Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Qué queremos entre hermanos? Paz para el corazón cubano

La protesta pacífica de los revolucionarios abogó por el derecho a vivir en un país de paz, una Cuba de todos que, estén donde estén, trabajen por verla avanzar por sus propias piernas y sus propios brazos

Autor:

Santiago Jerez Mustelier

Más de cien mil capitalinos colmaron la Piragua desde horas tempranas de la madrugada de este sábado. Todos quieren vivir en un país de paz, donde la tranquilidad que algunos ansían perturbar siga siendo de las conquistas más bellas que arrancó esta Revolución a los vulgos del terror y la barbarie, aquel luminoso enero de 1959.

Entre los presentes, Eunice Escobar Suárez destacó por su férrea determinación al sujetar un cartel tipográfico que dice: «Los hombres viven en dos bandos: los que aman y fundan y los que odian y deshacen»; esa convicción del Apóstol, que habita en el alma misma de la nación, la llevó a acompañar a su abuela al encuentro entre revolucionarios, para restañar concordias y sumar anhelos comunes por la Patria toda.

Eunice, que ha bebido del espíritu creador y de la vocación de servicio de la enseñanza artística cubana, dijo que los recientes disturbios, sembrados como conatos por varias regiones, no son la mejor manera de exigir derechos o pedir ser escuchados. «La vía pacífica es la adecuada para brindar argumentos; uno puede expresar su sentir sin llegar a la violencia, sin romper cristales ni vandalizar tiendas».

Ella tiene la certeza de que, sin el lastre del bloqueo, Cuba podría demostrar su capacidad de resiliencia y fuerza fundadora. «El cerco dañino nos afecta en la formación como profesionales, imposibilita la adquisición de instrumentos y de materiales indispensables para nuestras clases», afirmó la estudiante de Danza, en la Escuela Nacional de Arte.

Otros propósitos reunieron a los que defienden la Revolución, a los que desean verla próspera y libre de injerencias, tejida en sagrada unidad y con el sosiego como signo en sus calles.

Por ello tomó la palabra Gerardo Hernández Nordelo, Coordinador de los Comités de Defensa de la Revolución y cubano cercano a las esencias del pueblo, quien deplora las intentonas de destruir la tranquilidad de nuestros barrios, de acabar con la paz con la que hemos vivido a lo largo de la Revolución, de atentar contra el propio corazón de nuestras comunidades.

El Héroe de la República asistió a la explanada junto a sus cuatro hermanos de cárcel y combate para enviar un mensaje de diálogo y respeto a las diferencias: Nadie es enemigo de los revolucionarios por pensar diferente, pero este es un país de leyes, remarcó; al tiempo que conminó a acercarnos, a escuchar y conversar con aquellos que tienen inquietudes y preocupaciones legítimas; es deber de los revolucionarios hacerlo, insistió.

«Los revolucionarios tenemos una tarea urgente que nos ha dado nuestro Presidente y es, decirles a los barrios que también pueden contar con la Revolución (…) la que sigue siendo de los humildes, por los humildes y para los humildes», convidó Gerardo.

Al hablar en nombre de los jóvenes, Aylín Álvarez García, advirtió que la intención es clara, la maldad sale a flote y una avalancha de odios e intereses mezquinos pretende transformar nuestras calles en escenarios de violencia, destrucción y muerte, quieren arrebatarnos la paz que tanto nos distingue; la solidaridad que nos llena de orgullo y esa vocación cubana de sentirnos hermanos, más allá de las diferencias, las carencias y las adversidades.

La dirigente juvenil se preguntó si la solución era entregar las calles, poner la soberanía sobre la mesa como premio a quienes tantos años llevan intentando rendirnos y darle la bienvenida al Neoliberalismo. A lo que respondió, con intransigencia, que el coto a nuestros problemas no podrá estar nunca en manos ajenas.

«Hay mucho que hacer y que arreglar, mucho que cambiar y todo sería más fácil sin la hostilidad y las limitaciones del bloqueo, sin las mentiras, sin el doble rasero y los chantajes políticos. Nuestros problemas tenemos que resolverlos nosotros, el diálogo nunca faltará, el respeto entre todos debe primar, sin olvidar que los principios nunca serán negociados.

«Ni esta generación ni las que vengan detrás, ni los jóvenes de hoy ni los que vengan mañana renunciarán a esta gloriosa lucha (…) no renunciará jamás nuestro pueblo a sus aspiraciones», concluyó Aylín.

Un llamado a que cese la mentira, la infamia y el odio, realizó el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez al hablarle al pueblo reunido en la Piragua. «Cuba es profundamente alérgica al odio y jamás será tierra de odios. No se construye nada bueno desde el odio, el odio nos roba tiempo para amar y hasta al amor mismo.

«Los dictadores del algoritmo de las redes han abierto al odio (…) que fractura a las familias, a los amigos, a la sociedad, y que amenaza con llevarse mucho de nuestros valores al rincón de lo inservible», reveló el dignatario.

El Primer Secretario del Comité Central del Partido denunció la intensa operación político-comunicacional por parte de una gran plataforma de intoxicación mediática, financiada por el Gobierno de Estados Unidos y por la maquinaria política de la Florida. Su objetivo, dijo, es alentar a disturbios e inestabilidad en el país, aprovechando las difíciles condiciones provocadas por la pandemia y el bloqueo recrudecido y las 243 medidas de la Administración Trump.

Ante las insistencias deliberadas de contar la historia al revés, el mandatario subrayó que no cuentan los reiterados llamados a la unidad, la paz y la solidaridad entre todos. La interpretación malintencionada de sus palabras es que se convocó a una guerra civil. Han causado un daño inconmensurable al alma nacional, que tiene entre sus valores más sagrados la tranquilidad ciudadana, la convivencia, la solidaridad y la unidad, apuntó.

«No es raro que bajo el bombardeo mediático algunos duden y se pronuncien suponiendo una separación que no existe. Pero al lado del pueblo, con el pueblo y por el pueblo sigue estando la Revolución, no con declaraciones sino con hechos.

«Cuando un pueblo ha llegado tan lejos en la realización de sus sueños, y en la conquista de derechos que para medio planeta son una quimera, no lo detienen ni la violencia ni el miedo», ponderó Díaz-Canel y ejemplificó los resultados de las dos vacunas: Soberana y Abdala, así como el cien por ciento de eficacia frente a la gravedad y el fallecimiento que probó la tercera fase de los ensayos clínicos de esta última, noticias que los odiadores se empeñan en ocultar.

Las voces de los cubanos se alzan en defensa de nuestra soberanía y paz. Foto: Maykel Espinosa

Sin apartarse de la autocrítica y la rectificación pendiente, de la revisión profunda de los métodos y estilos de trabajo que chocan con la voluntad de servicio al pueblo; la máxima dirección del Estado convocó a empujar, todos juntos, la obra de la Revolución, a crear y a enfrentar el futuro con esperanzas; a articular los diálogos pendientes, rescatando la obra social y promoviendo mayor atención a sectores vulnerables.

«Que predomine el gen de los bravos, de los honestos, de los justos, de los honorables, de los alegres hijos de esta tierra cubana. Vamos a ponerle corazón a la obra común, un corazón del tamaño de nuestras dificultades: ¡Juntos podemos!», fue la sentencia final del Presidente, que encontró abrigo en los cientos de miles de habaneros que madrugaron este sábado.

¿Y ahora, qué sucederá? Eunice espera que todo fluya de la mejor manera posible, que haya paz. Que brote el verdadero corazón cubano. Que se esparza por nuestras entrañas, como preconizaba Martí, esa dulcísima hermandad.  

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