El mundo está en el deber de agradecerle al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el gran favor que le ha hecho al propiciar el aceleramiento de una alianza estratégica entre la República Popular China y Rusia que marca el paso a un nuevo tipo de relaciones sociales de producción globales
Con la mudanza de su epicentro en Asia, se inauguraría un nuevo tipo de relaciones sociales de producción que responderá a otro modelo económico avanzado y un nuevo modo de producción
Mientras la Casa Blanca sueña con frenar el desarrollo chino, sus medidas desesperadas solo evidencian el ocaso de su hegemonía. Los aranceles, lejos de asfixiar a Beijing, han sido el catalizador para que el gigante asiático diversifique su comercio y consolide su liderazgo global