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Destacado para sufrir

Onell Pérez se pregunta qué sucedió, sudando su disgusto allá en su casa, en calle 8 número 320, entre Zayas y Miniet, reparto Santa Bárbara, en la ciudad de Santiago de Cuba.

Por sus resultados como profesor de la Facultad de Construcciones de la Universidad de Oriente, Onell fue seleccionado Destacado Municipal del Sindicato de la Educación, la Ciencia y el Deporte. Como tal, en marzo pasado fue estimulado con una estancia en el motel Costa Morena, de la cadena Isla Azul. Hasta ahí todo excelente...

A fines de abril, el secretario general de su sección sindical le anunció que debía pasar por la sede del Sindicato municipal a recoger un cheque por valor de cien pesos, también como estímulo. Fue allí, y le comunicaron que debía recogerlo en los locales del Sindicato provincial, con la compañera Olaida.

Vio a Olaida, y ella lo buscó en un listado. No aparecía. Debía ver a Gloria, allí mismo en el Sindicato provincial. Después de varios intentos, al fin logró hablar con Gloria, quien le dijo, para su asombro, que todo fue un error: él no figuraba como Destacado Municipal. Debía volver al Sindicato municipal y contactar con Adela.

Después de múltiples intentos, pudo hablar con Adela, la cual, en presencia de Onell, llamó por teléfono a Gloria y le dijo que «él está en nuestro listado como Destacado Municipal, y tiene en su poder un certificado que lo acredita, entregado en acto público en su sección sindical. ¿Cómo que no es Destacado Municipal?». Adela le dijo a Onell que le concediera unos días para darle respuesta.

Como pasaban los días y nada sucedía, Onell llamó a Gloria y le preguntó: «¿Soy o no Destacado Municipal?». Gloria le reiteró que no, pues no estaba en el listado. Onell le insistió, argumentándole que él tenía el certificado que lo acreditaba como tal, y aparecía así en el Sindicato municipal. Le solicitó que de ser posible lo agregara en el listado del Sindicato provincial. Pero Gloria mantuvo la negativa: ya ellos estaban trabajando en el listado de 2008.

Al final, ahora el confundido es Onell: tiene en su poder el certificado, está en los registros del municipio, pero su Destacado se extravió entre esa instancia y la provincial, como si la condición sobresaliente de un trabajador se resumiera en un listado que no aparece, vaya a saber por qué.

No pudo cobrar los cien pesos. Y más allá del dinerito —que bien le vendría al profesor—, lo lamentable es que por un requisito burocrático, y por un insensible olvido o desliz sindical, Onell termine tan vapuleado en su autoestima... Destacado, sí; destacado para sufrir.

Tocados por el bien

Teresa de Jesús Martínez lo cuenta con placer desde Juan B. Contreras No. 63, entre Coronel Acebo y Federico Escobar, en Ranchuelo, Villa Clara: disfrutó con su familia de un estímulo en el hotel Mayanabo, en Santa Lucía, Camagüey, entre el 22 y el 29 de junio.

Para llegar hasta allí debieron hacer un viaje en auto de casi 400 kilómetros. El carro sufrió una seria rotura en la soledad de una carretera desconocida, pero se toparon con Germán, quien paseaba con su esposa e hijo en su máquina (chapa VDD022) y decidió no seguir de largo y auxiliarlos en el «cacharreo», lo cual les permitió continuar viaje. En el Gobierno de Minas los auxiliaron también. Y Manolito, un chofer, concluyó con éxito lo iniciado por Germán.

En el hotel, y disfrutando de la piscina, desaparece una hermosa toalla ARTEX propiedad de la familia. Ya se habían resignado a la pérdida cuando una pareja venía con ella: la habían tomado equivocados por su parecido con la suya, y la devolvían.

Como si fuera poco, en vísperas del retorno a Ranchuelo, dejaron olvidada en el restaurante del hotel una cámara fotográfica. Y al día siguiente, antes de partir, se percataron de ello. Pero allí estaba la capitana Marisol, con ella en la mano. La había guardado esperando la reclamación.

Teresa de Jesús quiere agradecer tanta nobleza y honradez en su periplo veraniego, «demostraciones de que sí hay valores que brillan en muchos sencillos cubanos, quienes a cambio de estas acciones, solo admitieron la palabra “Gracias”, y que tal vez hoy ya no recuerden que para nosotros protagonizaron hechos comunes, pero inolvidables».

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