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¿Por qué unos sí y otros no?

LÁZARO F. Iglesias Abella (Basarrate 172, entre San José y San Rafael, Plaza, La Habana) considera que, en medio de tantos desabastecimientos, el nuevo sistema implantado para la compra del pollo, aceite y otros productos vitales busca favorecer a los clientes con cierto orden y organización. Pero una cosa es la idea y otra su aplicación.

 Refiere que en su caso y el de otros clientes de la bodega 442, en Basarrate y Valle, les toca comprar en la tienda H. Upmann, sita en Infanta y Zapata, a la cual casi no la abastecen de productos. Y cuando alguno llega, en ocasiones las cantidades son mínimas, que dejan a la mayoría sin poderlos adquirir.

 «Pero hace ya cerca de tres semanas que transito casi a diario por el Rapidito de 15 y L, en el Vedado, afirma, y me maravillo de lo bien que el Gobierno de esa zona tiene organizadas las ventas, además de la cantidad de productos que por lo general ofertan. En una pizarra detallan los productos a la venta y que por lo general son entre 3 y 4.

 «Por ejemplo, en el día de hoy, 4 de julio, ofertaban: Pollo en paquetes, picadillo mixto, aceite y detergente y numeraban las bodegas que podían comprar ese día. Estos productos se ofertan además en las tiendas: Cupet de 17 y L, tienda La Roca de M y 21, la tienda de Calzada y H, Café TV en el edificio Focsa y tienda de Línea y L, que se incluyen e informan en esa tabla, detallando por tienda cada una de las bodegas que pueden comprar ese día.

 «Hay que felicitar a esos responsables de la buena organización que han logrado, y del magnífico abastecimiento que logran día a día.

 «¿A qué se debe que en mi tienda, desde el inicio de este sistema casi no se recibe nada, siendo una constante queja y preocupación de todos los usuarios? ¿De qué forma se distribuyen estos productos que se supone debe ser de forma equitativa para que todos podamos adquirirlos? ¿Es mucho pedir que en todas las zonas se implementen estas medidas organizativas que nos ayuden a paliar un poco la difícil situación económica por la que estamos pasando?», concluye.

Restablecida la desalinizadora

El pasado 1ro. de junio, y desde Cojímar, en el municipio capitalino de La Habana del Este, Domingo Caraballo Dampiel alertaba aquí que era ya un efímero recuerdo sin fijador, la planta desalinizadora de agua de mar que se construyó e instaló en ese barrio marino en 2020, con gran resonancia en los medios de prensa.

Señalaba que hacía más de un mes que no funcionaba la planta, y a su entrada había una reja de hierro cerrada con una cadena y un candado; y un cartel notificando que la bomba del pozo está rota.

«No tenemos acceso al personal de la instalación, decía,  pues está cerrada  y no podemos preguntar ni obtener alguna otra información sobre dicha situación».

Y este redactor añadía: «Como mismo se le dio tanta difusión triunfal cuando se plasmó el proyecto, ahora las autoridades pertinentes debían explicar con más detalle a los pobladores la situación y qué perspectivas hay de que dicha planta no quede apenas en un recuerdo».

Al respecto, responde Mariyorkis Medina Merencio, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que el 7 de junio Domingo fue visitado por Reinier Boza Vilar, funcionario del Centro de Incidencia de los Servicios que atiende el municipio, quien le informó que la rotura de la planta se debía a un problema técnico en la pizarra, y que tendría una pronta solución.

Añade que en el proceso de reparación de la planta se pudo comprobar que realmente presentaba problemas electrónicos, los que fueron solucionados con la contratación de una entidad especializada en ese tipo de reparación. Y la desalinizadora quedó restablecida, prestando nuevamente su servicio.

Aún así, precisa que Cojímar recibe el agua potable por la red de manera estable, y cuando sea necesario por alguna contingencia, recibe el servicio a través de carros cisterna; por lo que la paralización temporal de la planta no priva a la localidad del agua potable.

 

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