Como una escuela define Cristhian al Teatro Lírico Rodrigo Prats, de Holguín. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 24/05/2025 | 08:24 pm
HOLGUÍN.— «La música es un medio de comunicación y, para mí, uno de los más sublimes dentro del arte. Con ella logramos una forma más lírica de llegarles a las personas, tocar sus sentimientos y encender sus emociones», dice el joven Cristhian Anderson Carballo Garrido al referirse a una de sus grandes pasiones.
Este egresado de la filial holguinera de la Universidad de las Artes en la especialidad de Música, perfil de canto lírico, no concibe hoy día su vida desligada de los ambientes artísticos. A ellos llegó siendo un niño, guiado por el apoyo familiar.
Primeras notas musicales
«Según mi mamá, siempre me gustó cantar e inicié desde muy pequeño. Mis padres me llevaron a la casa de la cultura y conocí a la maestra Aracelis García, quien me incluyó en su compañía. Ahí estuve un tiempo, cantando en los coros de niños.
«Luego pasé a la compañía infantil Ronda de los Sueños, que acababa de formarse, donde permanecí un par de años y tuve la posibilidad de desempeñarme como solista, cantar y bailar; es decir, recibí una mayor preparación.
«Para formarme académicamente entré a la escuela de arte a estudiar flauta, del quinto al octavo grados. Después cursé noveno en una secundaria convencional y estuve dos años estudiando una carrera tecnológica, Higiene y Epidemiología. No sé muy bien por qué, fue lo que me llamó la atención en ese momento.
«En aquel período no me desvinculé del mundo del arte, pues me presenté dos veces a la prueba de ingreso que convoca la unidad docente del Teatro Lírico Rodrigo Prats.
«En la primera oportunidad no había hecho el cambio de voz y en la segunda no pasé la prueba de musicalidad, pues me confié de mis conocimientos adquiridos en la escuela de arte y no estudié lo suficiente. La tercera fue la vencida y fui alumno de canto por cuatro años.
«Me gradué en 2020, entre dos cuarentenas, e hice las pruebas para ingresar a la filial holguinera de la Universidad de las Artes, en el perfil de canto. Afortunadamente las aprobé y estuve bajo la tutela de la maestra María Dolores Ortiz, hasta su fallecimiento.
«Luego me acogió la maestra Sonia Camejo, que me acompañó hasta el final de mis estudios superiores».
Educar la voz del barítono
«A mí me gusta casi toda la música. Aunque empecé en la música popular siendo niño, en Holguín no contamos con una institución o escuela enfocada de forma directa en su estudio. En mi paso por los diferentes centros de enseñanza conocí el canto lírico y me fui enamorando, poco a poco.
«Esa especialidad es muy diferente al canto popular, en materia de preparación, rigor y cuidado del artista. Me gustó mucho todo el repertorio de la compañía. Comencé como barítono y Sonia trabajó conmigo hasta que llegué a tenor, que era la clasificación que quería.
«Yo tenía una voz clara y grave, pero con el paso del tiempo y el trabajo que me fue educando la voz, mis maestros se dieron cuenta de que tenía un timbre más parecido al del tenor.
«Me cuido mucho la voz para las presentaciones, aunque en la vida cotidiana no siempre me es posible hacerlo. A pesar de los cuidados que deberíamos tener, también debemos llevar nuestra vida personal y el trabajo, que muchas veces es riguroso y nos demanda tiempo.
«Los cantantes debemos dormir temprano para descansar la voz y rendir mejor en los ensayos, pero casi siempre estamos bien cargados. En mi caso, hago gárgaras, succiono la semilla de nuez moscada, entre otros remedios, aunque lo que más me funciona es el descanso».
El Rodrigo Prats ha sido mi escuela
«Entre mis referentes como barítono está el peruano Juan Diego Flores. Paralelamente, siempre tuve inclinación hacia el teatro musical americano y sus producciones, como Los miserables o El fantasma de la ópera, que son consideradas obras maestras.
«Una de las experiencias que más me marcó fue la puesta en escena del musical La jaula de las locas, dirigido por Raúl de la Rosa. Tuve la posibilidad de interpretar el papel protagónico.
«Se alejaba bastante de lo que soy, de mi forma de comportarme. Era mayor, transformista, extravagante y extrovertido», dice al referirse a su personaje en La jaula de las locas. Foto: Cortesía del entrevistado
«Recuerdo que en una escena estaba sentado en un banco con mi pareja en la obra teniendo un diálogo, justo antes de la intervención musical que haríamos. En el preciso momento en que saldríamos a cantar se fue la corriente en la cabina de audio y tuvimos que comenzar a improvisar sin música. Fue un momento tenso, pero al público le gustó mucho.
«Tengo dos personajes favoritos, entre los que he interpretado: el negrito monguito, de la obra Tres lindas cubanas, y Albin, de La jaula de las locas. Este último se alejaba bastante de lo que soy, de mi forma de comportarme. Era mayor, transformista, extravagante y extrovertido. Fue muy satisfactorio haberlo logrado.
«El Rodrigo Prats ha sido mi mayor escuela, me ha brindado mucho y me ha permitido salir de mi zona de confort. A veces no creemos poder asumir determinado rol y alguien ve en ti la capacidad y te impulsa a lograrlo. Eso se lo debo a los grandes maestros, como Alfredo Más, que es una academia en el escenario.
«Además del lírico, he llevado a la par el canto popular. Una vez que terminé mis estudios en el conservatorio, me propusieron ingresar al cuarteto musical Feeling Voices. Fue como empezar de cero y mantuve el trabajo de conjunto con la universidad.
«El canto lírico es un poco más clásico y refinado, pero el canto popular lleva otras exigencias. Por ejemplo, en materia de los movimientos, el baile, entre otros elementos. Con ellos estuve hasta diciembre de 2024».
Holguín, cuna de grandes voces
«Estoy trabajando como solista, además de mis funciones. Me gusta mucho el musical y por ello quise organizar el concierto De miserables y fantasmas, para materializar esa preferencia. Fue complicado llevar la dirección y cantar al mismo tiempo.
«Antes de culminar mis estudios en el ISA surgió esta idea. Al no ser un género con mucha presencia en la ciudad, quise lograr un espectáculo que recogiera parte de esas obras tan famosas a nivel mundial, que son Los miserables y El fantasma de la ópera.
«Me gustaría seguir indagando en el mundo del teatro musical y organizar otros conciertos, en los que también esté presente la música popular. Me gusta el arreglo musical y el trabajo vocal, y mis proyecciones estarán siempre encaminadas por esas sendas.
«El mejor consejo que les puedo dar a otros jóvenes es que, si sienten esa necesidad de expresarse a través del arte, tomen la iniciativa, se preparen, enriquezcan su formación y aprovechen su talento.
«Holguín es cuna de grandes voces, con reconocimiento nacional e internacional. Tenemos buenos maestros y solamente resta trabajar en la formación de los nuevos cantantes».