestro revisitó a finales de los 90, cuando entregó una versión de 11 minutos y siete bailarines.

«Nos sentimos muy emocionados, apasionados, con este proyecto. El año que viene se cumple el centenario de Cunningham, organizado por The Cunningham Dance Foundation. Sabemos la relevancia de este creador en la historia de la danza moderna y contemporánea occidental, y también la influencia que tuvo en la cubana. Es la primera vez que una compañía de la Isla tiene en su repertorio una obra de Merce y no creo existan muchas del sur que lo hayan conseguido.

«En lo adelante tendremos la oportunidad de presentar Fielding Sixes en diversos teatros de Estados Unidos y tal vez en otros países, incluida Cuba, por supuesto. Trataremos de llevarla a escena antes de partir a principios de enero al Joyce Theatre de New York, donde empezará nuestro periplo por esa nación.

«De conjunto con la Fundación Ludwig de Cuba estamos preparando una serie de acciones en torno a una efeméride tan importante para el universo de la danza, como presentaciones de un documental sobre su vida, conversatorios, etc.

«Malpaso quisiera de alguna forma capitalizar este momento para rendirle un merecido homenaje a Cunningham y a la vez seguir difundiendo su legado por el mundo».

 

Liquidotopie fue estrenada en el Kampnagel, de Hamburgo, por (de izquierda a derecha): Esteban Aguilar, Abel Rojo, Beatriz García, Fernando Benet, Manuel Durán y Armando Gómez.

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