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San José del Retiro y otras acciones rebeldes

La noche del 8 de diciembre de 1958, fuerzas del Primer y Tercer frentes, al mando de Fidel comienzan el sitio de Maffo

Autor:

Eugenio Suárez Pérez

Tras la toma de Baire, la noche del 8 de diciembre de 1958, fuerzas del Primer y Tercer frentes, al mando de Fidel, comienzan el sitio de Maffo. El jefe del Ejército Rebelde organiza sus unidades con tres propósitos: evitar que los guardias escapen hacia Bayamo, rechazar cualquier ataque y no permitir el envío de refuerzos hacia Maffo.

El 10 de diciembre, Fidel escribe al capitán Reinaldo Mora explicándole que los enemigos abandonaron Baire, y aunque cayeron en una emboscada en la carretera a Jiguaní, escaparon casi todos, y le instruye: «Pienso (...) que de Jiguaní no pueden pasar para Bayamo, porque le hemos tomado todos los caminos. Tú debes permanecer en tu posición sin moverte, esperando al enemigo, venga de donde venga».

Las tropas rebeldes que confluyen en el asedio a Jiguaní se encuentran bajo el mando del comandante Guillermo García, quien el 11 de diciembre le informa a Fidel que ya las posiciones han sido ocupadas y por ellas no pasará nadie.

El día 14, un batallón formado por tres compañías salió a campo traviesa del puesto de mando de Bayamo hacia Maffo. A pesar de haber sorprendido a algunas pequeñas unidades rebeldes, el batallón fue interceptado, se le ocasionaron numerosas bajas y fue obligado a retirarse a Jiguaní.

Mientras, el mismo 14 de diciembre ocurre el combate de Puerto de Moya, en la Carretera Central entre Santiago de Cuba y Palma Soriano. Tropas de las columnas 9 y 10 del Tercer Frente Mario Muñoz entablan combate con una columna enemiga, que sufre ocho muertos, cuatro desaparecidos y más de 20 prisioneros; por la parte rebelde, un muerto. Además son ocupados dos cañones sin retroceso, cuatro ametralladoras calibre 30 y muchas y variadas armas y proyectiles. En este combate la emboscada rebelde no aseguraba el repliegue de sus hombres situados en la pendiente rocosa de las elevaciones del flanco derecho, pero los combatientes no dejaron pasar los refuerzos hacia Palma Soriano.

El 15 de diciembre, Fidel envía un mensaje a Raúl, jefe del Segundo Frente Oriental Frank País, informándole de la situación militar y solicitándole apoyo aéreo para precipitar la toma de Maffo y dirigirse a Jiguaní.

El último combate

En medio de las acciones, el Comandante en Jefe convoca una reunión de la dirección nacional del Movimiento 26 de Julio, la cual se celebra el 18 de diciembre en La Rinconada, sede de su Comandancia. Estaban presentes los jefes de los tres frentes orientales y otros invitados. Fidel hace un resumen de la situación militar y explica la necesidad de determinar los pasos a seguir después de la inminente derrota total de la tiranía.

A las seis de la mañana del día 19, narra el hoy Comandante de la Revolución Guillermo García que, en medio de una densa niebla, salió hacia Bayamo la tropa enemiga que se encontraba en Jiguaní. La columna estaba formada por más de 800 personas, entre efectivos del ejército, la Guardia Rural, policías, chivatos, familiares de los guardias y adeptos al régimen batistiano.

La columna no tomó el camino esperado, sino un terraplén que se dirige a la finca de San José del Retiro, tratando de evadir a las fuerzas que la asediaban. Pero sus jefes no supieron apreciar la tenaz resistencia del Ejército Rebelde y su experiencia combativa.

Y en San José del Retiro se escenificó uno de los combates más encarnizados y el último donde cayeran tantos combatientes rebeldes. El Comandante de la Revolución Guillermo García testimonia en su libro El último combate:

«No fue una lucha de posiciones; se combatió sobre la marcha y, en ocasiones, cuerpo a cuerpo contra una gran fuerza a la que acompañaba un nutrido grupo de civiles e incluso soldados vestidos como simples ciudadanos, lo que generó confusión y provocó que tuviéramos un número inusual de bajas. Pero el pueblo de Jiguaní quedó liberado para siempre».1

Cuando el combate concluyó,  las bajas rebeldes fueron de tres heridos y 12 muertos. Estos fueron: Ignacio Pérez Zamora, ascendido póstumamente a comandante, Juan Pérez Olivera, Inocencio Blascón, Reynaldo Grenot, Rafael Rubio, Nelson Corría, Arael Montero, Ciro Puebla, Lorenzo Fonseca, Lesmes Pérez Alonso, Ramón Acuña Labrada y Oscar Montano Rodríguez.

Las bajas del enemigo sumaban más de 30 muertos y 67 heridos y prisioneros, además, la captura de un mortero y más de 70 armas largas.

Cuando el jefe de la Revolución supo de la muerte de Ignacio Pérez, inmediatamente le envió un mensaje a Crescencio Pérez, padre de Ignacio:

«Me acaban de informar de la muerte de Ignacio. Con pena infinita en mi corazón le escribo estas líneas. (…) Uno de nuestros oficiales más competentes y de mayor confianza. Su nombre figurará en la lista de los comandantes de nuestro glorioso Ejército y nunca lo olvidaremos».2

La noche de ese 19 de diciembre, en el Centro de Veteranos de Jiguaní, fueron velados los 12 combatientes caídos. Allí estaban Fidel y Raúl, quienes también asistieron al cementerio. Después de 12 descargas cerradas de fusilería, el entonces comandante Raúl Castro despidió el duelo.

Liberado Jiguaní, las tropas rebeldes pasaron a reforzar el cerco de Maffo.

*Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.

1Guillermo García: El último combate. Casa Editorial Verde Olivo, 2013, p. 172.

2Fidel Castro Ruz: La contraofensiva estratégica. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2010, p. 340.

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