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¿Acaso no maltratan a los caballos?

La sobreexplotación y el maltrato a los caballos por parte de algunos cocheros y dueños de carretones en Caibarién, provincia de Villa Clara, fueron denunciados aquí el pasado 22 de febrero por la lectora Caridad González, desde la Ciudad Pesquera de esa localidad.

En la misiva, la autora censuraba la bestialidad de algunos amos que golpean con saña, hasta herir y quebrarles los huesos a sus bestias de carga, que tanto provecho les deparan. Las hacen pasar hambre, trabajar horarios excesivos y las recargan con sobrepesos...

Al respecto, responde hoy Pedro Arias Martínez, director de Transporte en ese municipio, quien manifiesta que se intentó visitar a la denunciante para ganar elementos, y se pudo comprobar que allí no vivía nadie con esas generales. No obstante, reconoce que «lo publicado es real. Se cometen maltratos a los caballos por parte de sus dueños». Y especifica que la resolución 73-05, Reglamento de la Licencia de Operación del transporte, del Ministerio de Transporte, en su artículo 35, refiere las obligaciones de las personas que presten servicios utilizando medios de tracción animal: Transportar como máximo ocho personas, excluyendo al conductor, o 500 kilogramos de peso, por cada animal equino que se utilice; utilizar animales equinos de tres a 20 años de edad, y portar el certificado de Salud veterinaria de los ejemplares que se utilicen.

Precisa que la Organización del Transporte en Caibarién realiza mensualmente reuniones con los cocheros, les explica las resoluciones y analiza las indisciplinas en su comportamiento. Se han realizado operativos, de conjunto con la PNR, Tránsito y el Cuerpo de Inspección del municipio, y en ellos han detectado indisciplinas variadas: exceso de pasaje, alteraciones de los precios establecidos, transportación sin Licencia operativa y utilización de animales no declarados para trabajar.

En lo que va de año se han aplicado 55 multas por ilegalidades y 48 suspensiones de licencias operativas de transporte, entre otras razones, por maltrato a los animales. Y en sentido general, en la provincia se viene desarrollando un trabajo preventivo-fiscalizador al respecto. También se ha coordinado con la Asociación Cubana para la Protección de Animales y Plantas (ANIPLANT), para la realización de talleres sobre cuidados básicos al caballo. Y por esa vía se promueve el Premio al mejor coche, en cuanto al cuidado del animal, higiene, trato y otros requisitos que lo distingan de los abusadores y violadores de las normas.

Pero aclara que Transporte no tiene facultades jurídicas para decomisar los animales a quienes los maltraten.

Agradezco el interés depositado en esta noble causa, y colijo que, en materia de abusos contra los caballos, una vez más se pone en evidencia que el país necesita de una legislación específica que proteja a todo tipo de criaturas domésticas y de carga de la crueldad y los excesos humanos.

La segunda carta es la respuesta de Hugo Meriño Fuentes, subdirector de Actividades Deportivas del INDER en la provincia de La Habana, a la queja de la lectora Elsa Alonso, reflejada aquí el pasado 4 de marzo.

Entonces, Elsa censuraba el hecho de que el estadio de béisbol de su pueblo Quivicán, recuperado con el concurso popular y de las empresas del territorio, y denominado «El pequeño latino» haya sido excluido como sede de al menos un juego en la Serie Nacional de Pelota.

Al respecto, afirma Meriño que visitaron la casa de Elsa en Quivicán, y le explicaron las causas de por qué esa instalación no estaba incluida:

El estadio mide por el jardín derecho menos de 325 metros, y tiene las ramas de una ceiba que llegan al interior del terreno en esa zona. Los dogaut no tienen capacidad para 35 personas sentadas, y no tienen los 60 pies exigidos por la Comisión Nacional de Béisbol del home a la cerca del baquet-top. Además, fueron sopesados otros factores de índole técnica.

Aclara Meriño que la lectora se sintió satisfecha con las explicaciones y el tratamiento recibidos.

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