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Encadenarlas, y se desatarán después

Millonarias inversiones en marcha en viejas y emblemáticas industrias del oriente del país, aseguran ampliación de capacidades, calidad y aprovechamiento óptimo de potencialidades como parte del necesario encadenamiento de la producción de coco y cacao

Autor:

Haydée León Moya

BARACOA, Guantánamo.— Se sabe que no siempre las cadenas atan. En la producción agrícola, por ejemplo, casi siempre libran de todo mal. A la vuelta de unos meses en la rama del coco y del cacao, que tienen en Baracoa la plaza mayor de la Isla, pudiera asistirse a una fehaciente demostración de lo salvadores que son ciertos encadenamientos.

Paso a paso (incluyendo la recuperación del que dio el huracán Matthew por acá hace tan solo dos años y devastó casi por completo esos cultivos) se han ido uniendo con fuerza los eslabones más pegados a la tierra. Pero de la cadena, en el de las industrias, tan añejas como sobrexplotadas por ser únicas del país, desde hace muchos años se esperaba la salida que ahora finalmente llegó.

Está en marcha una capital y millonaria inversión para renovar la tecnología empleada en el procesamiento de ambos frutos, con la mirada puesta en elevar las producciones tradicionales, y en el aprovechamiento de todas las potencialidades para aportar surtidos de calidad tanto para el mercado interno como para la exportación.

Sacarle hasta el «zumo» al coco

No son pocos los productores y directivos de la rama del coco que, mirando cómo va su recuperación vaticinan incrementos sustanciales de este cultivo. Y no solo por lo que ven ahora mismo, sino porque saben cuánta precisión va teniendo la política del Estado referida a los cultivos y el financiamiento que aporta, dirigidos a restablecer las áreas, ampliarlas con nuevas plantaciones a partir de planes puntuales de siembra, hasta llegar a producir dentro de dos años, 21 000 toneladas de la nuez de coco.

Pero como no hay que esperar a que en los campos de la prístina villa vuelva a campear ese fruto para sentar las bases del óptimo aprovechamiento del bien llamado árbol de los cien usos, se camina firme allí donde a veces la obsolescencia frena el acopio y se pierden el fruto y sus derivados.

De ello hablan la mejoría tecnológica de la fábrica elaboradora de dulces en conserva La Primada, el montaje de una carpintería donde se fabrican muebles con la madera del tronco del árbol, la reciente instalación y funcionamiento de una planta desfibradora que extrae un sustrato de amplio uso como abono para cualquier cultivo, porque es rico en nitrógeno, sodio, magnesio, carbono, calcio y potasio, y fibras obtenidas del carapacho, empleadas esencialmente en la confección de colchones, alfombras y césped artificial.

Además, la fábrica de carbón activado que, con equipamiento y accesorios nuevos, está, tecnológicamente hablando, en mejores condiciones para aportar más calidad a su producción con destino a la industria farmacéutica, la biotecnología, la refinación de azúcar y rones, y la sustitución de importaciones.

Y ahora, al mundo baracoense del coco se suma la total renovación tecnológica en marcha en la industria extractora de aceite, una inversión que ronda los cinco millones de pesos (casi dos millones de ellos en divisas), y que recién comienza con la proyección de dejarla a punto para diciembre venidero.

Al respecto, Miguel Guzmán Matos, inversionista principal de la empresa agroforestal y coco, dijo a Juventud Rebelde que, con la totalidad del equipamiento que conforma la nueva tecnología a pie de obra, en estos momentos se trabaja en la fundición de los cimientos de la nave donde se instalarán los equipos del proceso de deshidratación.

Como quien reconstruye su casa sin dejar de habitarla, con todas las complejidades que eso implica, una brigada multioficio de la propia empresa (Agroforestal y coco de Baracoa) remodela el local, mientras la vieja línea de producción sigue extrayendo el «zumo» a la masa del coco. Un aceite poco refinado y aun así muy demandado por la industria cubana elaboradora de jabones y cosméticos.

Con la inversión se esfumará del ambiente la emisión anual a la atmósfera de unas 150 toneladas de sustancias contaminantes, y también desaparecerán las montañas de coco seco que se pierden pues la añeja planta no los puede asimilar, las paradas continuas, las interrupciones laborales.

«Pero aun así vamos a seguir produciendo con la vieja línea hasta que la nueva esté instalada y pase la fase de puesta en marcha, pues tenemos planificada la entrega de alrededor de 30 toneladas de aceite para los meses de octubre, noviembre y diciembre de este año, y la nueva inversión se encuentra, en general, solo al 33 por ciento», destaca Guzmán Matos.

«Será enorme el salto que experimentará la planta cuando en diciembre próximo concluya y se ponga a prueba la nueva tecnología: De una capacidad de alrededor de 500 toneladas de aceite que ahora pueden obtener trabajando a plena capacidad, para entonces se elevará a 2 000, más refinado y con posibilidades de emplearse en la industria farmacéutica», explica Alexander Laffita Columbié, especialista de desarrollo industrial.

Especialistas de esa entidad, aseguran que por cada tonelada de coco que se emplea en la extracción del aceite, se pierden alrededor de 18 000 litros de agua de coco, que con la conversión tecnológica en marcha podrán aprovecharse en la fabricación de vino y vinagre y, junto a otros residuos del proceso, en la producción de alimento animal.

Chocolate: ahora frío, pero vendrá en caliente

En la industria de derivados del cacao de Baracoa, por su parte, ahora mismo el ambiente productivo se ha enfriado. La emblemática fábrica de chocolate Rubén David Suárez Abella, fundada por el Che hace 56 años, detuvo sus viejas maquinarias, pero la inversión que las renovará, va en caliente.

Mariluz Ferrer Yero, directora adjunta de la empresa nacional de confitería y derivados de la harina, con sede en la capital cubana, desde el 13 de noviembre último llegó a Baracoa y allí está, al pie de la obra. No asistió al comienzo del desmontaje de la fábrica, que comenzó en junio pasado, pero ha vivido y vive los pasos de una inversión que, en su opinión, marcha muy bien.

«Como estaba previsto, a inicios de este mes comenzó el montaje tecnológico. Por lo pronto, representantes de una de las firmas extranjeras proveedoras de la tecnología, la italina Renato-Mazetti, comenzaron el montaje de parte de los modernos equipos que corresponden a la línea elaboradora de tabletas y bombones de chocolate», detalló.

Ella destaca también el esfuerzo de los constructores, pertenecientes a la empresa de ingeniería y diseño, de la provincia de Granma, a la brigada de mantenimiento de la empresa, así como del Micons de Baracoa y de las empresas Provincial de Construcción de Guantánamo y de Ingeniería y Proyectos del Níquel, de Holguín.

Cuando habla de la parte constructiva, la ingeniera agrónoma —quien por 15 años ha ocupado varios encargos en la rama nacional de la confitería—, alude a la colocación de falso techo, de luminarias, del enchapado de paredes y la reconstrucción de los almacenes para productos terminados y envases, entre otras labores, en las que estos hombres ocuparon largas jornadas.

«Hay que garantizar que el montaje tecnológico tenga la secuencia prevista en el cronograma de la inversión, de manera que a partir del 15 de abril próximo comience el acoplamiento del nuevo equipamiento destinado a la llamada transformación del cacao, un proceso con el cual se obtienen, entre otros surtidos, el polvo puro de chocolate (cocoa), manteca y licor de cacao», explica.

Como parte de la inversión la fábrica ya tiene instalada una moderna caldera para la generación de vapor, y contará también con un compresor de aire, y un equipo para el enfriamiento del agua  que se utiliza en el proceso.

La moderna tecnología incluye el empleo del gas freón como refrigerante, el tostado del cacao a vapor, no mediante el uso de diesel directo, e introduce  en el proceso la desbacterización del grano, que garantiza cuantificaciones conformes con los patrones internacionales.

Al concluir la inversión, cuyo costo rebasa los diez millones de pesos, se prevé la fábrica ganará, además, un depósito de agua con capacidad para almacenar 540 metros cúbicos del líquido, una base de transporte, y mejorías sustanciales en las condiciones de trabajo en general para su arrancada en el mes de agosto de este año, cuando, técnicamente, podrá triplicar su producción anual de variados surtidos competitivos en el mercado internacional.

Además del tradicional «peter» de 50 y cien gramos, el chocolate listo para consumir disuelto en agua (comercialmente se le conoce por desayuno de chocolate), la manteca y el licor de cacao, se incorporará la producción industrial de bombones y de tabletas sólidas de 30 gramos y de 50 y cien rellenas.

Como los hombres del coco, los del cacao también ven el sustento de estas aspiraciones justo donde comienza la cadena. En Mosquitero, en Jamal y otros reinos baracoenses de ese fruto cuyas plantaciones se recuperan de los estragos de Matthew, incluso antes.

Los surtidos de la fábrica de chocolate de Baracoa se incrementarán luego de la renovación tecnológica en marcha

 

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