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Qva Libre virado al revés (+ Fotos, Audios y Videos)

Me siento orgulloso de haber podido hacer lo que me gusta y compartirlo con esa familia que ha sido y es Qva Libre, asegura su líder Carlos Díaz Soto, Carlito, a propósito de Fukimba, la más reciente producción discográfica con la que la banda anda celebrando su aniversario 20

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Todo cambió desde el momento en el que Carlos Díaz Soto decidió virar al revés a Qva Libre, la agrupación que tuvo su génesis en Amnesia, en el ya lejano año 2000, cuando cuatro muchachones determinaron cometer el sacrilegio de mezclar el metal extremo con la más auténtica música cubana. Regresar en el tiempo dos décadas atrás, es como «sacarme ahora mismo un Expediente X bestial», según le soltó sonriente este espontáneo habanero a JR. Sin embargo, resulta la mejor manera de entender no solo cómo el guitarrista empírico llegó a convertirse en el líder de la que naciera como banda de rock de la mano de Frank Montejo, sino, también, cómo esta logró colarse entre las agrupaciones más populares del país para, una vez conseguido, resistirse a abandonar ese lugar de privilegio.

«En el 2000 Frank Montejo y Yordano Serrano (en la actualidad bajista de Ernesto y David Blanco) restructuraron Amnesia para conformar Qva Libre, un nuevo proyecto en el cual finalmente entré. Recuerdo que me hallaba en el concierto en el cual X Alfonso presentaba su disco X-Moré cuando Frank me invitó a unirme y me explicó de qué se trataba. Al ver cierta duda en mí me dijo: “Pasa, te va a cuadrar” y, en efecto, me cautivó de inmediato la energía que sentí», rememora Díaz.

«Ensayábamos en el Calvario pero cuando tocábamos en el Patio de María parecía como si a los rockeros les tiráramos agua bendita encima. Todavía eran muy radicales con el tema del rock and roll y fanáticos a grupos insignias como Metallica, así que la música cubana no tenía cabida, no entraba. Oye, los frikis se ponían verdes. Nos gritaban de todo: “Van Van con distorsión” era lo más suave, pero, para que veas, cuando Qva Libre se consolidó como una banda de música alternativa, tras no poca experimentación, increíblemente muchos de ellos comenzaron a mirarnos con mucho respeto».

¿Qué vio Montejo en ti? ¿Tan conocido eras?

—No, hijo, si Qva Libre es el único grupo en el cual he tocado toda mi vida. Llegó a mí por un amigo... A ver, te explico: yo empecé a estudiar música tarde. No soy graduado de academia ni nada por el estilo, simplemente que en la beca del pre, rockero al fin y seguidor de Guns N’ Roses, me dio por coger la guitarra y terminé comprándome una eléctrica. En Altahabana logré que Tony, quien tocaba con Hipnosis, me diera algunas clases. Fue él quien me recomendó a Frank, sobre todo porque tenía buenos «aparatos», lo cual era casi un lujo en aquellos tiempos. Yo creo que por eso me recibieron en la banda (sonríe). 

¿En qué momento se produjo la consolidación de la banda?

—En 2013...

¿Trece años? ¿Cómo pudieron soportar tanto?

—La historia de Qva Libre se podría resumir en tres etapas fundamentales, marcadas por momentos en que casi se ha desintegrado y yo me he quedado prácticamente solo. La primera fue la del rock and roll, un género muy underground. El músico que sueñe con incursionar en ese mundo debe saber de antemano que pasará trabajo. Existe un movimiento de rock en Cuba, pero es pequeño, lo cual hace que las bandas, en su mayoría, vivan en la oscuridad y solo brillen para un público reducido, ah, eso sí: muy fiel. Para colmo nosotros no clasificábamos, de modo que nos hallábamos en la oscuridad total.

«Sucedió que los integrantes se radicaron en otros países y así, en 2006, se dio por finalizada la era más “rebelde” de la agrupación. Alrededor de tres años después entró en escena el Qva Libre que realmente conoce la gente con Lenier Vera (Waño), Miguel Ángel Ramos (El Ruso)..., cuando Buena suerte, incluido dentro del disco Viva Qva libre, empezó a dar resultados.

2012, que jugaba con aquello de que el mundo se iba acabar, catapultó a la luz a la agrupación.

«Es la misma producción que recoge 2012, el tema que jugaba con aquello de que el mundo se iba acabar, el cual sí nos catapultó a la luz. Y luego vino, en el 2013, con su gran impacto, La psicodélica estelar, que plantó a Qva Libre como una banda popular, gracias a temas al estilo de Cuando tú dices que me amas.

Cuando tú dices que me amas, perteneciente al disco La psicodélica estelar (2013), colocó a Qva Libre en la cima de la popularidad.

«¿Cómo encontramos el camino? Se fue dando solo. Partió de nuestra necesidad de hacer algo diferente. Fuimos enriqueciendo la idea inicial con muchas otras influencias que yo traía, pues escuchaba mucho Habana Abierta, la música brasileña; el funky, que me mata... En ese período existía una corriente de música alternativa muy fuerte: Interactivo, X Alfonso, Kumar, Telmary, Mate, Free Hole Negro... Se respiraba música por todas las calles de La Habana. Venir del mundo del rock and roll le dio a la banda un sello distintivo, justo por su sabor más rockero.

«Resistencia y reciclaje constituyó nuestra ópera prima que dio paso a Viva Qva libre, el cual tuvo el mérito de agenciarnos nuestros primeros premios Cubadisco y Cuerda viva, aunque, como ya expresé, La psicodélica estelar, como los dos anteriores realizados con Bis Music, nos colocó, de una vez y por todas, en el intenso mapa de la música cubana.

Al público le ha gustado que esta nueva propuesta sea como una especie de regreso de la psicodélica estelar, asegura Díaz Soto. Foto: La Tiza Films

«Le seguiría más tarde Rock duro, mami (2016), que grabado por la Egrem cerró la segunda etapa. Estamos hablando de un disco que es más urbano. Definitivamente, nosotros somos muy inquietos y se nos metió en la cabeza atrevernos todavía más (por experimentar, hemos tenido hasta un birimbao). No es que hubiéramos estado apartados de ese tipo de música, como evidencian temas como 2012, Sudas... en los cuales descubres un dembow en su base rítmica, así como algunos textos rapeados, sin embargo, en Rock duro, mami, quisimos tirarnos a fondo.

«Entonces, cambié el formato: eliminé los metales y la percusión cubana, en tanto la producción se hizo digital. ¿Y qué decirte? Rock duro, mami reunió éxitos como Juntos pero no revueltos; Mujeres, con Yomil y el Dany; Por estar contigo, Tú eres la razón... No era posible la confusión: todos podían reconocer a Qva Libre, pero se trataba, sin dudas, de una tónica diferente.

«Por ese mismo sendero encaminamos otros dos proyectos discográficos: el doble Los caballeros de la noche (2017, Egrem), donde Lenier ya no está presente; y el EP Otro palo por tu culpa, que solo llegó a registrar seis canciones, mas su salida en 2018 coincidió también con la de Kendaya (Mauricio Feal) del grupo, y se volvió una producción medio fantasma».

«Si nos referimos a los discos, la tercera etapa la inaugura Funkimba, todavía bien fresquito pues desde el reciente 28 de mayo está disponible en las plataformas digitales, con sus 11 temas que canta la nueva hornada: Alfredo Barbán y Marlon Frank De Armas, junto a Margarita Morales. Esta vez, yo no estuve tanto en las voces, sino que volví a coger la guitarra, hacía tiempo que no le hacía mucho swing a mi instrumento».

Carlito asegura sentirse orgulloso de haber podido hacer lo que le gusta y compartirlo con esa familia que ha sido y es Qva Libre. Foto: Hardy estudio

Once tracks componen Funkimba. ¿Cómo conciben los temas?

—Siempre ha sido en equipo, solo que la mayoría de las veces lo primero que se hace es la música. Por lo general empiezo a probar ideas, a experimentar, a crear una producción en la casa que después se enriquece en colectivo, tras un intenso trabajo de mesa que permite cambiar estructuras o poner a prueba otras propuestas, porque todos quieren aportar. Es entonces que vestimos con letra lo que se concibió musicalmente.

«Ahora mismo, en la nueva alineación aparece Alfi, quien tiene facilidades para la composición, al igual que Marlo Frank, un rapero con una lírica increíble. Qva Libre ha tenido la suerte de que sus miembros han sido muy creativos. El Ruso, por ejemplo, aportó mucho en ese sentido».

Portada de la más reciente producción discográfica de la banda.

«En cuanto a Funkimba tiene 11 temas que desde el pasado 28 de mayo se pueden descargar. Los seguidores de Qva Libre pueden entrar a nuestras redes sociales y ahí encontrarán los perfiles y los links para acceder al disco. En la página de Youtube aparecen asimismo todos los videos: la mayoría de los temas tienen su clip; los que no, entonces un audio-cover.

«El proceso de Funkimba ha sido largo y lindo, porque con este disco hemos vuelto a la síntesis, a la raíz. Ya muchos de los fanáticos, principalmente los primeros, nos escribían con nostalgia, con añoranza por aquel Qva Libre que conocieron. Por tal razón, quise mirar al pasado y resultó Funkimba, que ha causado una buena impresión y me trae muy feliz, pues quiere decir que vamos por el camino correcto.

Once tracks componen al disco Funkimba, en el cual la agrupación se reencuentra con sus raíces.

Para conocer otros detalles en la voz de Carlos Díaz Soto, Carlito, contándoles a los lectores de JR sobre Funkimba, el nuevo disco de Qva Libre escucha este audio.

También puedes pinchar aquí.

«Volvimos a retomar la imagen de los sombreros, de la onda desenfadada. Claro, Alfredito (Alfie), el nuevo cantante, me da esas posibilidades, porque proviene del universo de la música alternativa; al igual que Marlo Frank, el Leñador del Flow, como se le conoce. No son muchachos que quieren estar de moda, les interesa hacer música, lo cual resulta primordial en este “negocio”. Si te metes el chip de que necesitas “pegar” una canción, estás perdido, porque no funciona de esa manera. Se trata de hacer la música de verdad, de corazón, porque el que sigue esta onda nuestra lo que recibe es esa energía que queda plasmada en las grabaciones, en los videos, en los conciertos...

En todos los discos de Qva Libre aparece un homenaje a Van Van, que en el caso de Funkimba se reconoce en el tema ¡Qué calor!

«Cuando empezamos a promocionar esta tercera etapa, decidimos utilizar como eslogan: El regreso de la psicodélica estelar, y a la gente le ha cuadrado mucho. De inmediato se ha empezado a escuchar ¡Qué calor!, nuestro homenaje de esta vez a Van Van. Tomamos aquella canción antológica que decía: Qué palo es ese mayombero... y nos aparecimos con: ¡Qué calor hace, caballero!... También ha sido muy bien recibido Durakö tonight, el cual se acerca, de manera simpática, al fenómeno de los durakitos; la gente hasta ha subido sus videos, lo que se ha formado es candela...».

Durakö tonight ha sido otros de los temas de Funkimba que han sido muy bien recibidos.

—Hace un momento hablabas de producción musical y sonaba como si fuera algo muy sencillo, pero ¿cómo te armaste de herramientas para convertirte en el arreglista de todas las canciones de Qva Libre?

—(Sonríe). Habría que volver a ese inicio cuando empecé a coger la guitarra. Por primera vez empecé a decirle a mi mamá que quería matricular en una escuela de música. Se acercaba el cierre de duodécimo grado y para mí estaba muy claro que no elegiría otra carrera.

«Me dirigí a Caturla donde se impartía un taller en las noches, era como una escuela nocturna para personas a quienes se les había pasado la edad. Pero suspendí las dos veces que me presenté a las pruebas. Fue cuando una mamá le explicó a la mía: “aquí casi todos ya llegan preparados, aquí normalmente nadie viene así del aire”. Entonces le dio el teléfono de Clara Nicola, quien me enseñó la base: solfeo, teoría y hasta nociones de guitarra clásica, sabiendo que mi interés era la eléctrica. En Clara Nicola encontré a una excelente maestra, a una maestra sin igual. A ella le debo un mundo.

«Al culminar el preuniversitario entré en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona por Educación Musical. Y otra vez le caí encima a mi mamá, la pobre... “No, yo no quiero dar clase en una escuela, no estoy para eso...”, le decía. “Pero es que tienes que estudiar, porque en la calle no te puedes quedar”, me dejaba bien clarito. Por ese motivo fui a dar a la Escuela de Superación para la Cultura Félix Varela, en la Víbora; para complacerla, y allí conocí a mi otro pilar, la profesora Barima Wor, quien me enseñó armonía aplicada a la guitarra, mi principal herramienta para enfrentar cualquier tipo de arreglo musical.

«En la Félix Varela permanecí solo cinco meses, porque enseguida me aburrí. Ya me había sumado a Qva Livre y lo que añoraba era andar por la calle tocando. Después vino la película Habana blues, donde Qva Libre interpreta No se vuelve atrás, junto con Telmary y Kumar. Esta fue otra gran oportunidad, pues me puso en contacto con Juan Antonio Leyva, como se sabe, un excelente productor musical, autor de impresionantes bandas sonoras para el cine, la televisión...

«Para ese momento ya tenía Qva Libre virado al revés y quería ponerle metales y hacerle una pila de transformaciones, entonces le pedí ayuda a Leyva con el tema Aprende tu walk, pero era consciente de que no podía molestarlo todo el tiempo, que debía aprender. Ahora solo lo llamaba para hacerle preguntas al estilo de: ¿en qué línea se escribe el saxofón? Y así, y observando con detenimiento los ejemplos de un programa que existe para escribir música nombrado Sibelius, empecé a hacer los metales de Qva Libre. Primero de Resistencia y reciclaje y después de Viva Qva libre. Ello explica que todos esos arreglos tengan un sello particular, son atípicos; se nota que los concibió un guitarrista.

«Poco a poco me fui desenvolviendo, no le quitaba los ojos de arriba a Juan Antonio cuando iba al estudio a grabar. Metiendo cabeza y metiendo cabeza, terminé produciendo todos los discos de la banda».

—Es evidente que en ese deseo de querer virar al revés a Qva Libre, te centraste también en la visualidad...

—Todo inició por aquel tema que ya te mencioné, Buena suerte, cuyo videoclip realizamos nosotros mismos con la complicidad de un gran amigo, David Vega, quien vivía en la esquina de mi casa y se dedicaba a la música electrónica para la cual preparaba imágenes que en fiestas y conciertos proyectaba sobre una tela por medio de un video beam

El Qva Libre que realmente conoce la gente, cuenta Carlito, empezó a notarse a partir de Buena suerte, video de donde surgió la idea del look que distinguiría a la banda.

«La verdad que no me costó mucho convencerlo, enseguida me siguió la corriente. No queríamos (no podíamos) que fuera una superproducción, sino algo más creativo. Recuerdo que cuando discutíamos la idea hablamos de dar una proyección teatral. Entonces decidimos armar unos sets de cartón, para representar una casa con seis cuartos, en cada uno se hallaba un integrante de la banda, quien debía hacer una personificación.

Funkimba marca la tercera etapa que ha vivido Qva Libre en estos 20 años de existencia. Foto: Hardy estudio

«De ese modo nos pusimos a desarrollar personajes y cuando vimos el resultado final nos dimos cuenta de que había un camino a seguir, sobre todo aprovechando que un miembro de la agrupación, que tocaba el saxo, dominaba la técnica del papier maché. Mi personaje era Willy Wonka, el de la película Charlie y la fábrica de chocolate con su sombrero de copa, y este socio se me acercó para proponerme: “mira, la talla sería que todos saliéramos con un sombrero así y yo me encargo”.

«El próximo paso fue meternos en la tienda reciclada y comprarnos ropas, casi siempre bacterias y Manhattan, a partir de las cuales pintábamos los sombreros. La indumentaria la completamos con tirantes y gafas. Y cuando salimos, al público le impactó. “¿Quiénes son estos locos?”, se preguntaba. A la gente le gustó muchísimo.

«Es que, por lo general, las bandas se concentran solo en la música a la hora de preparar sus conciertos, sin embargo, cuando te detienes en la historia de los grandes artistas, sobre todo en el rock and roll, te percatas de que con sus shows los rockeros transmiten el mismo mensaje que llevan sus canciones, y justo era lo que perseguíamos: transmitir alegría, que hubiera en nuestras presentaciones una explosión de colores, porque qué es si no la música de Qva Libre: alegría y una exposición de locura y de colores».

«Qva Libre no es Bad Bunny pero los jóvenes dicen que la banda está fresca, y consumen nuestra propuesta igual», enfatiza Carlito. Foto: Hardy estudio

—Demoró para «prender» pero después que arrancó, la popularidad no se ha extraviado, todo el tiempo acompañado por un público muy juvenil, lo cual es muy difícil...

—La parte más difícil para un artista es lograr mantenerse. Conseguirlo es más complicado que llegar al éxito, al cual se puede acceder por muchos caminos, pero con frecuencia es muy fugaz. Sin embargo, la continuidad se gana poco a poco, porque es una cuestión de respeto, no de moda. Qva Libre no ha sido el número uno en las listas de éxito, pero con sus altas y sus bajas, ha estado ahí, y los jóvenes no han dejado de descargarle.

«En lo personal, siempre he sido un músico que ha estado muy pegado a los jóvenes. En las redes sociales me escriben y me mandan sus canciones para que las escuche y les dé mis criterios, me piden ayuda, quieren conocer si les puedo producir algo. Por ejemplo, Alex Duval es un artista del género urbano al cual abracé y con quien hice un proyecto de trap, porque ya te dije que soy un poco atrevido. Mas esa actitud creo que resulta vital porque la juventud hoy en día tiene otro background, no es como en mi tiempo en que existía mejor información musical.

«Ahora la música es como esa coca cola que de todos modos te quieren meter por los ojos y todo el mundo va con los ojos cerrados consumiéndola, al punto de que la gente a veces escucha algo sin saber si le gusta o no, simplemente le sigue la corriente. En mi tiempo era distinto: había movimiento de rap con sus peñas en Alamar, discotecas de moña, la rockoteca, la trova... Muchas, muchas opciones. Y no es que ahora sea distinto, pero funcionan como submundos y los jóvenes no saben ni que existen esos lugares, con excepción de aquellos que los siguen.

«Qva Libre no es Bad Bunny pero los jóvenes dicen que la banda está fresca, y consumen nuestra propuesta igual, y esa es nuestra forma de aportarle a la cultura, brindándoles a esos muchachones algo diferente, diciéndole: “esto tiene tus códigos, pero míralo desde este ángulo. En nuestro sonido también está el reguetón, se baila y es rico, pero hay mucho más”».   

La nueva alineación de Qva Libre. De arriba hacia abajo, fila de la izquierda: Alfredo Barbán Verdecia (Alfie), Margarita Morales (Magui Blue) y Alejandro Infante Guntin (El Pollo); fila de la derecha: Raúl Castro Banderas (Billy Talento), Marlo Frank de Armas (El Leñador del Flow) y Carlos Díaz Soto (Carlito). Foto: La Tiza Films   

—Qva Libre ha sido de esas agrupaciones que ha logrado realizar varias giras nacionales...

—Sí, siempre nos ha interesado andar girando por el país. En la actualidad son giras organizadas por nosotros mismos, porque no existen las condiciones, sin embargo, lo disfrutamos tanto... El público cubano es el mejor del mundo: acompaña a sus artistas toda su vida, es el único que va a verte una y otra vez sin cansarse de ti.

«Por lo general nos proponemos llegar a todas las provincias, aunque ahora mismo es supercomplicado, fundamentalmente en el oriente, donde se hace todavía más difícil para una agrupación y la nuestra tiene 15 músicos en total. ¡Es una orquesta! Nos encanta interactuar con ese público tan maravilloso...»

—Elogias al público cubano, ¿quiere decir que Qva Libre ha vivido estas experiencias fuera de Cuba?

—Sí, claro, en España, Venezuela, Canadá...

—¿Y cómo ha funcionado?

—Pues muy bien, la verdad. Muchas veces cuando actúas en esos lugares son fundamentalmente los cubanos quienes te van a ver. No obstante, en casos como en Venezuela, los venezolanos se vuelven locos con nuestra música. También sucedió en Canadá...

—¿Qué ocurrirá con Qva Libre cuando por fin se detenga la pandemia?

—Yo creo que saldremos a tocar para la calle todos los días. Los muchachos tienen tantas ganas, que son capaces de hacerlo a diario ¡y hasta de gratis!... Bueno, si me oyen me matan, porque ha sido meses ciertamente duros...

¿Algo de lo cual te sientas orgulloso o te arrepientas en estos 20 años?

—Me siento orgulloso de haber podido hacer lo que me gusta y compartirlo con esa familia que ha sido y es Qva Libre, incluso con los que ya no están. Me siento feliz de haber vivido todos sus momentos desde los comienzos, cuando teníamos que salir desde Mantilla con los instrumentos en el camello, en el M-6, viajar como sardinas en lata para tocar en La Madriguera. Son recuerdos lindos que atesoro con mucho cariño, como aquellos en que te sorprende la euforia de la gente, o compruebas como miércoles tras miércoles, durante seis años, el Café Cantante se ponía a reventar por nuestra peña que convocaba a un mundo de jóvenes de la universidad que les gustaba descargar y hasta casarse allí, junto con nosotros, porque allí se conocieron.

«Es hermoso mirar hacia atrás y rencontrarse con uno mismo y ver el tiempo pasado con sus logros y fallos, porque así es la vida: un racimo donde hay uvas buenas y otras malas. Pero ha sido como mi legado. ¿Arrepentirme? Es difícil cuando te dejas llevar por el corazón. Tengo la filosofía de que debemos sacar lo positivo hasta de las experiencias negativas. Estoy convencido de que la mayoría de las veces lo sucedido se debe a que viene detrás algo mucho más grande, solo que en ocasiones uno no consigue verlo, pero vendrá la felicidad».

En marzo del año 2013, los integrantes de Qva Libre visitaron la Redacción Digital de Juventud Rebelde para sostener una entrevista online con sus lectores. Este fue el mensaje que dejó Carlito.

Para conocer cada detalle de esta Entrevista Online pincha aquí.

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