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Empresa japonesa Nikon humilla a niño cubano

Se negó a entregarle una cámara fotográfica que logró como premio en un Concurso Internacional de Medio Ambiente. JR reproduce declaraciones del profesor del infante a una periodista japonesa de la agencia Jijispress

Autor:

Juventud Rebelde

El profesor Jorge Jorge González con niños de su taller cultural comunitario. —Periodista Ana Auki: ¿Podría describir cómo ocurrió el hecho?

—El 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, se realizó la ceremonia de entrega de premios a los ganadores del XV Concurso Internacional Infantil sobre el Medio Ambiente, considerado el más importante del mundo en su tipo. Este acto tuvo como sede el Palacio de las Naciones de Argel, y en horas de la mañana contó con la presencia del presidente de Argelia, señor Abdelazid Bouteflika, quien además de tomarse una foto con los laureados y sus acompañantes, participó en una parte de la ceremonia.

«En horas de la tarde se entregaron por las máximas autoridades del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) las placas metálicas al Ganador Mundial, a los ganadores Regionales (entre ellos el cubano Raysel Sosa Rojas, por América Latina y el Caribe) y a otros tres niños ganadores de premios especiales. Fue en ese momento, donde estaban los representantes de la Bayer, la Nikon (con su Presidente al frente) y La Fundación por la Paz Global de Japón, que se entregaron, además de la placa, otros obsequios a los ganadores: una camiseta con el dibujo ganador de cada niña o niño, materiales de dibujo de excelente calidad y una cámara digital fotográfica de la firma Nikon, de Japón.

«Con la excepción del niño de Cuba, a todos los demás niñas y niños se les entregó la cámara, como se hace cada año en este tipo de ceremonia; sin embargo, ni antes ni después, de manera espontánea, ninguno de los organizadores del concurso se acercó a nosotros para plantearnos lo que iba a suceder; solo cuando termina el acto, y me pongo a revisar las cosas que habían entregado a Raysel, me percato que no había ninguna cámara fotográfica y solo un estuche de la firma Nikon, de color beige, con algunos materiales de dibujo de gran calidad de marcas inglesas, japonesas, etc.

«Pero en ningún momento fue consultado siquiera conmigo, como representante legal del niño a la ceremonia de premiación, ni con el embajador de Cuba en Argelia, señor Roberto Blanco, como representante del Gobierno de mi país y, casi pudiera afirmar que tampoco se consultó con el director regional para América Latina y del Caribe, el señor Ricardo Sánchez, para hacer ese cambio en los obsequios a los ganadores.

«Es imposible que pueda decirle el modelo de la cámara, pues nunca la toqué; solo la vimos en las manos del resto de los ganadores y, además, el momento no era nada apacible para ponerse a perder el tiempo en ese detalle y sí para exigir el respeto a la dignidad de la persona de un niño inocente de actos de bajeza política e intrigas internacionales, indiscutiblemente de acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, que de alguna manera directa debió tomar parte en este abominable incidente.

«Inmediatamente, con la ayuda del traductor-intérprete de la embajada cubana, preguntamos a las autoridades argelinas, que nos atendieron de manera maravillosa todos esos días y que además mostraron en cada momento su solidaridad y trataron de que se solucionara de manera satisfactoria para el niño este momento triste de su corta vida, ya de por sí azarosa al tener que luchar contra la hemofilia, una enfermedad hereditaria e incurable hasta hoy.

«Por cierto, para poder realizar este viaje el Gobierno de mi país, haciendo enormes esfuerzos, me entregó un lote de medicamentos cuyo costo superaba los 4 500 dólares norteamericanos, mucho más que el premio que debía entregarse y la estancia en Argelia, y ello de manera totalmente gratuita, porque en mi país aún consideramos que lo más importante de una nación son sus recursos humanos, y en particular los niños y las niñas, que serán los futuros artistas, científicos, maestros, etc., y los que harán de ese país un lugar más próspero.

«También recibimos la solidaridad inmediata de los padres, de los acompañantes y de las niñas y niños premiados; inclusive, de la madre del niño norteamericano ganador de su región, del ganador de Europa, de África, de todos, que no comprendían cómo un acto que debía ser de amor se podía convertir en uno de odio y de tristeza.

«Nuestro niño no es un terrorista, no pone bombas en ningún lugar, como no las pone ninguno de los hijos que viven y trabajan en mi país por la grandeza de la humanidad, llevando salud y bienestar a otros millones de seres humanos en el resto del mundo; nuestro niño aún no conoce la maldad que abunda en ese mundo —bueno, ahora, de un solo golpe, ha conocido una parte—, porque desde que nació solo ha tenido amor a su alrededor en la escuela, en los hospitales que visita con frecuencia y en su barrio, donde se mueve sin temor a las drogas, a que lo rapten para quitarle algunos de sus órganos o tema por su vida porque un delincuente común lo asesine. A nada de eso teme porque en su país nada de eso es común, como sí lo es en Estados Unidos, cuyo gobierno no es capaz de controlar esos males en su propia casa y pretende dar lecciones al universo, cuando es el principal promotor del terrorismo, de los asesinatos masivos de niños inocentes y de todo lo malo que existe en este maravilloso Planeta, a pesar de esas cosas.

«Definitivamente en el Palacio de las Naciones no obtuvimos ninguna respuesta. Así que nos comunicamos en el hotel con nuestro Embajador en horas de la noche, quien inmediatamente se personó en el lugar y solicitó entrevistarse con las personas del PNUMA a cargo de los actos en Argel y fue la señora Sorba, de este organismo, quien habló a nombre del mismo, planteando primero que Cuba no dejaba entrar “por el embargo” —nosotros los cubanos lo llamamos por su nombre: BLOQUEO—, una cámara japonesa.

«Yo le respondí que eso no era cierto, que yo entraba y salía de Cuba siempre con mis cámaras de video y fotográficas de la marca SONY, también japonesas, y nadie, jamás, me había dicho que no podía entrar con ellas a mi país. Fue entonces que se llamó al señor Ideo Fujica, que nos pareció en todo momento como representante en Argelia de la firma Nikon, aunque al parecer pertenece a la Fundación por la Paz Mundial, copatrocinadora del Concurso, quien nos manifestó que “debido al embargo ellos no podían entregar la cámara al niño cubano, pues la misma poseía componentes de Estados Unidos”.

«Tanto el señor Embajador como yo, le manifestamos que eso era aplicar extraterritorialmente las leyes de un Estado en otro, pues es Estados Unidos quien mantiene el bloqueo a Cuba, no Japón, por lo que la empresa Nikon se hacía cómplice con este acto del atropello a que se somete al pueblo de mi país por más de 45 años, y ahora se castigaba a un niño inocente por algo que jamás podría comprender. El señor Fujica, finalmente, se comprometió ante nosotros que él, personalmente y de su dinero, compraría una cámara fotográfica digital para el niño y que se le haría llegar la misma a través de la Oficina Regional del PNUMA en México.

—¿Podría describirme cómo fue la reacción de Raysel cuando no pudo recibir la cámara?

—Solo tengo una palabra: IMPOTENCIA. Me decía: «¿Profe, y mi cámara? ¿Por qué todos los niños tienen la cámara y a mí no me dieron ninguna? ¿Mi premio no es igual al de ellos? ¿No tengo derecho a mi cámara? Yo trataba de explicarle lo que estaba ocurriendo, pero él no podía entender, ni yo tampoco, porque se le estaba humillando, se le estaba haciendo pagar un precio muy caro por el único delito de ser un niño de Cuba, que al parecer no se le podía permitir que fuera feliz en su minuto de gloria por ese simple hecho de atreverse a pintar sobre la protección al medio ambiente.

«El niño lloró mucho en la habitación y yo lloré con él, no de tristeza, sino de rabia, porque aquello era algo inconcebible. Pienso que el PNUMA debió prever una situación como esta y buscar una solución inmediata, que implicara un cambio de fabricante y entregarle una cámara al niño: los materiales que le dieron para pintar podrán ser quizá los más caros del mundo, pero para él no significan mucho como concepto, pues él veía a los otros niños jugar con la cámara nueva y como niño no podía guardar sus recuerdos de Argel también dentro de la cámara. Creo que nadie tenía derecho a negarle ese placer que tal vez nunca más vuelva a repetirse».

—¿Quién explicó la situación a Raysel?

—Por supuesto que yo, que en esos momentos no solo era su profesor, sino también su padre, toda su familia, su amigo, la persona en quien único podía confiar, porque no le había mentido nunca y sabía que sería capaz de luchar por sus derechos. También nuestro Embajador en Argelia trató de explicarle, pero él no entendió nunca por qué existía una ley de Estados Unidos que le prohibía tener una cámara fotográfica.

—¿Qué piensa usted sobre la posición que tomó la empresa?

—Considero que es deplorable desde todo punto de vista. No es posible que una empresa tan poderosa y de tanto prestigio, orgullo de Japón por la calidad indiscutible de sus productos —yo incluso desde hace muchos años poseo una cámara Nikon FA de excelente calidad—, que además es uno de los patrocinadores oficiales del Concurso Mundial del PNUMA, pueda plegarse a las maniobras del gobierno norteamericano contra el pueblo de Cuba y despojar a un inocente niño de su derecho a sonreír, de su derecho a sentirse en igualdad de condiciones con el resto de los ganadores. La empresa Nikon de esta manera humilló atrozmente a Raysel, a sus sueños y a la esperanza de vivir un mundo mejor y posible, como todos deseamos.

—¿Algo más que quiera decir?

—Quisiera decir muchas cosas, pero solo le diré que el Taller donde Raysel realiza sus sueños, surgió hace dos años y medio en lo que era un enorme vertedero de basura comunal y que, desde allí, no solo salió el dibujo ganador del premio regional, sino también otros cinco que obtuvieron diferentes lauros en el mismo concurso... lo que nos hace sentirnos llenos de sano orgullo al saber que en cualquier lugar, en cualquier humilde lugar, es posible encontrar talentos, solo hay que descubrirlos a tiempo y estimularlos cada día para que no pierdan sus dones innatos.

«En este corto tiempo el taller ha conseguido un total de 189 premios y menciones en concursos internacionales, nacionales y de otros niveles, casi todos en certámenes relacionados con el medio ambiente, la naturaleza y el hombre, tema al cual dedicamos todas nuestras energías y nos proponemos, inclusive, crear una biblioteca comunitaria especializada en el tema».

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