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El laberinto de una certificación de nacimiento

Niurka Fraguela Sentmanat (Reyes, No. 337, entre Luz y C, Lawton, Diez de Octubre, La Habana) cuenta que el 12 de octubre pasado solicitó una certificación de nacimiento que pertenece al Registro Unificado de La Habana. Y el 27 de noviembre, cuando me escribió, aún la estaba esperando.

Indica que la solicitud la hizo vía web en el sitio del Ministerio de Justicia y, según el formulario, estaría lista para recogerla a los siete días en el Registro Civil de Diez de Octubre, el que ella puso por la cercanía. A la semana fue y le dijeron que no estaba aún, después de haber perdido un día de trabajo y hacer horas de cola sin comer.

La segunda vez fue tres semanas después. Otro día perdido, pues hacía una semana que no tenían conectividad, y solo entregaban las certificaciones locales inscritas allí.

«Me explicaron que al no tener conexión no podían revisar mi solicitud —indica—. No entendí nada. Soy informática, sé que si no hay red, nada hay que hacer. Lo que no vi lógico es que tuvieran que esperar a tener al usuario delante para imprimir la solicitud. Para algo deben servir los siete días mínimos que te imponen a esperar».

Le comunicaron que no podían imprimir porque a veces las personas resolvían en otro Registro antes, y así  desperdiciarían papel. «Total verdad —dice—; pero,  ¿por qué, si estamos en la era digital y tienes un sistema que lo permite, no descargas en tu PC los documentos de las solicitudes que corresponden a tu Registro y así te ahorras el lío de la conectividad y el disgusto a la gente? Después de unas horas esperando a ver si recuperaban la conectividad, volví a casa».

Una semana después (ya eran cinco tras la solicitud) volvió y aún no estaba. Tras mucho rato intentando convencer a la que le informó, la hicieron pasar a ver a la que atendía las solicitudes digitales, quien le enseñó el sistema: en su solicitud no había ningún documento asociado.

«Después de muchas explicaciones que no me cabían en la cabeza, por ser ilógicas y hasta risibles si yo no hubiera estado tan disgustada, me comentó que en los registros aún hay muchos documentos por digitalizar. Otra excusa tonta. Ya al ver que ninguna explicación me convencía y que yo no dejaba la cantaleta de que quería hablar con alguien responsable, me pasaron a ver al Director.

«Tras hacerle la explicación desde el día cero, el Director me llevó a ver a la misma que me enseñó el sistema y me dijo que ya había hecho la solicitud nuevamente. Y entonces, a solicitud del Director, “volvió” a introducir la solicitud. ¿La volvió realmente a introducir o lo hizo por primera vez cuando el jefe lo dijo?

«Ya esta semana fue el colmo. Volví a los ocho días y la de siempre, una vez más, me dijo que mi solicitud no está. Alguien me informó que el Director anterior, con quien me había entrevistado hacía una semana, ya no estaba. Pero esta vez me dieron otra respuesta: que una compañera de allí debía ir al día siguiente al Registro Unificado de La Habana y se iba a ocupar personalmente de que me digitalizaran mi documento y lo anexaran a la solicitud. Aún así, tenía que esperar una semana más. ¿Ya se les habrán acabado las justificaciones y la próxima vez sí tendré el documento?

«¿Por qué nos complacemos en hacernos daño y no hacemos nuestro trabajo sin que tenga que mediar la exigencia de un jefe? ¿Por qué no publicamos en algún lugar estos detalles, como que todos los habaneros nacidos entre tal fecha y tal fecha en el siglo XX estamos inscritos en el mismo lugar y no en los registros municipales?

«¿Por qué, si las solicitudes no se están haciendo literales, no deshabilitamos esa opción? ¿Por qué somos tan inflexibles y, si la información no está explícita, no le damos la opción al solicitante de darle la extractada? ¿Por qué dejamos que las personas soliciten más de dos copias si no se las vamos a dar y, peor aún, rechazarles por esto la solicitud? ¿Por qué ponemos a disposición un servicio que aún no es posible brindar con calidad porque no se ha digitalizado? Y si lo hacemos, ¿por qué no ponemos a más personas para que al menos digitalicen las solicitudes que están siendo solicitadas?

«Me parece que hay que atender los muchos reclamos que hay en este sentido y hacerlos públicos de alguna manera. Y tomé como ejemplo el que me tocó vivir, pero allí escuché muchos cuentos de ”horror y misterio” de otros registros», concluye.

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