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Causas y azares…

Nuestros leales lectores seguramente recordarán la denuncia de Reynelda Rodríguez Montero, una señora de Holguín que adquirió un colchón en La Habana, en 1 900 pesos, lo envió a su ciudad el 27 de octubre de 2011 por Expreso Ferroviario, y el mismo nunca llegó a su destino.

El 31 de mayo pasado reseñé aquí la queja de Reynelda, a quien, un mes después del envío, le comunicaron en Holguín que el colchón había sido hurtado, por lo cual debía reclamarlo en el lugar de imposición, en La Habana.

Reynelda viajó con su esposo a la capital, y allí fueron atendidos el 6 de diciembre de 2011 por el jefe del Departamento Comercial, quien les informó que tenían 15 días para responder y los llamarían por teléfono. Pero nunca los llamaron.

En enero del 2012, Reynelda canalizó la queja por teléfono en el Departamento de Atención a la Población del Ministerio del Transporte. Y continuó llamando, hasta que le comunicaron que el asunto estaba en manos de la Policía. En marzo pasado fue al Ministerio del Transporte. Posteriormente fue al Departamento de Atención a la Población de Ferrocarriles. Allí, le dijeron que el caso estaba en manos del Director.

La tapa al pomo, según Reynelda, fue lo ocurrido el 5 de mayo pasado, cuando la visitó un representante de Ferrocarriles en Holguín para disculparse con ella por las molestias ocasionadas, y pagarle la suma de 150 pesos como indemnización. Reynelda afirmaba en su carta que no aceptó, porque lo consideró una burla, teniendo en cuenta lo que le había costado el colchón.

Al respecto, responde Miguel Acuña Fernández, director general de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC), que durante el proceso de investigación se determinaron las causas que provocaron la pérdida del colchón, y la intención de dar con los responsables directos del hecho provocó una demora en el esclarecimiento de los mismos.

No obstante, gracias al trabajo conjunto que realizaron la UFC y la PNR se pudo determinar un cúmulo de deficiencias, de las cuales fueron responsables tres trabajadores del Expreso, a los cuales se les aplicaron las medidas disciplinarias siguientes:

Al auxiliar general de estación (Tráfico) se le separó del sector ferroviario. Al conductor del Expreso, que había sido sancionado con anterioridad, se le trasladó definitivamente a una plaza de inferior categoría como ayudante de Expreso de última hora. Por su parte, al jefe de la Agencia Expreso Habana se le amonestó ante el Consejo de Dirección.

Añade Acuña que actualmente la Dirección de Ferrocarriles de Cuba valora el funcionamiento del Expreso, y evalúa la necesidad de ese servicio a la población, con el objetivo de eliminar las causas que provocan «las desagradables pérdidas de medios materiales de los usuarios».

Y en cuanto a la indemnización por 150 CUP, precisa que se aplicó lo establecido en la resolución 53/98 del Ministerio de Finanzas y Precios.

Agradezco la respuesta del Director general de la UFC. Ojalá que, además de las medidas puntuales tomadas con los responsables, la UFC haya identificado las causas de las «desagradables pérdidas» que tanto laceran el prestigio del Expreso por ferrocarril. Hubiera sido saludable que el Director general las hubiese pormenorizado, pues sabemos que aun cuando se separe y sancione a trabajadores, el problema no se resuelve si no se va a la raíz de sus porqués.

En lo tocante a la indemnización de 150 pesos por un colchón que a Reynelda le costó 1 900, podrá estar avalada en una Resolución vigente, pero no logra su cometido ni desagravia a la clienta afectada. No todo lo legal —eso que defendemos por principio— es siempre justo. Las normativas y resoluciones requieren, como todo en la vida, actualización y reanálisis, para que sean educativas y ejemplarizantes.

Por cierto, ¿quién paga la indemnización, el responsable de la «desagradable pérdida», o la Unión de Ferrocarriles de Cuba, que es decir Liborio?

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