Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Con el calor de los hornos

Un joven ingeniero metalúrgico ratifica en cada jornada  cuánto espera Cuba de su generación de vanguardia para construir  una economía próspera y sostenible

Autor:

Juan Morales Agüero

Las Tunas.— A sus 28 años de edad, José Manuel Castro Martín parece haber echado toda su vida entre el calor de los hornos y las bobinas de metal. Lo deja entrever por el entusiasmo  con el que habla de su trabajo, carente de nexos con sus orígenes en el municipio de Jobabo. En poco más de un lustro ha adquirido experiencia y madurez. La metalurgia tunera ha sido testigo de su crecimiento.

—¿Sabías algo de metalurgia antes de empezar la carrera?

—¡Absolutamente nada! Cuando terminé el 12mo. grado en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas de Las Tunas pedí Ingeniería Automática en primera opción. Pero solo llegó una plaza a la provincia, y mi promedio no me alcanzó. Me fui por la segunda, Ingeniería en Metalurgia y Materiales. Se estudia en Moa, Holguín, en el Instituto Superior Minero-metalúrgico Dr. Antonio Núñez Jiménez.

«Al principio me resultó difícil, por la lejanía de la casa y por las exigencias de la carrera, considerada una de las ingenierías más complejas de las que se estudian en Cuba. ¡Muchos la comienzan y pocos la terminan! Los alumnos proceden de todo el país, pues solo se imparte en Moa. Al final, me encantó. Hoy la pediría en primera opción».

—¿Cómo fue tu debut de graduado como ingeniero metalúrgico?

—Apenas terminé en 2016, comencé a cumplir el servicio social en la empresa Acinox. Trabajé en la parte de los hornos, donde se fabrican las palanquillas. Creo que hice bien lo que me tocaba como adiestrado, porque, seis meses más tarde, y a propuesta del director, me nombraron jefe de brigada, allí mismo en los hornos, el área más caliente.

«En Acinox estaba cuando en 2017 rompió su récord histórico de producción: más de 14 400 toneladas de acero en un mes. Yo era jefe de una de las brigadas que participó en la hazaña. El final de mi adiestramiento lo hice en el laminador de cabillas, que también estableció una marca de producción. Así, estuve en dos momentos memorables».

—Después del servicio social, ¿dónde continuaste tu labor?

—Me trasladé para la Empresa de estructuras metálicas Paco Cabrera, conocida como Metunas, cuya producción tiene presencia en casi toda Cuba. Ahí permanezco y me siento de maravillas. Soy el especialista principal de la mayor y más representativa unidad empresarial de base (UEB), además de reserva directa y sustituto legal de su director.

«Esta empresa no es completamente metalúrgica, pues no realiza fundiciones. Su producción se aviene más para los arquitectos, proyectistas, ingenieros mecánicos, civiles… Pero tiene relación, porque abundan las soldaduras, algo que es muy propio de la metalurgia. Así que puedo trabajar y desempeñar perfectamente la profesión que estudié».

—¿Cuál es la línea característica de la empresa Metunas?

—Metunas fabrica estructuras metálicas de diferentes tipos. Pueden ser soldadas o atornilladas. Muchos de los perfiles con los que se aparejan se importan. A veces vienen hechos y aquí se les agregan los elementos que los clientes pidan. Si fuera necesario, también podemos hacerlos y armarlos.

«Pero por la vía de la importación casi nunca nos llegan perfiles concebidos para soportar estructuras de gran envergadura, como las grúas. En esos casos, al no disponer del elemento original, lo hacemos. Tenemos personal que no se detiene ante los obstáculos y siempre los supera».

 

«La ingeniería metalúrgica es una especialidad difícil, pero me hace sentir útil», dice José Manuel Castro.Foto: Juan Morales Aguero.

—Háblame de los procesos productivos en esta empresa.

—Hacemos tubos de todos los tipos: rectangulares, redondos, cuadrados… También angulares, puzles y tejas de acero galvanizado para techos. El material llega en bobinas, y puede ser prelacado, galvanizado, acero negro… Tenemos equipos para procesarlo y laminar el perfil en frío.

«La UEB tiene tres talleres. En el de corte y conformado se utilizan cizallas, sierras, oxicortes, taladros… En el de ensamble y soldadura se unen, acoplan y articulan las partes. Y en el de limpieza y pintura se les quita el óxido y se pintan, según el destino que se les vaya a dar».

—¿Te gusta trabajar más en la producción que en la oficina?

—Sí, prefiero trabajar directamente en la producción y ver cómo los perfiles toman forma. Lo hago desde que me gradué. Es la mejor escuela para un ingeniero. Desde luego, por mi condición de jefe, también debo dejarme ver por la oficina y actualizar los papeles relacionados con la producción. Pero siempre trato de que eso no me lleve demasiado tiempo.

«Al principio, los más veteranos me miraban con recelo. Y más cuando me designaron para que los dirigiera. Imagínate, ¡ellos subordinados de un novato! Pero con el tiempo me fueron conociendo y hoy nuestras relaciones son excelentes. Yo nunca les impongo nada, sino que los convenzo y los hago partícipes de mis ideas, complementando la teoría con la práctica. Eso solo se logra con paciencia y sabiduría».

—¿En qué áreas inversionistas labora actualmente Metunas?

—Nuestros especialistas y técnicos priorizan por estos días una importante inversión en Cayo Coco, en la provincia de Ciego de Ávila. Tiene que ver con la seguridad eléctrica de sus instalaciones hoteleras. Les estamos fabricando naves convenientemente reforzadas con estructuras metálicas.

«Para la Empresa Eléctrica nacional fabricamos torres de alta tensión, de esas que se ven a lo lejos, desde las carreteras. También asumimos, diseñamos y montamos obras auspiciadas por la Empresa Inmobiliaria del Turismo, un sector que siempre ha sido nuestro cliente. Además, tenemos presencia en la Zona Especial de Desarrollo Mariel».

—¿Hay muchos jóvenes en la plantilla laboral de Metunas?

—Sí, muchos, y la política de cuadros los tiene presentes. Son jóvenes excelentes, con títulos de ingenieros, técnicos medios, tecnólogos… Los resultados de la empresa tienen que ver con su labor. Contamos con un comité de base de la UJC que funciona y alienta el buen trabajo. ¿Yo? Fui militante de la Juventud varios años. Ahora estoy en las filas del Partido.

«Me encantan las nuevas tecnologías. Las utilizo para actualizarme en temas de mi profesión, que es cambiante en cuanto a novedades. En Metunas la producción es variada y el profesional necesita aprender de soldaduras, planos y hasta de tuercas y tornillos. Un improvisado no puede tener resultados buenos. Y menos cuando debe dirigir a otros».

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