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Con el verde olivo de Fidel Cuba se agiganta en el Granma inmenso de los pinos nuevos

La madrugada de este 2 de diciembre jóvenes destacados del país reeditaron el desembarco del yate Granma que hace 65 años trajo hasta nuestras costas a Fidel y los expedicionarios del yate Granma

Autores:

Yuniel Labacena Romero
Santiago Jerez Mustelier

 

EMOCIONA estar aquí y sentir la historia en nuestra piel. Nosotros somos, sin pecar de inmodestos, el sueño realizado de los que arribaron a estas costas para cambiar un país. Esa certeza la compartió este miércoles Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, tras reeditar junto a jóvenes destacados del país el desembarco del yate Granma que hace 65 años trajo hasta nuestras costas a Fidel y los expedicionarios del yate Granma.

Vestidos con uniformes verde olivo, el «que en 1956, cambió el color a estas costas, y para siempre», «el verde olivo de Fidel», anduvieron las nuevas generaciones hasta llegar el monumento Portada de la Libertad para seguir multiplicado el Granma como necesitan estos tiempos, «porque no podemos, nosotros los jóvenes, esperar a mañana».

Allí en el acto político-cultural por la efeméride se escucharon en conmovedores audiovisuales testimonios de los protagonistas de aquella hazaña de 1956. Entonces, la Primera Secretaria de la UJC aseguró que «el Granma hoy, es cuando miles de jóvenes se convierten en asistentes del alma durante una pandemia que parecía infinita. El Granma hoy, es cuando miles de jóvenes estudian, producen, defienden, construyen y aman».

De la proa invicta del Granma y del valor a toda prueba de sus tripulantes nació el Ejército Rebelde, embrión de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias, dijo Álvarez García al recordar que este 2 de diciembre también era la fecha fundación de la institución armada y a la que en nombre del Buró Nacional de la UJC entregó un reconocimiento especial por su consagración en el enfrentamiento a la COVID-19 y ser los primeros en cada nueva tarea que asume el país.

La gala cultural —encabezada por Federico Hernández, primer secretario del Partido en Granma, y Francisco Escribano, Gobernador provincial— regaló una muestra del talento artístico del territorio y, en el cierre, el cantautor Juan Guillermo y el pequeño Lincom Jefferson enternecieron al público con su interpretación de la canción infantil Marinero quiero ser, en tributo a aquellos que entraron y triunfaron.



Testimonios en la puerta de la libertad


Ni el «frío que muerde» ni el sereno le impidieron a Luis Alcides Vázquez González, estudiante de sexto año de Medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas, sumarse como uno de los 82 jóvenes que reeditaron el desembarco de los expedicionarios del yate Granma.

Luchando contra el asma, como el Che, el joven vanguardia integral de la FEU se enfundó su traje verde olivo, su gorra y el nasobuco en el que luce orgullosamente su militancia en la Federación Estudiantil Universitaria. Luis viajó desde el balcón del Oriente para vivir la experiencia de sentir en la piel la historia viva, pero encontró mucho más: «Esto es una inyección de cubanía», dice.

El ensayo fue más difícil porque el mar estaba por encima del nivel y el agua nos llegaba al cuello, cuenta, mientras abre los ojos y comienza a pensar en la travesía ardorosa de Fidel, Raúl, Almeida y sus compañeros de lucha.

«Esta experiencia ha sido una clase profunda de historia, un contacto directo con las esencias de la nación», afirma y luego se toma una foto sonriente y feliz con la réplica del Yate Granma a sus espaldas.

A Lisandra Suárez Cabrera, primera instructora de la UJC en el Minint, en Ciego de Ávila, ser expedicionaria del Granma, 65 años después, ha sido una experiencia inolvidable. La contará con emoción y sentimientos a los militantes de su comité de base.

Para ella fue especial compartir el trayecto con la primera secretaria de la UJC, quien estuvo con tremendo entusiasmo y fue la primera en zarpar con los jóvenes.

Superar el mangle fue lo más difícil para Lisandra. «Todo era oscuro y el lodo estaba hondo, nos guiábamos por la intuición», relata, y a la par destaca que en cada momento el historiador les explicaba las complejidades que tuvieron que afrontar los combatientes al pisar suelo cubano.

Por el camino gritaban ¡Aquí no se rinde nadie!, como expresión del firme propósito de las generaciones actuales de continuar preservando la obra revolucionaria, cuyo alumbramiento definitivo estuvo marcado por las peripecias de un 2 de diciembre, hace 65 años. 

 

 

Las principales autoridades políticas y gubernamentales de la provincia de Granma acudieron también a abrazar a los jóvenes.

Después del triunfo de la Revolución, los jóvenes cubanos han reeditado el desembarco de manera simbólica prácticamente cada 2 de diciembre. En el lugar donde aquellos 82 expedicionarios tocaron tierra, se levantó el monumento Portada de la Libertad; en sus alrededores se celebran acampadas, veladas y otras actividades para esperar esa fecha.

Para más detalles de aquel histórico desembarco, consulte La proeza escrita en una cáscara de nuez.

La jornada anterior, los jóvenes tuvieron la oportunidad de visitar La Demajagua, donde escucharon a César Martín rememorar la historia de este altar sagrado de la Patria, un lugar en el que se respira tradición, amor y rebeldía.

 

(Noticia en construcción)

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