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Trabajar, cooperar y hacer entre todos

Hasta el consejo popular Pocito Palmar llegó en la tarde de este viernes el Presidente de la República para conocer acerca de las transformaciones que allí se acometen como parte del Programa Integral de Atención a los Barrios. Posteriormente sostuvo también un intercambio con directivos y líderes religiosos del Centro Memorial Martin Luther King

Autor:

Yaima Puig Meneses

La señora lo abraza: lo abraza fuerte. Dice que no tiene palabras suficientes para agradecer, y por eso lo abraza. No sabemos su nombre, a ratos resulta imposible escuchar en medio de tantas personas que quieren saludar al Presidente, de tantas personas que quieren estar cerca. Díaz-Canel intenta llegar a todos los lugares, pero no siempre le es posible.

«¿Están al tanto de lo que se está haciendo en el barrio? ¿Les han pedido opinión? ¿Les parece bien cómo se han definido las prioridades?» Son interrogantes que va haciendo una y otra vez el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su recorrido de este viernes por el consejo popular Pocito Palmar, del capitalino municipio de Marianao.

A orillas del río Quibú nace «La Escalera», un barrio que adquirió su nombre por haber surgido justo así: a ambos lados de la angosta escalera que sirve de camino a los más de cien núcleos familiares que desde hace algunos años comenzaron a construir sus viviendas. Dicen que son unos 800 metros de trayecto loma abajo, hasta llegar a la margen del río, y luego el mismo camino en ascenso para el regreso.

El descenso es más fácil, el ascenso no tanto. La tarde de este viernes el Presidente de la República estuvo allí, en la ribera del río, donde unas 27 viviendas tendrán que ser reubicadas hacia otros lugares para evitar que se inunden cuando las aguas suban de nivel.

«¿Entienden por qué tenemos que hacerlo?», preguntó el mandatario a los vecinos, y les explicó luego que el propósito es que no tengan más problemas por las inundaciones. La gente está contenta: la transformación que se vive en «la escalera» —aseguran— es algo sin precedentes.

Díaz-Canel avanza, saluda, se hace fotos, sonríe, escucha... pide permiso para entrar a las viviendas. Los menos tímidos se acercan o lo llaman, quieren explicarle sobre cómo, poco a poco, han mejorado sus casas y el entorno, sobre cómo se ha contado con el barrio para priorizar las acciones de rehabilitación que se acometen en callejuelas y diferentes áreas de la comunidad.

«Vamos a poner más bonita la escalera, para que se siga hablando de ella, pero en bien», les dijo el mandatario y alrededor todos aplaudieron.

Lo más importante no es el recorrido —señaló el Presidente— sino lo que se está haciendo en el barrio, la manera en que hemos logrado hacer cosas juntos. No venimos a intervenir la comunidad —argumentó—, venimos a hacer cosas con ustedes, que sean ustedes quienes propongan y definan las prioridades, y a su vez controlen, para que todo lo que se haga se haga bien, con la calidad requerida.

Es una idea que compartió cada vez que un nuevo grupo de vecinos salía a su encuentro —y fueron muchos. Si ustedes son responsables, insistió, las cosas quedarán bien; necesitamos que las acciones sean sostenibles en el tiempo.

¡Presidente, gracias por estar con nosotros!, gritó alguien entre la multitud y él le respondió: «No me agradezcan, porque los que están haciendo son ustedes; es importante trabajar, cooperar, hacer entre todos».

«Vamos a cambiar el barrio, vamos a mejorarlo y a mantenerlo», instó en varios momentos del recorrido, en el cual estuvo acompañado por los principales dirigentes del Partido y el Gobierno en La Habana; por el titular del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz —cuyo ministerio está encargado de apadrinar este municipio, como parte del Programa Integral de Atención a los Barrios—, así como por autoridades de la comunidad.

Lo que más me emociona es ver el entusiasmo de los vecinos, la manera en que están trabajando, batiendo mezcla, ayudando, confesó Reynaldo Romero, quien por 32 años se ha desempeñado como delegado de la circunscripción. Faltan muchas cosas por hacer todavía —reconoció— y la gente lo sabe, pero lo mejor es que todos estamos haciendo de conjunto.

A las viviendas y calles que se remozan se suman también acciones de rehabilitación en el consultorio del médico y la enfermera de la familia; en la escuela primaria «Manuel Fajardo»; en la bodega; en la carnicería; y en el centro deportivo «Juan Manuel Márquez».

«Felicitaciones a todos por lo que están haciendo y la alegría que le están devolviendo al barrio», expresó el Presidente a los trabajadores que han laborado incansablemente por recuperar las áreas del centro deportivo.

Ahora organicen campeonatos entre las escuelas, entre los barrios, entre las circunscripciones, esas actividades también le dan vida a la comunidad, pidió a quienes le acompañaban.

De participación y control popular, de energías renovadas y mucho optimismo, de acompañar y hacer para el pueblo habló el mandatario a la comunidad. Porque es vital que todos entiendan, que todos participen en este nuevo momento de transformaciones que se vive en los barrios.

Y justamente para seguir desentrañando maneras que nos permitan una mayor participación de todos, el Presidente Díaz-Canel concluyó su visita al municipio de Marianao este viernes en la Iglesia bautista Ebenezer.

Allí lo esperaban directivos y líderes religiosos del Centro Memorial Martin Luther King, quienes compartieron con el mandatario sus experiencias sobre la educación popular y la participación, a partir de lo cual se pueden lograr y consolidar las transformaciones en los barrios.

El provechoso intercambio sentó las bases para otros que se sucederán en días venideros. Se habló de esperanza y solidaridad; de enseñar y participar; de diálogo y sueños; de retos y proyectos en común... para lograr que desde lo individual «no importe solo mi familia, también importen mi barrio y mi país». 

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