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Continúan los casos de dopaje en el ciclismo

Tras la confirmación de tres casos de doping en el último Tour de Francia, el Comité Olímpico Internacional anunció que volverá a examinar todas las muestras tomadas en los Juegos de Beijing

Autor:

Juventud Rebelde

El alemán Stefan Schumacher estuvo muy bien en el Tour de Francia pero fracasó después en los Juegos Olímpicos. ¿No les parece raro? Fotos: Getty Images Las noticias no dejan de ser electrizantes. En las últimas 48 horas, el ciclismo ha desbordado el vaso de los escándalos y ya algunos hasta se cuestionan su continuidad como deporte olímpico.

Y no es para menos, tras la confirmación de tres casos de doping en el último Tour de Francia. Se trata de los italianos Riccardo Ricco y Leonardo Piepoli, además del alemán Stefan Schumacher, todos por una nueva sustancia conocida como CERA.

Tan serio es el asunto, que el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció este martes que volverá a examinar todas las muestras tomadas en los Juegos de Beijing, las cuales serán enviadas al laboratorio antidopaje de Lausana, Suiza. «La medida ha sido adoptada para buscar CERA», anunció la portavoz del organismo, Emmanuelle Moreause.

El nombre de «la nueva gran estafa» responde a sus siglas en inglés, y se escribe completo como Continous Erythropoietin Receptor Activator. Los expertos la consideran como la tercera generación de la conocida EPO, una sustancia que permite aumentar el rendimiento. Esta se hizo muy «popular» entre los ciclistas de ruta, en la década de los 90 del pasado siglo, por su efectividad para enfrentar las largas carreras por etapas.

La nueva «cría» es casi indetectable, ya que requiere de una menor cantidad de inyecciones y tiene efectos más duraderos. Originalmente, se utiliza desde el año 2000 para tratar enfermos renales y no está disponible en farmacias. Por ello, la dosis puede costar hasta mil euros en el mercado subterráneo.

¿Se va el ciclismo?

«Tenemos que preguntarnos si no llegó el momento de ordenar una pausa al ciclismo en las Olimpiadas. La situación es dramática, porque demuestra que este deporte está lejos de alcanzar un cambio de conciencia», dijo el alemán Thomas Bach, vicepresidente del COI.

La realidad es que siguen reportándose casos positivos en las grandes competencias de ruta. Ni el Giro a Italia, ni la Vuelta a España, ni el Tour de Francia han logrado «limpiar» su imagen, una promesa que desde el año 2005 ha caído en saco roto. Sucede que los premios son muy jugosos y algunos quieren ganarlos a toda costa.

Pero entre todos, el caso más sonado es del alemán Schumacher, integrante del equipo Gerolsteiner, quien ganó dos etapas en el último Tour francés. No obstante, el ciclista de 27 años se declaró inocente y enseguida comenzó la novela. De momento, la Federación alemana ya abrió un proceso legal en su contra y piden sancionarlo con dos años de suspensión.

Además, han aparecido otros daños «colaterales» para el ciclismo. Varias cadenas televisivas, por ejemplo (entre ellas la germana ZDF), anunciaron que no piensan transmitir un minuto del Tour de 2009 hasta tener la seguridad de que las competencias son enteramente limpias.

Lo cierto es que la Unión Ciclista Internacional necesita algo más que un pasaporte biológico para frenar, y bien en seco, los aluviones de doping que pesan sobre ella. Si esto no sucede, los amantes del deporte de las bielas y los pedales tendremos quizá muy poco espacio para confiar en las hazañas de aquellos que cabalgan victoriosos sobre sus corceles de hierro.

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