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Frente al espejo

Más opiniones a la olla

«Consideto muy útil el artículo Módulo bajo presión, publicado en la edición del 7 de agosto (página temática Energía XXI). Solo quisiera recomendar que para su mejor comprensión se emplearan los mismos términos en su contenido. Pongo ejemplos. En la sección Elementos Generales se denomina a un componente de la olla “soporte para la hermeticidad”, y en la sección “Para la limpieza...” se llama “contratapa” al mismo elemento. Al cable de alimentación se le denomina también cable eléctrico. A la olla interior también se le enuncia como recipiente interior... Por otra parte, recomiendo que se esquematicen las partes a las que se hace alusión como el filtro, el block de conexión, etc». (David)

«Muy bueno el artículo sobre el uso y cuidado de las ollas, que anuncia la salida de una serie de trabajos sobre el tema. Desde hoy conformaré una especie de libro al respecto. También es muy necesario que se publique adónde debe dirigirse cualquier ciudadano cuando su equipo presente problemas, u otro lugar designado para resolver roturas y/o defectos... Creo muy buena esta iniciativa y es necesario llevar esta idea hasta el final». (Raúl Espinosa Borges)

«Aprovecho para hacerles llegar este error publicado el 14 de junio de 2007, en el artículo titulado Nació desconocido y se hizo Titán (Luis Hernández Serrano). En el tercer párrafo se afirma que Antonio Maceo se incorporó a la guerra iniciada por Céspedes con 15 años, algo imposible pues el Titán de Bronce nació en 1845. 15 años tenía en 1860. Según José Luciano Franco, en Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, este se incorpora con 23 años el 12 de octubre de 1868, ganándose los grados de sargento esa misma noche en el combate de Ti Arriba». (Arcillo Rainel)

«Creo que vale la pena, como dice Calviño, hacerle llegar nuestro reconocimiento y el de la comunidad por el trabajo que realiza en la sección Acuse de Recibo ( Acuse de Recibo ) para alertar sobre determinados problemas que afectan la vida desde el punto de vista material y espiritual. Intercambiando ideas con varios vecinos, llegamos a la conclusión de que es necesario notar lo positivo de nuestra sociedad y, además, identificar sus debilidades para poder trabajar y ayudar». (Integrantes del Taller de Transformación Integral del Barrio La Güinera)

«Leí con interés el trabajo de Thaimí Bárzaga Soto titulado La isla que cambió de nombre (2 de agosto), referido a la antigua Isla de Pinos, que desde 1978 se llama Isla de la Juventud. Siempre me ha llamado la atención que el gentilicio de los habitantes de allí lo mantienen como el antiguo, pineros, y no lo han cambiado. Posiblemente los periodistas y comunicadores sean quienes más lo emplean de esa manera y en público... Creo que debemos pensar en un nuevo gentilicio. ¿Cuál es? No sé... Tal vez islojuveniles, isleños u otros. Pido que piensen en ello...». (Ariel)

Y aprovecho el mensaje de Ariel para preguntar a los lectores qué piensan de su propuesta. Quizá otros comparten su preocupación y entre todos podemos hacer una tormenta de ideas.

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